Capítulo 22: Enamórate como si fueras a dormir.

1.5K 183 89
                                    


Vengo saliendo de la chamba culos. Puta madre, esta semana hice 30 hrs extras. En efecto, nací por mi madre, moriré por la chamba.

Bueno, dejando de lado mi explotación laboral, vengo aquí con este capítulo, el cual fue recién entregado a mis manos por parte del editor, que sufre de amor.

Pobre editor, todo chiquito, todo pendejo.

Alcen las manos y envíen su ki para apoyarlo. Para que esa desgraciada termine embarazada y siendo madre soltera. Amén.

En fin, dejando esas cosas de lado, espero les guste el inicio de este nuevo arco, uno totalmente de mi autoría. Ya veremos si me sale o no me sale crear sucesos en una historia ya hecha xd

Posdata: No lo mencioné, pero el capítulo antes de este fue de casi 14 mil palabras, y ahora este de casi 10 mil...

Posdata: No lo mencioné, pero el capítulo antes de este fue de casi 14 mil palabras, y ahora este de casi 10 mil

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mis ojos son tan comunes, tan normales...

Pero te juro que te miraban como si fueras tú la octava maravilla, como quien mira a su paisaje favorito.

Y con la misma paz de quien encuentra luz después de tanta oscuridad y calma después de la tormenta.

- Riveria Ljos Alf.

X X X

.

.

.

Desperté en medio de un campo extenso. El trigo se extendía a lo largo de todo el lugar, exudando un brillo dorado bajo los rayos del atardecer.

Un círculo fue tallado, dejando debajo una suave base de paja.

No pude preguntarme dónde estaba. El lugar me resultó extrañamente familiar, pero no fue esa la cuestión.

Miré a mi costado.

Allí, como si fuese un hecho natural, estaba una mujer no mayor a sus 25 años. Sus ojos estaban cerrados, y su cabello blanco caía sobre su espalda como una cascada, danzando por la ligera ventisca que sacudía al campo de trigo.

La observé atentamente, sin aliento.

Ella entonaba una melodía. Su voz contenida sonaba como el cantar de las aves por las mañanas, atrapándome sin esfuerzo.

La melodía sonaba familiar y nostálgica. Tenía el presentimiento de haberla escuchado al menos una vez en mi vida, aunque no recordaba de quién exactamente.

La mujer era hermosa. Tenía una belleza frágil que irradiaba gentileza, y su presencia desprendía una aura tranquilizante, tanto así que me dieron ganas de tomar una siesta y disfrutar de la familiar melodía que entonaba.

Danmachi: Destinados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora