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“I know I'll never leave you
I never gonna leave you anymore
I said no more”

Me abrí paso con dificultad entre el montón de Demobats usando el spray como un lanzallamas, mientras unos se quemaron, otros se alejaban del fuego emitiendo esos malditos chillidos que se habían vuelto el sonido que más odiaba en este mundo y en el otro. El ardiente calor del fuego era lo único les hacía dudar atacarme y se quedaban sobrevolando a una distancia considerable.

En medio de todo, Munson estaba retenido en el suelo y yo palidecí cuando comenzó a gritar del dolor a causa de las mordidas.

—¡Eddie! —Sin pensarlo dejé el spray y el encendedor en el suelo para tomar mi hacha y partir a una de las criaturas que inmovilizaba su mano, pero pronto, también me convertí en un objetivo fácil.
A duras penas pude cortar la cola del demobat que estaba asfixiando al castaño, debido a que cosas se convirtieron en algo parecido a estar bajo una dolorosa y punzante tormenta de murciélagos letales.

Hay algo interesante acerca de los seres vivos, una respuesta del cuerpo llamada "Reacción de lucha o huida" en presencia de un peligro y la necesidad de supervivencia, hace que el sistema trabaje para incrementar la fuerza y velocidad y, así, lograr el intento de escapar o hacer frente a una amenaza. Eso era lo me estaba pasando, no podía huir, tenía que luchar por mi vida y la de Eddie. Entonces, resistiendo a las mordidas y los jalones logré librar la otra mano del chico que aún se cuidaba de los otros demobats.

—¡Mierda! —Exclamé cuando una criatura me tiró, haciéndome caer de espaldas. Lo único que podía ver eran a esas malditas cosas batiendo sus alas arriba de nosotros.

Antes de levantarme, sentí como algo se enrollaba en mi cuello, obstruyendo mis vías aéreas; con desesperación intenté librarme pero sentí que todo estaba perdido cuando venían más murciélagos hacia mí. Cerré los ojos con fuerza, esperando el impacto, aun tratando de no morir asfixiada, pero jamás llegó, en cambio, se escucharon impactos contra algo de metal y al mirar, Eddie estaba frente a mí, protegiendonos con el escudo de tapa de basura.

De todas formas, aún estaba siendo estrangulada y seguía luchando inútilmente. El chico no podía ayudarme, pues estaba evitando que más Demobats llegaran a mí. 

—¡Carrie, el encendedor!  —Me dijo cuando volteó fugazmente a verme— ¡Intenta quemarlo!

Busque a tientas el encendedor en el suelo, cuando logré divisarlo, me estiré hacia él para tomarlo, las yemas de mis dedos apenas lo tocaban y tuve que intentar acercarlo a mí mientras la falta de aire se hacía cada vez peor, necesitaba respirar. La angustia me hizo lidiar con el encendedor, comenzaba a ver borroso cuando logré tomarlo, lo acerqué a mi cuello y lo prendí, quemando la cola de la criatura y accidentalmente un poco mi cuello, sin embargo funcionó. Tomé una bocanada de aire cuando por fin sentí libre la tráquea y las arterias.

Eddie volvió a mirarme rápidamente y suspiró con alivio.

—¿¡Qué demonios estás haciendo aquí, Dawn!?

—¡Encargándome de que no mueras mientras te haces el héroe! —Contesté con molestia, pasando la mano por mi cuello— ¡Así que, de nada!

—¡Gracias!

—¡También te amo! —Añadí con el mismo tono, él sonrió ampliamente.

—¡Me alegra escucharlo pero, por favor, ayúdame! ¿Tienes la lata de spray contigo?

Asentí agarrando la lata que se encontraba en el piso, me levanté para ponerme de espaldas contra Munson y volver a improvisar el lanza llamas

—¿Cuánto va a durar esa cosa? —Preguntó golpeando a las criaturas con el escudo

—No lo sé, creo que está a la mitad —Contesté intentando ignorar el dolor que sentía en el cuerpo y supe que Eddie también estaba en una situación peor con solo escuchar sus gruñidos y la respiración irregular.

Ambos dábamos vueltas aún de espaldas, simultáneamente, comencé a seguir cierta rutina de apagar el fuego, dejar que los demobats se acercaran y luego quemarlos, pero no podíamos continuar así cuando el cansancio se apoderaba de nosotros.

Comenzaba a pensar que en realidad moriríamos juntos, como comida de murciélago.

—¿Puedes correr? —El castaño habló luego de un rato

—Si corremos solo vamos a gastar energía, nos van a alcanzar.

—¿Nos? Te estoy preguntando a ti si puedes correr, no tienen porqué alcanzarte.

Fruncí el ceño profundamente cuando entendí su punto

—¡Ni lo sueñes! ¡No voy a irme de aquí sin ti!

—Carrie-

—No. —Interrumpí— No regresé para eso.

—¡Vamos a morir aquí!

—¡Pues que así sea porque no te voy a abandonar!

—¡Eres tan terca!

—¡Tú eres el terco!

Agité la lata antes de volver a presionar la boquilla, para mi sorpresa, apenas salió un pequeño brote del líquido

—Eddie, tengo malas noticias... —Relamí mis labios, guardando el encendedor y reemplazando la lata por mi hacha.

—Mierda, mierda —Murmuró— Supongo que esta es la despedida ¿No?

Las llamaradas eran lo que más nos estaba ayudando en esos momentos, sin ellas, los demobats eran más valientes para atacar y aún habían decenas de ellos. Por no mencionar que nuestras lesiones y el desgaste físico nos bajaban aún más las esperanzas.

—Supongo que sí —Respondí con la vista nublada y un nudo en la garganta— Pero sigamos dándoles pelea, no quiero ser una cena fácil.

—No creo poder darles mucha más pelea —Lo escuché soltar una risa amarga.

De repente, como si nuestra suerte hubiera cambiado de golpe, los demobats dejaron de revolotear y en cambio, cayeron todos al piso al mismo tiempo.

—¿Están... Muertos? —Di unos pasos al frente para ver a las criaturas más de cerca.

Munson picó cautelosamente a uno de los demobats, exhaló con alivio al ver que no hubo ninguna reacción.
Me resigné a mirarlo con una amplia sonrisa, aunque quería abrazarlo.

—¿Estabas llorando? —Cuestionó algo burlón, limpiando las lágrimas que solté momentos atrás.

—Creí que íbamos a morir —Repliqué

—¡Eddie! ¡Carrie! —Dustin gritó venía hacia nosotros cojeando y al reunirnos con él, nos envolvió con tanta fuerza que me dolió hasta el alma.

—Ugh, espera, espera, duele —El castaño se alejó haciendo una mueca

—Lo siento. —Dustin observó a las criaturas— ¿Ustedes hicieron eso?

—No, no sé qué hizo que murieran de golpe, pero tenemos que irnos cuanto antes. —Hablé mirando la camisa rota y con sangre de Eddie— No quiero que muera desangrado.

Eddie, Dustin y yo nos dirigimos de regreso al tráiler, ayudándonos entre los tres. Noté que estaba temblando después del estrés de la pelea, los chicos estaban muy callados, ahogando su propio sufrimiento físico.
Justo cuando pensamos que ya nada podía salir mal, comenzó a temblar violentamente y a su vez, del tráiler comenzó a expandirse la grieta que brillaba en tonos rojizos al centro.

—Eso no puede ser bueno —Munson tragó saliva

—Mierda, Max... —El menor se llevó las manos a la cabeza, abrí los ojos como platos de solo pensar en que la chica quizás había muerto.




















Nota de autora: Pido disculpas por actualizar tarde y posiblemente con capítulos medios culerones, he estado ocupada y de repente me dan bloqueos.

La verdad es que sí estuve a punto de matar a Eddie pero mi mejor amigo me dijo hace unas semanas que no lo hiciera y por los comentarios decidí que no quería hacerles más daño. En fin, las/les/los amo, byeee.

Satanic Panic    «Eddie Munson»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora