Capitulo 1

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Omnisciente.

Tres niños llenaban de ruido el hogar de la familia Jáuregui Cabello, uno de siete años, otra de cuatro años, y uno que había nacido hace siete meses, que ahora lloraba porque su madre le había quitado el pecho para intentar que comiera su fruta molida.

Desde fuera eran la familia moderna perfecta, dos mujeres exitosas en sus profesiones que se habían casado a los veinticinco años, formando una familia en un país rumbo a la igualdad en todos los sentidos.

Dos mujeres que habían construido un hogar, esta familia sabiendo que sería para siempre, con sueños desde su primer beso, sueños que se volvieron en metas, junto con objetivos que se fueron cumpliendo a medida que el tiempo pasaba en sus vidas. Ahora teniendo treinta y tres, y treinta y cuatros años, las metas se habían ido apaciguando llevando sus vidas a una confusión, pero sobre todo a un vacío que no sabían enfrentar a pesar de tenerlo todo delante de sus ojos.

¿Por que sucedía eso?

¿Por que de repente el amor se disipaba en las personas?

¿Era solo una crisis o algo más?

Se preguntaba más una que otra, quizás porque su mente siempre sobre pensaba mas las cosas que el resto, costándole a veces sentirse concentrada en lo que hacía en su día a día.

-Hola mis amores.- beso la frente de su hijo quien arrugaba su nariz mirando la tarea de Matemáticas delante de sus ojos.

Max, era un niño demasiado hiperactivo, pero al mismo tiempo demasiado perfeccionista, lo conocía a la perfección sabía que su hijo era algo competidor consigo mismo, por ende no entender algo le frustraba y más aún cuando su mamá le había explicado 2 veces la tarea.

-Hola mami.- murmuró el chico aún serio, moviendo su lápiz de un lado a otro.

Analizó el ejercicio, por un segundo para mirar a su hijo antes de seguir con los saludos en ese hogar.

-¿Cuánto es cinco por siete?.- pregunto Suavemente a su hijo, quien de inmediato comenzó a sacar la cuenta.

-Treinta y cinco.- murmuró.

-Ahora a eso súmale seis y te dará el resultado mi amor.- beso de nuevo su frente.

Viendo cómo su hijo lo hacía, alzando los brazos de modo triunfante para seguir saludando ahora a su niña, Lucy era su nombre, la vio dejando de comer su yogurt para abrazar a su madre aferrándose a su cuello.

-Te extrañe mami.- murmuro.

-Yo a ti mi amor, mucho mucho.- susurró. -Pero te dije que volvería en tres días y así fue.-

La niña asintió, sintiendo el beso sonoro de su madre en la mejilla para dejarla otra vez abajo, caminando donde su esposa, quien tranquilizaba a Ethan el menor y el bebé más hermoso del mundo.

Bastante bien alimentado pero con unos ojos de color verde y cabello castaño que lo hacían ser la mezcla perfecta de sus madres, era bello.

Beso su cabeza, provocando el puchero, para que ella lo tomara, rescatando a su esposa de ese pequeño escándalo para besar los labios de esta cortamente.

¿La había extrañado? Demasiado, como a toda su familia los días que estuvo lejos por su trabajo, pero en el fondo sabía que extrañar a su mejor lo hacía incluso estando en casa.

-Que Bueno que llegaste, estaba algo agotada.- le dijo la mujer poniéndose de pie.

-Supongo que Vick te ayudó con todo.- dijo mirando con una sonrisa a la mujer que trabajaba en su hogar, estaba en la cocina lo más probable preparando la cena.

En la cornisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora