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You know I got so nervous, when I see his eyes that shine
Don't you touch me baby 'cause I'm shakin' so much
He gets too close, and a chill runs down my spine
Don't you touch me baby 'cause I'm shakin' so much

Conforme pasaban los días, sentía que había algo diferente con Eddie, me gustaba la idea de descansar sobre su pecho, despertar y escuchar su voz ronca aunque fuera quejándose del entumecimiento en su brazo y también me di cuenta que me gustaba verlo tocar guitarra... Tal vez eran los hipnotizantes movimientos que hacía, rápidos y contundentes; en ocasiones me preguntaba si tocaba suavemente las cuerdas para hacerlas sonar o si lo hacía con mucha fuerza. Tal vez solo me gustaba por la música y un sentimiento de admiración hacia el talento del chico.

Me sorprendí varias veces mirándolo torpemente, a él, su cabello, sus brazos, los tatuajes y cada detalle en su persona. El siempre fue lindo, pero verlo ahora, se sentía algo distinto que con el chico de diecisiete que había dejado atrás, definitivamente había madurado en lo físico, porque mentalmente era el mismo Eddie.

—¿Por qué me miras tanto, Carrie? —Me cuestionó el chico, que se había dado cuenta aún cuando llevaba la vista al frente mientras manejaba.— ¿Te gusto?

—Sí... digo, ¡No! ¡No digas estupideces! —Negué con la cabeza, cuando frunció el ceño, tragué saliva nerviosamente.

Eddie comenzó a reírse y bajó el volumen a la música, entonces Judas Priest quedó en segundo plano.

—Solo estaba... Recordando. —Hice una mueca, en parte era verdad, pero también estaba suspirando internamente por la extraña atracción que estaba sintiendo hacia él.

—Cuéntame —Detuvo la camioneta frente a la cantera Sattler y fijó toda su atención en mi

—Acabo de darme cuenta de que tienes veinte años, o sea, ya lo sabía y soy consciente, pero... No lo sé, ¡Mírate!

—En primera: Auch, eso me hace sentir viejo —Fue enumerando sus puntos con los dedos— En segunda: Pareces una señora; en tercera: Tienes razón, el tiempo es una mierda ¿No?

—Lo es. —Me recargué en la cabecera del asiento, observando como volvía a poner sus manos en el volante, lo apretaba o simplemente lo golpeteaba al ritmo de la canción que sonaba por lo bajo.

Se formó un silencio raro que Eddie decidió romper.

—Siento que vas a robarme mis anillos con los ojos —Comentó, sacó uno de sus anillos para tomar mi mano y ponermelo.

Si tan solo supiera que ni siquiera estaba observando sus anillos...

Por supuesto que el aro con diseño de una cruz con cuatro cráneos, me quedaba enorme, se deslizaba de mi dedo en cuanto la gravedad hacía su trabajo y se sentía pesado. El chico se divertía mientras hacía que me probara los otros.

—Tienes los dedos más delgados que los míos —Puso su palma frente a mi— Déjame ver

Rápidamente entendí que quería medir nuestras manos y la disparidad era clara. Aunque tampoco me importó mucho porque yo estaba más ocupada sintiéndome bastante tímida ante el tacto, incluso sabiendo que años antes solíamos ir de la mano a todos lados.

—¿Siempre fue así, no? —Una pequeña sonrisa se formó en mis labios— Recuerdo que siempre fuiste más alto que yo y mis compañeros de clase, era estar con un chico más grande y nadie me molestaba porque-

Satanic Panic    «Eddie Munson»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora