Capitulo 35. Papi

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Ronan:

Frío, mucho frío; Mi cuerpo tiembla y solo puedo sentir su mano presionando mi cabeza en la cama mientras entra y sale de mi.

Ya no hablo, ya no peleo. Dejó que todo siga su curso, se que algún día esto acabará, se que seré libre.

–No eres más que una basura, una niña que haré hombre.

Su voz acaricia mi odio y tengo ganas de vomitar. Cuando al fin sale de mi me voltea para pegar sus labios a los míos.

–Marica, eso es lo siempre serás.

Tiemblo como una hoja mientras lágrimas inunda mis mejillas.

Asco, eso es lo que siento por mi.

Me había prometido no besar a nadie. Me había prometido nunca establecerme con nada ni nadie jamás....

–¿Ronan?–alguien me mueve pero no puedo abrir los ojos–Ronan esta bien, todo está bien; Estoy contigo.

Se que es Elena; La cama de hunde y se acuesta a mi lado. Me atrae hasta ella para besarme la frente y las mejillas y siento mi pecho hincharse.

Estoy en casa, ella es mi hogar.

Decido abrir los ojos al fin y sus zafiros azules me reciben con tristeza.

–Hola–susurra.

–Hola.

–La cena esta lista, me preocupe por ti y tuve razón.

–No es tu responsabilidad, las pesadillas pasarán en algún momento.

–Ha pasado un mes y aún sigues con ellas, necesitas tratamiento...

–Todo lo que necesito está aquí conmigo–la tomo de la cintura y la uno más a mi–quiero que te sientes en otro mundo y no en el que nos comunicamos.

–¿Quieres follar?.

–Quiero amarte esta noche–le beso el cuello y su olor exquisito me atrapa inmediatamente–quiero sentirte en cuerpo y alma y no despegarme de ti.

–Pero la cena...

–Tengo un bufete delante de mi; Así que me doy por complacido.

–Estás muy romántico hoy–sus labios van hasta mi cuello y deposita un beso ahí.

Tomo sus nalgas con ambas manos y la obligó a subirse encima de mi.

–Te deseo.

–Aún estoy enojada contigo, nada es tan fácil.

Sigue parloteando sin parar mientras le saco la pequeña bata de dormir por la cabeza.

–Estoy hablando contig...o–me entro uno de sus pechos a la boca y lo disfruto con ganas–Amelia esta despierta.

–Alguien la está cuidando.

–¿Como sabes eso si apenas estás despertando?.

–Se que no la dejarías sola.

–touché.

–Deja de hablar y déjame metértelo.

–Adiós romancé, bienvenido sexo salva..

La calle con un beso que pronto se volvió desesperado.

Sabía muy bien que ella aún seguía enojada conmigo; Ella aún estaba en duelo y me quemaba verla triste todo el rato pero si me preguntaran si haría todo igual sin cambiar el final, lo repetiría sin dudar; Todo por saber que ella estará bien.

La Bratva #2 libro. [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora