Bonanza

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Compartimos unos minutos en una cama, ella no podía mirarme fijamente, el miedo había sido sembrado dentro de su mente hacía años y como una semilla había germinado y crecido hasta ahora. Acaricié su cabello de enredadera con mi mano y esta quedo atrapada, el cabello subió a través de mi brazo y lo envolvió por completo, un parpadeo y todo mi cuerpo ya había sido cubierto. Fue algo íntimo. Más que un beso. Hablamos durante horas sobre cosas de las que no pensé que fuese posible hablar y nos reímos de lo absurdo de todo lo que estaba sucediendo.

Nacido del vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora