Sakusa Kiyoomi tiene una problemática relación con su colocador Miya Atsumu. Pero en contra de lo que todo el mundo piensa, Sakusa no odia a Miya.
En realidad siente una profunda curiosidad por las razones que lo llevan a actuar como lo hace, y cua...
Lo prometido es deuda. Disfruten!! Si no lo notaron, actualice ayer, así que asegurense de haber leído el anterior ❤
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Atsumu está completamente fascinado con lo que sus ojos ven. Distintas pinturas de distintos artistas se exhiben por las paredes y está seguro de que en la habitación de fondo ha visto esculturas.
Si bien lo suyo no son las manualidades y todo aquello relacionado al arte, es gran fan de admirar el talento de aquellos que sí lo tienen. Lo único que pone en práctica es la fotografía, pero aún así sigue siendo un aficionado.
Y que Sakusa recordara y tomara en cuenta uno de sus gustos que seguramente comentó sin siquiera darse cuenta para planear esta cita lo hace aún más especial.
Durante los primeros minutos de su estancia dentro de la galería ninguno habla, sino que tan solo se desplazan por las primeras pinturas en completo silencio. En la quinta, o tal vez la sexta, Atsumu se encuentra hipnotizado por la forma en que el hombre en ocasiones parece estar cayendo a un vacío, mientras que en otro en realidad parece estar siendo elevado. Es algo extraña, un tanto complicada de describir, pero Atsumu la entiende. Representa esa dualidad en que no sabes si te estas hundiendo o si te estás levantando y la confusión te paraliza.
- Es linda - murmura poco después.
- No la entiendo - replica Sakusa a su lado y al girarse lo encuentra con una mueca confundida -. Y hace que me duela la cabeza.
Atsumu ríe y toma su mano para llevarlo a la que sigue. Esa es mucho más colorida y sencilla. Tan solo parecen un par de niños jugando en algún tipo de campo.
- ¿La entiendes o te la explico? - pregunta con burla y obtiene lo que esperaba. Una expresión fastidiada y una simple amenaza que para este punto ya no surte el mismo efecto.
Atsumu solo vuelve a reír y lo guía nuevamente hasta la que sigue, y luego a la que sigue hasta que terminan por ver cada una de las obras expuestas en esa habitación. Una que otra tienen bajo ellas el nombre de un artista reconocido, pero tal parece que también exhibe de artistas que apenas comienzan. Atsumu se asegura de seguir en instagram a los artistas que lo cautivan con su arte.
- Tal vez Haruno algún día exhiba sus pinturas en un evento como este - comenta sin pensárselo demasiado -. Estoy pensando en regalarle más cosas para que siga dibujando y pintando. Incluso cuando sea más grande podría inscribirlo a clases de arte si es que aun le gusta.
- Es una buena idea. Siempre que estoy con ustedes dibuja al menos tres cosas y algo me dice que eso nunca dejará de gustarle.
- Mi hijo es lindo. E inteligente - menciona con orgullo.
- No estoy seguro de que lo segundo haya venido de ti. Probablemente fue gracias a un accidente afortunado.
- ¡Oye! ¡Yo soy muy inteligente! - se queja, pero pronto se avergüenza porque prácticamente lo ha gritado y las personas alrededor se le han quedado viendo con disgusto.
