Nacido del vacío

Frenético

No sentía sed ni hambre, no tenía la necesidad de poseer algo, tampoco extrañaba a nadie  y seguramente nadie me extrañaba a mí. Todo lo que tenía era rabia, todo mi cuerpo estaba por estallar. Era un animal moribundo que luego de haber sido envenenado gruñe y muerde todo lo que se acerca. La sangre no corría por mis venas, en su lugar tenía fuego en mi interior. Podría jurar que mi piel olía a carne de cerdo quemada y  que podía ver al tiempo pasar a través de mí dejando cicatrices y moretones; la locura era probablemente otra de las consecuencias de estar enfermo de ira, pero no estaba dispuesto a sufrirla y tuve que aceptar que la única manera de terminar aquel tormento era quitarme la vida. Y de entre tantas opciones que tenía disponibles la única que pude ver con claridad fue la de encender la chimenea y lanzarme al fuego; terminaría la historia con una rima. Así que eso hice. Me puse de pie, caminé hacia la chimenea y comencé a chasquear los dedos hasta que una llama salió de ellos. Grité con una energía abrasadora "¡Fuego!", y salté en él.

Sé lo que se siente querer morir y sé como describirlo porque he atentado contra mi propia vida. Estuve más allá del impulso y alcancé a ver la tierra de los condenados ardiendo en llamas. Cuando quieres morir no lo piensas, solo saltas al fuego. Yo lo hice y el fuego asombrado por mi pasión saltó de vuelta a mí. Ardimos con fervor, como si solo importara la violencia; y al terminar solo quedó el hedor de la culpa y algo de humo. Recordé aquel último cigarrillo que fumé hace años y lo que significó. Inmediatamente imágenes de momentos que dije que nunca olvidaría llegaron a mi mente. El fuego no acabó con mi vida y eso por supuesto aumentó mi enojo, pero me había dado por vencido y la casa que habitaba se convirtió en un infierno. Dejé de contar los días y comencé a escribir poemas en un viejo cuaderno que encontré en uno de los cuartos. Dejé atrás todo rastro de lo que una vez fui, lo oculté en un maletín que espero nunca volver a abrir y comencé terapia conmigo mismo.