Los médicos no habían cedido, las condiciones de Emely eran graves y mientras Leonardo y los demás los veían desde la ventanilla trabajar, sabían de aquellas circunstancias. Habían visto como había estado cuando la trajeron; obvio que no.
Leonardo ya había escuchado una y otra vez las palabras del doctor: "ella está muy delicada por todo lo que pasó", pero aún así se quedaba a su lado. Verla en esas condiciones era duro, quería arreglarlo todo y ya, lo malo es que hay cosas inevitables.
Llevaba aún en su muñeca el collar de reloj de arena, decidió quitárselo y colocárselo en su mano, pero cuando se lo había puesto, este brilló y en un instante ya no tenía arena, estaba vacío. Él se lo quitó extrañado de lo que había pasado y vio como sus moretones y quemaduras se mejoraban grandemente y no tardó mucho para que ella abriera los ojos otra vez dándole una sonrisa de lado, dejándolo totalmente atónito.
-Es cierto -musitó casi volviendo a desfallecer- sabrías exactamente que hacer con él collar.
Él se acercó para abrazarla, pero ella se estremeció del miedo. Eso era malas noticias para todos, ella estaba traumada.
-Claro que se alejara guardaespaldas -saltó Mónica apareciendo de la nada.
-¿Qué haces...?
-¡Cállate! Vine a entregar algo que ella necesitará -interrumpió ella acercándose a Emely y tomándole la mano lo que hizo que él reloj de arena volviera a tener arena y cuando estaba considerablemente llenó ella alegó- ¡Bye!
*****
- ¿Porqué quieres hacer esto? -preguntó Leonardo a Emely.-Porque tengo que terminar con esto rápido -contestó con lágrimas en los ojos y su cuerpo templando.
Leo no recibió mucha información y se moría por saber más. Únicamente le habían dicho que Carmen (Emely) exigía hablar con su captor y el accedió con la condición de que él fuera con varias personas para protegerla aunque no estando dentro con ellos, que tendrán un sensor para cuando algo salga mal, él pueda llamarlos. Después su plan cambio en unos detalles a que Verónica entraría con ellos y es ella que tendría el sensor para estar más seguros.
Sólo tuvieron que llegar a esa prisión se máxima seguridad para que Emely se alterara más y sus expresiones de pánico se acentuaran.
-¿Estás segura de esto? -pregunta él abriéndole la puerta y más que preocupado a ver su expresión de terror.
-Más que segura -dijo tratando de ocultar el temblor en su voz.
Entrar no fue fácil, pues estaba en la parte más aislada y protegida de aquel lugar, además para todos fue una gran presión psicología entre más acercarse.
Abrieron la puerta y lo vieron esposado en una mesa sentado como otro reo más mirando hacia ellos como viejos amigos y grandes enemigos.
Emely se sentó en la silla con calma (fingida) mirando que los mismo gestos de familiaridad. Gesto que preocupó al joven y a la mujer que los contemplaba.
-Te ves mejor gatita.
-Me siento mejor, pero vayamos al grano. Puedes controlar el espacio, puedes escaparte de este lugar cuando quieras y en un segundo estar fuera de nuestro alcanse ¿que quieres?
Esas palabras paralizaron a ambos individuos viendo las escenas. Ella no tenían la experiencia de tener a alguien que no pudieran retener.
Enrique sonrió de lado y desapareció reaparecido al lado de Emely, la cual hizo que ella instintivamente se alejara, mas aun mantuvo la sonrisa.
-Eres muy inteligente cariño; responderé tu pregunta con gusto: quiero el gen y te quiero a ti, fácil, además veo que tienes el collar, podremos divertirnos más.
-No te atrebas a tocarla -amenazó Leonardo mirándolo con odio y poniéndose de pie con rapidez.
Enrique hizo una mueca y el muchacho fue abalanzado a la pared con fuerza. Verónica intentó darle al sensor, lo malo es que él se lo quitó y desapareciéndolo y burlándose, dejándolos indefensos.
Leonardo seguía consiente y quería seguir luchando, el problema era la mirada que le dio después Emely de "es mejor que esta vez me lo dejes a mi" y a regañadientes se calmó.
-Así me gusta -alegó Enrique con sonrisa vengativa- ¿En qué estaba? A sí. Anteriormente no tenías ese precioso dije; no tenía acceso a todo tu tiempo, o sea no te tenía completa.
-Deacuerdo -dijo Emely sin expresión- ya me tienes completa. ¿Qué con eso? Recuerda lo que dije, no te amo -esas palabras hizo que el se molestara por un segundo, lo bueno es que se contuvo.
-Aprenderás a amarme. El problema es que los Rocoweth te han hecho tanto daño que crees que aún debes ser leal a ellos -musitó acariciándole la mejilla haciéndola estremecerse por la quemadura y enfureciendo a Leonardo aún más.
-¿Y si te doy directamente el tiempo? Admítelo, más que yo, quieres el tiempo en mi. Quieres que vuelva a despertar tu reloj -eso despertó su intriga-. Si quieres hacemos el intento ahora, te transfiero la mayor parte del tiempo que tengo y después volvemos al tiempo en que todo era feliz -dijo con rastros de tristeza en su voz.
-Es la mejor idea.
Se dispuso a acercarse, mas ella lo detuvo con su mano.
-Con la condición de que no vuelvas a este tiempo y que te mantengas alejado de mis amigos, incluyendo los Rocoweth.
-Hecho.
Dicho esto, él le tomó agresivamente las manos, ansioso de su acuerdo y ella (ignorando el fuego que sentía) se dispuso a traspasarle el tiempo.
Al principio él sintió dolor, pero no pensó en él; más bien se enfocó que veía como se volvía más joven. El hombre asoció el dolor con que dolor del primer correr de la arena. Después vio sus brazos, se veían quemaduras y sus venas ennegrecidas. Ahí ya era odvio, no despertaría el tiempo en él, eso lo estaba quemando de forma rápida y se hizo más consiente del calcinante dolor.
La empujó tirándola al suelo y ella lo miró con una mirada de odio y felicidad. Ella sabía perfectamente lo que hacía.
-Tu sabías -balbuceaba alejándose con miedo.
-Claro que si. Me quemas por mi tiempo, si el tiempo esta en ti te va a quemar. Necesitaba el collar para causarte todo lo que me causaste -dijo con ira en cada letra y volviendo donde él.
Enrique se alejaba; tenía miedo de ese dolor y de las intensiones que ella profesaba, pero Verónica lo tomó por detrás y Emely le volvió a tomar las manos a completar el ritual.
Tras los gritos, Leo fue donde Emely, pues sentía miedo de como ella estaba.
-Ya para -rogó-, suficiente con eso. Matarlo no te devolverá esos recuerdos con él, ni te devolverá a Reino.
Ella decidió escucharlo y soltó el hombre que cayó tendido en los brazos de Verónica, no aparentando el orgulloso que él siempre sentía.
Cuando levantó la mirada y vio a su amada, ella aún tenía la mirada firme y llena de rencor.
-No vuelvas o no dudaré en usar todo el tiempo contigo -gruñó levantando la mano y haciendo que el collar brille, dándole más miedo al amenazado.
No dijo más. Él solo desapareció.
Ella se quebró y cayó. Leonardo la abrazó tratando de calmarla, pero ella estaba quebrada, necesitaba llorar a Reino, a las atrocidades que le habían pasado y hasta por el mismo Enrique que hubo un tiempo en que le tenía tanto cariño que creyó amarlo.
-Tranquila Mily, volverás al psicriatico por un tiempo para que superes esto -le dijo Verónica para tratar de calmarla cual eso la alertó más.
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Historia después de la historia -(Epílogo)- Parte 1
Ciencia Ficción¿Para qué una signosis? De acuerdo, intentaré una. Esta historia habla de una guerra y trata también de una habilidad de poder controlar el tiempo. Después de que todo ha pasado el mismo tiempo quiere hacer otra historia. ¿Suena turbio? Pues no lo e...