𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟑 - 𝐒𝐞𝐜𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨

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¿Qué harías si tuvieras los recursos necesarios para estar con la mujer que más deseas en este mundo a tu alcance y que sólo necesitas de un simple empujón de valentía para cuidarla y estar con ella para toda tu vida?

Bueno..., eso es lo que estoy dispuesto a hacer o al menos lo que haré para tenerla a mi lado cueste lo que cueste.

Era el 27 de de Abril del 2026, caminaba cerca de la casa de Lydia, la calle estaba completamente desolada, no ví a ninguna persona, por lo que me escondí detrás de una casa a lo lejos hasta que la ví salir de su hogar, ella es tan.... preciosa, estoy paralizado ante su belleza esplendorosa, no puedo quitarle la mirada de encima. Son las 23:30 hrs. de la noche, ella empieza a caminar hacia la fiesta que realizó Sheril, su amiga envidiosa..., no entraré más en detalles sobre esa horrible amistad que odio.

Estoy listo para llevármela lejos y ser felices juntos, voy caminando a paso lento trás de ella a cinco metros de distancia para que no me vea tan sospechoso. Sigo en camino, ya son las 23:40 hrs. me coloco más ansioso mientras observo cada vez con más frecuencia mi reloj, me estoy acercando más a ella quedando a solo dos metros de Lydia.

Con cada paso que doy, puedo sentir su delicioso aroma que esplende ella. 23:46 hrs. falta poco para que Lydia llegue a esa fiesta hasta que me acerco más a ella quedando a centímetros tras de su espalda, la tomo de la cintura y con mi otra mano asujeto su boca junto a su nariz con un paño húmedo para que lo inhale y cuando ella lo aspira totalmente, se desmaya, dejando su cuerpo totalmente paralizado ante mí.

Nunca le haría daño, por ello preferí desmayarla para poder llevármela tranquilamente y no forzándola a la fuerza amenazándola con un cuchillo o un arma de fuego por ejemplo, yo no le haría eso..., no a ella..., no a mi princesa...

La cargo en mi hombro su cuerpo inmovilizado, llego hasta mi auto sin ser visto por alguna persona de la ciudad, la acuesto en los asientos de atrás mientras yo enciendo el vehículo conduciéndolo a mi destino, una cabaña que tengo de hace mucho tiempo, más bien es un lugar que me dieron por herencia y que gracias ahora es cuando más lo necesitaré para apartarme de la gente que nos rodean por un tiempo hasta que la situación se tranquilice con la relación que tendré junto a Lydia de apartir de hoy. Sé que ella querrá escapar, por lo que estando en la cabaña, nadie la podrá oír salvo yo, por lo que tendré que hacer que entre en razón para que vea que soy el único quién la amará como se lo merece y nadie podrá detenerme.

Al llegar a la cabaña, estaciono el auto en mi garage y una vez al abrir la puerta trasera del auto, saco cuidadosamente a Lydia y la cargo en mis brazos como una pareja de recién casados, con solo pensarlo me hace bastante feliz al tenerla en mis brazos.

Después de bajar las escaleras del sótano, la acuesto en la cama, amarro sus brazos y piernas para que no pueda hacer algo estúpido que me haga molestar, por lo que prefiero ser precavido en esta situación que se me presenta, no quisiera que en un arranque yo la golpee o la lastime de alguna forma en caso de que quisiera atacarme y escapar de aquí.

Le coloco una venda en sus ojos y una vez que está amarrada completamente, le pongo una cobija para taparla y que no pase frío durante la noche, de todas maneras me quedaré acá en caso de que despierte en cualquier momento, aún que sé que el efecto durará hasta el día siguiente, pero de todas formas no quisiera que despertara y que yo no estuviese junto a ella, eso me haría un mal novio para ella, Lydia no se merece que nadie la trate mal, ni mucho menos yo que soy quién estaré junto a ella por el resto de su vida. Así que me sentaré en el sillón que tengo frente a la cama dónde se encuentra ella acostada y cerraré la puerta del sótano de todas maneras como en caso de emergencia.

-Dulces sueños Lydia... -Susurra Liam una vez que éste se acomoda en el sillón para dormir.

¿Confiarías en mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora