diecisieteavo

23 0 0
                                    

La voz la condujo a una puerta que decía "prohibido el acceso" pensaba entrar sin importar que pero al abrir la puerta algo la frenó.

*****
Leonardo fue tras la rubia que no recordaba su nombre y la encontró en el pasillo llevándose muchos papeles. Sé veía a leguas que ella esta demasiado ocupada como para atenderlo.

--Hola ¿ayudo con los papeles? --dijo con un voz que no temía mostrar sus intensiones.

--Estoy ocupada --dijo con una sonrisa tonta y mirada juguetona que Leonardo sabía interpretar bien como: "no importa lo que estoy haciendo, solo comienza".

Leonardo tomó los papeles y los llevó al salón de archivos colocándolos en una mesa.

--Ya estás libre --le susurró com voz ronca y colocando sus manos por su cintura.

--Tengo que... organizarlos --dijo escapándosele un gemido cuando sintió que le besaba el cuello.

--Después.

La besó devoradoramente que ocasionó que ella colocará sus piernas al rededor de su cintura y él la apoyó en la mesa logrando que ella sintiera su ya creciente erección. Por desgracia la puerta se abrió por ende su mente suplicaba que no fue la general o cualquier persona de rango mayor que él, pero no era así.

*****
--Disculpen por interrumpir, eso si, un motel es mejor --dijo Emely al ver a Leonardo comiéndose a la tipa en la mesa.

Cerró la puerta, sabía que los tortolitos necesitaban privacidad.

No podía creer que acaban de hablar y ya se estaba follando una. La verdad ella no conocía esa faceta de él pues él era muy reservado em su harén y secciones anti-estrés; ahora entendía muchas más cosas. ¿Cómo un joven podría resistir esta vida tan fuerte en el ejército, con su familia destruida con su único familiar vivo lo odiaba a muerte...? Ya sabía la recuerda: SEXO POR MONTONES.

--Emely --escuchó que la llamaban y la vida la odiaba porque era Leonardo con el aspecto más arreglado que antes-- no es lo que piensas.

--creo que sí es lo que pienso y tranquilo, hasta a mi me urge aveces tener sexo --suspira-- no he tenido nada en más se diez años, tal vez debería relajarme como tú y buscarme un agarre --dijo con la risa nerviosa típica de sus mentiras (aunque lo del tiempo era real O.O).

Antes de que dijera algo más se alejó. No tenía ya energía para enfrentarlo, además de que sentía un gran nudo en su pecho con unas ganas fuertes de llorar. Su mente no podía borrar ese suceso normal, algo que cualquiera se esperaría de un joven de su edad, alegando el hecho de que no le importaba.

No lo pudo resistir y comenzó a correr a donde sea que este segura para llorar sin militares de nervios de acero que parece que les sacaron los lagrimales a todos, y cuando lo hizo Leonardo decidió seguirla, sabía que algo malo debió sucederle. Alcanzandola la sostuvo de las manos obligándola a detenerse y a verlo a la cara.

--Dime que te sucede --exigió.

--No lo sé ¿de acuerdo? Quiero llorar, no quiero estar aquí-- dijo tratando de sonreír y disimular que estaba llorando.

--Es típico de ti, no sonrías-- musitó con dulzura y... D: ... ¿la besó? Si la besó ^_^ ya era hora.

Ella lo acercó más y luego la razón les volvió a los dos :( haciéndose un silencio incómodo.

--Volvamos a casa, Reino se va comer la cama si lo dejamos otro segundo mas --dijo Emely templando y tratando de no mirarlo a los ojos.

--Estoy de acuerdo, enfrentamos a la general después.

*****
--Listo, con ese mensaje, Emely hará lo correcto --dijo mientras veía a esa rubia retirándose del archivero desde su escondite-- A lo mejor ahora está feliz besuqueandose con su militar.

**************************
Perdóneme tenía unos cuantos problemas así les daré esto de regalo:

"Cuando llegan los dos al apartamento encuentran cada rincón llenos de sangre..."

Disfrútenlo ... esperen otro subenil:

"--DIOS ¿ EN SERIO ESTOY EMBARADA?"

Historia después de la historia -(Epílogo)- Parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora