cuarto

38 1 0
                                    

--¡Significa que murieron todos esos hombres que pudieron servir en el frente, para decirme que la frase era una simple canción de una persona ya muerta! --exclamó la general Alejandra Martínez tras escuchar los testimonios de Leonardo que detrás de él estaba Emely aferrada a su brazo sabiendo él que ella experimentaba una mezcla entre miedo y gran alegría por su mirada y... como sostenía a Reino casi ahogándolo (que se negó a dejarlo)-- ¡Eso es muestra de tu incompetencia y la deshonra que eres para todos!

--No es mi culpa que me ordenaran a averiguar el significado de una tonta frase --discutió Leonardo.

--Mira mococo no me faltes el respeto que eres solo un simple teniente para mi y fácilmente le ordenó dejar todas sus funciones --dijo Alejandra con una chispa de excitación en sus ojos que Emely sabía muy bien que le brillaba solo cuando tenía control para ser capaz de destruir a quien sea solo con palabras.

--No le llames mococo --dijo Emely poniéndose en medio de los dos, algo que impacto a Leonardo-- tienes suerte de tener a alguien como él, cuando debería estar estudiando para una carrera...

--Mira chaparra --dijo Alejandra con un toque algo calmado, pero, furioso que ella sabía que a Emely le irritaba el solo decir chaparra (aunque no supiera que era Emely)-- no te metas donde no te llamaron y vuelve a templar como hoja, como hacías detrás del teniente ¿capucci?

Antes de que Emely dijera algo más Leonardo le tomó del brazo y la miró de una forma que le advirtió un gran "cállate".

--Lo siento señora --dijo Leonardo con tono respetuoso no acorde a nada de lo pasaba-- no se volverá a repetir, ¿Cuál es su siguiente orden para mi?

--Hacerse cargo de esa niña haciendo que tu error sea útil --ordenó Alejandra y luego miró a Emely con rencor-- y a usted hará todo lo que diga el teniente y me explicará: ¿quién eres y cuáles son tus padres? La verdad --solo quería confirmar.

--Soy Carmen García --comenzó a decir con pesar y un rastro de la risa nerviosa-- mis padres son Patrick Rocoweth y Emely García.

--¿Dónde esta tu madre? --volvió a preguntar Alejandra con la voz algo quebrada y preocupando a Leonardo.

--Muerta --dijo esta voz con voz ahogada.

--¡Que alivio! --exclamó Alejandra de forma seca y fría (con rastro de dolor).

--¿Alivio? ¡Fue tu mejor amiga! --comenzó a gritar Emely con ira y Leonardo la detuvo, pero ella no se calló-- ¡Ella te quería como una hermana mayor y siempre trató lo más que pudo de serte cien por ciento leal y ser la mejor amiga de todas para ti, hacerte feliz, eso que no muchos ni tu misma luchaste! ¡DEJA DE LLEVARTE POR EL DOLOR POR UNA VEZ, DEJA DE LLEVARTE DE LA LÓGICA Y MIRA TU CORAZÓN YA OLVIDADO! --y Leonardo la sacó con el gato siguiéndoles y Alejandra sabía que con esta experiencia, simplemente reprimir lo que sentía iba a ser difícil.

Leonardo tiró a Emely a la pared y la miró con una mirada de ira pura tanto que ella sintió un fuerte escalofríos y miedo de lo que haga.

--No vuelvas a hacer eso --Farfulló.

--Lo siento, solo hago, no pienso y menos me quedó como un soldadito de plomo como otros --dijo con ironía.

Ella se soltó y salió por el mismo pasillo por el que había entrado con Reino corriendo tratado de seguir a su dueña. Con eso Leonardo entendió que tendría un fuerte trabajo domando a esa rebelde.

En cambió Emely desde que encontró un lugar al donde esconderse se sentó sola y comenzó a llorar. Todo lo que había dicho Alejandra le dolió y la frase "siempre juntas" sonó en su mente tan fuerte que se quebró más y recordó los tiempos en que para ella, Alejandra lo era todo... tiempos hundidos en la nada que ella no podía olvidar.

--Todo va mejorar --musitó Reino pasando su cabeza peluda en su brazo.

--Lo sé, solo tengo que recordar que morí --dijo sonriendo como si nada hubiera pasado, evadiendo que alguien se preocupe por ella.

--Esa es la actitud.

***

Leonardo ya no podía más buscando a esa chiquilla así que decidió volver a su vida y desahogarse de todo, así que salió de todas las oficinas y entró a un pequeño apartamento que él tenía cuando visitaba a su "querida" madre y debía quedarse o hacer algo.

Se fue a la habitación y se quitó la camisa para comenzar a desestresarse.

--Escuché que volviste --dijo una voz y unos brazos lo rodearon con ternura-- casi nunca vuelves ¿ya conseguiste lo que te proponías?

--Si lo logré y no quiero hablar de eso --dijo y tomó a la joven y comenzó a besarla; algo que el hacía solo para eliminar tención y disfrutar no que le importase quien fuera.

Cuando ya sus besos llegaron al punto de quitarle todo por un momento aquella rubia que estaba debajo de él la imaginó como a esa tal Carmen y se alejó de un susto.

--¿Que sucede? --le preguntó con voz cortada por la excitación.

--Nada cosas de ejercito, que bueno que solo trabajas en la oficina --dijo restándole importancia.

Ella se rió y lo aló de nuevo a sus labios y que siguiera deleitándose, pero cuando comenzó a besarla otra vez y a deshacer botones, volvió a ver la cara de Carmen, de esa niña impulsiva y tonta que se suponía que era su media hermana y se trató de ignorar el pensamieto y concentrarse en la rubia se veintidós dos años que le iba dar buen sexo y cerró los ojos fuerte, pero el pensamiento perduró; para su mente a quien tocaba y besaba y escuchaba gemir y gritar era Carmen y llegó a el orgasmo más diferente que había experimentado.

--La pasé super, en serio no perdiste el toque militar --dijo la rubia ya arreglada para salir del apartamento.

--No hay problema --dijo y le cerró la puerta algo perturbado por lo que acababa de ocurrir y no podía quedarse quieto con esa idea-- tal vez es que estoy cansado de ver a esa mininí --pero aun tenía curiosidad de ella y decidió salir a buscarla creyendo que era anciedad por el trabajo y el hecho que era medianoche y si ella se pedía, el perdería su cargo.

Historia después de la historia -(Epílogo)- Parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora