Vidas separadas, mundos completamente diferentes; todo fue mezclado de un momento a otro.
Una responsabilidad que pasó a ser un indebido sentimiento.
Sentimientos sacrificados y voluntades plasmadas. Bell Cranel, un chico de 14 años, desecha toda s...
Eran raros escenarios donde a la persona se le presentaban sucesos de un futuro cercano o lejano a forma de visiones proféticas.
Algo a resaltar, era su absolutismo.
Cuando una profecía se dictaminaba o presentaba, los caminos del destino eran imposibles de arreglar.
Era inevitable.
Las llamas de las antorchas crepitaron ominosamente, soltando chispas que se desvanecieron en el aire.
-- La derrota del <Dragón Negro>.
La voz ominosa del dios resonó por la <Cámara de Oraciones>, habiendo abierto sus párpados y mostrando el claro azul cielo de sus ojos impregnados por la sabiduría.
Uranos, un dios griego primordial cuyo uno de sus dominios eran las profecías.
La visión que había visto le presentaba especialmente a 2 personas, las cuales eran las piezas claves para la subyugación de la pesadilla negra.
-- Fels.
El futuro se acercaba, así que sin perder tiempo nombró a su mano derecha.
-- ¿Si, Uranos?
Sentado sobre su trono, Uranos observó desde la altura hacia una de las esquinas de la habitación. Una silueta cubierta por un manto negro azabache emergió de las sombras.
-- Convoca una asamblea divina. Una nueva profecía ha llegado.
-- Entendido.... Sobre la profecía, ¿de qué trata esta vez?.
-- La subyugación del <Dragón Negro>.
-- ¡....!
No hubo palabra alguna como respuesta, simplemente un silencio.
Pesada, de alguna manera, la atmósfera había plasmado esa sensación.
-- ¡Haré que sea mañana mismo!
La voz, dé un tono que no daba a conocer su género, exclamó en completa exaltación. Fels había dado vuelta sobre sus talones y desaparecido entre las sombras.
