La Bratva #2 libro. [+21]

Capitulo 12. Alejate.

Escuchen la canción junto con el capítulo y luego agradézcanme ;).

Elena:

Hoy teníamos una cena de negocios y andaba apurada por terminar mi maquillaje.Tenía un vestido rojo largo con la espalda descubierta y detalles dorados en el escote me hacían sentir sexi, pero no como deseaba.

Ahora era más quisquillosa sobre lo que llevaba que antes aunque algunas veces cuando estaba en casa me encanta llevar mi ropa "rara"

–Elena por favor baja ya que es tarde–escuché Alejandro gritarme desesperado.

Terminé con el maquillaje y me calce lo más rápido que pude para abrir la puerta de la habitación.

Le eche un vistazo a la habitación de Amelia y la vi cenando con Miriam y gloria, sin hacer mucho ruido cerré la puerta y baje las escaleras.

–Ya estoy aquí.

Alejandro suspiró mirándome con las muletas que llevaba.

Aun no podía poner la pierna en tierra y eso me alegro.

Sufre.

Nos subimos detrás de la camioneta y el dio orden de acelerar.

–¿Por que estás tan desesperado?.

–La reunión era a las 7 y son las 8.

–Créeme que todos llegarán a las 8–todos sabían que en una actividad extracurricular nadie llegaría temprano.

–Aún así–se quejó.

Hicimos todo el camino en silencio hasta que llegamos al hotel Diamond. Este hotel era uno de los más grande de la ciudad y más ostentoso.

Rodeé el carro y caminé despacio esperando que Alejandro avanzara con las muletas.

Una vez dentro uno de los seguridad del lugar nos preguntó el nombre y nos ayudo a encontrar el lugar.

Cuando al fin llegamos ya estaban todos.

Bueno me equivoqué pero no es para tanto.¿Que iba a saber yo que todos estarían temprano aquí?

–Buenas noches–saludó Alejandro haciendo levantar más de una ceja en la mesa.

Suponía que era por las muletas pero nadie dijo nada.

Levanté mi vista hasta Ronan y no pude evitar suspirar al verlo con su traje negro; pero
ese suspiro se queda atrabancado cuando Alejandra lo tomo de la mano.

Respira Elena.

Todos estaban vestidos muy formales y me sentí rara al tener la espalda desnuda.

–Buenas noches–saludaron de vuelta algunos.

Nos sentamos en la mesa y pedimos algunas bebidas para entrar en ambiente.

En nuestra mesa había personas de nuestro grupo como de otros clanes.

No pude evitar levantar un lado de la boca con desagrado cuando vi a la pareja de las vegas.

Me acuerdo que la esposa me tachó de niña y su esposo también me ofendió, aunque al final tuvo que darme su auto que por cierto no tenía ni idea donde estaba. Cuando me fui dejé todo y no volví atrás.

–Señora Elena me da gusto en verdad–dijo la mujer.

–No puedo decir lo mismo–enderece mi espalda y me gire hasta Alejandro que estaba tecleando en el celular.

Suspiré hastiada sintiéndome en una cárcel.

La mesa era enorme y para mi mala suerte no toque con ninguna de las chicas.