Tercero

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Leonardo no podía dormir por nada del mundo, aunque se aferrara a su peluche de perrito con fuerza no podía lograr ni un sueño tener, lo peor era que eran pasadas a las 12, su mamá se enojaría si lo viera despierto o su padre que ya le había leído a Pinocho, después del libro se tenía que dormir si o si.

Decidió pararse de la cama con su perrito en brazos y al borde de llorar por no poder dormir y se fue a buscar a su tía Mily, ella si no se enojaría de verlo despierto, es más, se quedaría a su lado hasta cuando pudiera dormir y despertaría viéndola en la silla de dinosaurio totalmente dormida y lista para que le hiciera una broma bien merecida :-D :-P . Salió por la puerta cuidando de que lo escucharan y fue al cuarto de su tía, pero vio que estaba cerrado y se entristesió, la puerta cerrada significa que había salido con uno de esos hombres que se conseguía o a una de sus emergencias, hasta que escuchó un ruido abajo y se asustó, así que tomó su perrito como arma y bajó las escaleras a ver; más que su miedo, su curiosidad ganaba.

Cuando bajó encontró a su querida tía Mily, pero se contuvo a abrazarla por un momento porque la vio con los ojos llenos de lágrimas, haciendo unos pequeños sollozos, bebiendo una bebida color amarillo y tomando su pequeño collar especial, su lindo collar de un pequeñito reloj de arena super monísimo que aveces podía ver como la arena fluiá diferente a cualquier reloj de arena que hubiera visto. Sabía que era diferente porque veía una clase de magía en él.

--Tía Mily ¿Qué te pasa? --preguntó acercándose a ella por detrás colocando su peluche alrededor de ella.

--Nada cariñito lindo --le dijo poniéndose feliz rápidamente y tomándolo y besándole su cabeza exageradamente-- ¿Qué te pasa Leo?

--Primero dime que te pasa --dijo con voz desafiante y tomando con fuerza a su peluchito.

--No puedo dormir --dijo con una risita nerviosa que le salía sola cuando mentía y el niño le creyó-- ahora dime que te pasa mi rebelde.

--Tampoco puedo dormir --dijo abrazándola.

--Vamos que los niños lindos tienen que dormir --le dijo cargándolo.

Ella se lo llevó al cuarto y le cantó una canción de cuna que le escribió su padre "Un reloj, un reloj que gira al derecho y al revés y al detenerse no indica el mismo tiempo siempre como si este nunca se hubiera detenido y nunca ese tiempo hubiera pasado". Él no sabía que significa esa canción o porque le cantaba esa canción porque no era de esas normales canciones de cuna que le cantaban a sus amiguitos sus papis; no importaba con tal de que la cantara su familia y su tía Mily aunque solo fuera amiga de sus padres y huesped en la casa, la veía como si de verdad fuera más su familia que sus propios padres y la bebé gritona que le quitó su puesto.

Despertó con un dolor de cabeza fuerte y sin entender porque había soñado con su tía desaparecida, hasta que los recuerdos de los gatos le volvieron a la mente. Él la había visto ese día con Reino en sus manos y la frase no era una simple frase, era una canción de cuna que ella le cantaba cuando no podía dormir, es más, la melodía que escuchaba cuando iba por el pasillo era de esa canción corta; tenía que ser ella con sus ojos pardos que siempre lo miraban con ternura, con ese hoyuelo que se le formaba cuando sonreía, con su pelo largo y castaño oscuro con esos risos que nunca podía deshacer, su hermosa piel color canela que solía morder de niño para ver a que sabía y ella gritaba que parara... todas esas cosas que le venían a la mente cuando la recordaba en los tiempos donde todo estaba bien, aunque habían cambios en ella: lo miraba con una mirada curiosa y fría, no le sonrió al verlo, tenía una apariencia letal (y casi excitante) y se suponía que ella actualmente tenía unos treinta o cuarenta años y ahora se veía como una niña de trece o catorce.

--Espero que hayas dormido bien Patrick --dijo Emely alias tía Mily entrando la habitación y al escuchar la voz, Leonardo saltó y se puso en posición de ataque-- tranquilo, no es quien piensas --dijo con una risa nerviosa.

--No importa quien seas o a quien te parescas, tu mataste a mis hombre.

--Error, fueron mis gatos o es que acaso no leíste la nota en la puerta que decía que solo el elegido por Reino entraría ¿No es así Reino? --y el gato (que ahora estaba en la comoda) maulló.

--No importa --y él la atacó, pero vinieron unos gatos y le atraparon tobillos y lo mordieron con tanta fuerza que hizo que sus piernas perdieran el equilibrio y cayera.

--No me presenté debidamente --dijo como si nada-- soy Carmen García --y denuevo la risa nerviosa-- soy hija de la poseedora del gen del tiempo, significa que tal gen ya no existe y ahora tu que obligaste a mi madre a huir de lo que de verdad amaba, me vas a hacer volver y dar todo lo que te pida ¿escuchaste Patrick?

--¿De qué rayos me hablas? No soy Patrick Rocoweth si es que a el buscas; él murió hace años, demente. Mi nombre es Leonardo, soy su hijo.

En ese instante Leonardo vio como todo ella se quebró y lo miró con sus inmensos ojos -que aun sin asombro eran grandes- y se cayó al suelo donde él aun estaba adolorido y con los gatos heriéndolo más.

--¡SUÉLTENLO! --gritó Emely desgarradoramente y todos los gatos se alejaron rápidamente; hasta Reino se asustó para después haber un silencio-- ¿Leonardo? --dijo casi sollozando.

--Ya te dije que ese es mi nombre --dijo y aprovechando que estaba tan cerca comenzó a ahorcarla como no tenía mucha movilidad en las piernas.

--Suéltame, soy tu hermana, soy hija también de Patrick Rocoweth y de Emely García --dijo ahogándose que hizo que él la sóltara por el impacto de la noticia (aunque la noticia fuera mentira).

--Mi padre y tía Mily nunca tuvieron algo, yo lo sabría --gruñó derribándola cuando se empezaban a pararse para alejarse.

--¿Tu nunca te preguntaste como se conocieron mis padres? Ellos eran novios y tu padre buscó a una amante; se casó con tu madre porque ella quedó embarazada de ti --dijo con la risa nerviosa y con una cara de que se veía que le dolían esas palabras.

--Eso es mentira, mis padres se amaban --dijo con mucho mas dolor y tomándola con fuerza.

--¿Tanto para tener una amante? --dijo ahogada por estar siendo ahorcada con esa ligera risa nerviosa y él la soltó herido por sus palabras-- perdóname, quisera contarte más, pero... la verdad es que... lo lamento.

Como el dolor de sus piernas se había calmado un poco (aunque siguieran sangrantes), decidió alejarse de esa chica y sentarse en aquella cama en la que estaba acostado y comenzó a hacer vendas de las sábanas para curar sus heridas. Fijó su mirada en aquella chica que estaba aun en el mismo lugar algo perturbada y vio el collar de reloj de arena de Emely.

--¿Era de ella?

--Sí --dijo como volviendo a la vida, mirándolo y sin la risa nerviosa y decidió algo que sabía que se arrepentiría.

--¿En serio quieres salir de aquí?

--Más que nada

--Párate. Nos vamos ahora --dijo Leonardo con temor de equivocarse a su proxima suposición al ver el reloj.

Historia después de la historia -(Epílogo)- Parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora