Omnisciente.
La verdad se destapó un miércoles, el jueves Lauren le pidió el divorcio, el viernes intentaban hacer su vida con algo más de normalidad que los dos días anteriores, eso es entre comilla porque ambas sabían que nada iba a poder volver a ser normal entre ellas, simplemente Lauren hacía como si Camila no existía, o si hablaban en esos días era netamente por cosas de sus hijos.
Pero a pesar de eso, de no comunicarse, las dos sabían que podían tomar las cosas y separarse al instante, no si debían hablar con sus hijos, solucionar un montón de cosas antes de poder enfrentar la situación con ellos, en especial Lauren quien era la que más necesidad tenía de apurar las cosas para darle un corte, porque su mente no dejaba de pensar en cada detalle, cada situación y las cientos de probabilidades que habían en esa historia.
Era terrible no poder controlar su mente, y sobre todo no dejar de pensar, el pensamiento obsesivo siempre la había acompañado, más cuando pasaba un evento importante en su vida, podia someterse en él incluso cuando no se daba cuenta y en estos momentos era así, con todo lo que estaba sucediendo con la morena, solo iba descubriendo cada detalle, cada acción de Camila llegando a sus propias conclusiones.
Intentaba ligar más fotos con los días, los momentos y también hilando fino, costándole concentrarse en su trabajo, porque más del tiempo estaba tramitando algún escrito al tribunal y su mente viajaba, así pasó el viernes completo, incluso cuando pasó a buscar a los niños al colegio.
El fin de semana, agradeció que fueran a la casa de Sofía porque estaba de cumpleaños y el domingo estuvieron con sus padres, y aunque su papá intentó tocar el tema con ella, simplemente se lo negó, diciéndole que no era nada pero que igual iba a hablar con él la mañana siguiente, necesitaba solucionar el tema de su psiquiatra y aunque quisiera el tema con la morena seguía estando siempre presente.
-Mami.- Max entraba a su oficina el domingo por la noche, estaba revisando unos correos del abogado de la contraparte que le había mandado durante el día.
-¿Que pasa cariño?.- se puso de pie, caminando donde él.
Tenía su pijama puesto, y traía su peluche en su mano, sus ojos medios adormilados.
Recién se percató de la hora que era, las doce cuarenta.
-Yo tuve pesadillas.- le comentó sintiendo los ojos tristes. -Pero no estabas en la pieza de mamá y me asuste más.-
-Estaba leyendo unos correos... ¿Y mamá?.-
-Estaba durmiendo, y no quise despertarla, entonces recordé que antes trabajabas hasta tarde.- le dice.
Lauren apretó los ojos, sabiendo que en esos momentos no estaba trabajando, sino jugando, y Camila dormía sola hasta que ella se acordaba que su esposa existía yendo acostarse con ella.
-Si mi amor.- Lauren beso su frente. -¿Que pesadilla tuviste?.-
-Que tú te ibas y dejabas a mamá sola con nosotros y muchos monstruos.- sus ojos se llenaron de lágrimas.
¿Su hijo la estaba manipulando? No lo creía, ellos no sabían nada de lo que estaba sucediendo.
-Entonces cuando vi que no estabas en la pieza...- hizo un puchero que a Lauren le dolió en su corazón. -Pensé que era verdad mami.
-No es así cariño, estoy aquí contigo, con ustedes y nunca dejaría que los monstruos que no existen se acercaran a ustedesx.- aseguro acariciando su mejilla. -¿Vamos donde mamá?.- le propuso.
El Niño asintió, sin bajarse de los brazos de su madre, Lauren pasó antes por la cocina sacando una coca cola sin azúcar, para darle un sorbo a su hijo prometiéndole que era un secreto de los dos, para subir a la habitación.
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En la cornisa.
Hayran KurguLa vuelta del pasado, un momento difícil, el amor no es el mismo cuando los años pasan. Tomar decisiones a veces no es simple, no cuando el corazón está dividido, no cuando una parte de ti dice que si y la otra se niega. Pero todo se complica aún...