Kiddos escape

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Era ahora o nunca. Jimin jamás utilizaba su poder, jamás. Pero esta situación es de vida o muerte. Su poder no es malo, solo que necesita cortarse y derramar un poco de sangre para utilizarlo, y si, él odia la sangre... pero no se trata solo de él ahora, así que aquí estaba, invocando a la "mascota" de su hermano para poder escapar.

—Yung — Jimin derramó una gota de sangre en su palma y después apretó, un brillo algo diminuto saliendo de ella, también apretó sus ojos. Parecía que dolía, Hoseok se preocupó pero no se acercó. Después de unos segundos, una especie de ave gigante apareció justo frente a sus ojos. Las plumas eran casi tan negras como el cabello de Jimin.

Sorae se emocionó al ver tal criatura, Kota igual, guiaba su manito al ave.

—Hobi, monta a Yung y salgan de aquí — el peli blanco negó con rapidez.

—No, si escapamos seremos todos.

Jin asintió y Jimin solo rodó los ojos sonriendo.— Lo sé, par de tontos, pero Sorae y Kota son los que están en mayor peligro ahora. Tienen que escapar de aquí primero.

Hoseok arrugó sus cejas de nuevo, Kota caminaba lento hacia Yung, que estaba algo incómodo con las caricias de sus dos pequeños.

—P-pero ¿Cómo escaparemos todos juntos?

El de cabello morado hizo una señal hacia arriba y Jimin recordó un gran problemas, la única manera de irse todos era por las puertas gigantescas del lugar. Mierda, no podían volar por el claro velo que había rodeando el pueblo, si tratan de sobrepasar Felix sin dudas se daría cuenta.

—Mierda... necesitamos ayuda.

Jin asintió, sus manos descansando en su regazo.— Ya lo creo.

Hobi también asintió.— El clan Park, dijiste que estaba muy lejos y creo que son los únicos que pueden ayudarnos.

Jimin pensó en todas las posibilidades, todas las posibilidades de ellos escapando juntos y eran malditamente bajas. Ya se habían arriesgado al matar a uno de los guardias, si se transformaban en lobos y escapaban, sería detectados por su olor también, podrían pelear, pero eran maldiciones, tres jodidas maldiciones.

Golpeó el piso de madera y maldijo, se había escapado para no necesitar de esos bastardos de nuevo, pero ahí estaban, en una situación mucho peor que la anterior. La vida sin dudas era una mierda con ellos. Y si no fuese por el bebé que traía en el vientre... no lo haría, no le daría ese placer a Jungkook.

Hoseok suspiró hondo y se acercó a su hijo mayor, el pequeño frunció el entrecejo al ver la preocupación en los ojos de su papi. Sus manitas acariciando las mejillas de Hobi.

—Sorae, bebé, tienes que escapar de aquí con tu hermano — el pequeño negó, sus puños cerrados.— Escúchame, hay unos hombres muy malos a los que no les importa si su papá es fuerte o si ustedes son niños, quieren hacerles daño — le dolía, Hobi se forzaba a no llorar. Tomó el rostro de su pequeño entre sus manos y habló claro. Jimin entendió.

Hizo desaparecer al ave y ahora, mordió fuertemente su labio para derramar la suficiente sangre en su mano otra vez, esta vez el doble, para hacer aparecer a dos lobos, no tan grandes pero sí lo suficiente como para los niños. Uno era gris y otro negro. Kota al parecer sintió la tristeza en su papá, corrió hacia él asustado.

—Escúchenme mis bebes, van a montarse en los lobos de tío Jimin y van a ir donde papá ¿Ok? — dijo de la manera más optimista que podía. Si Jungkook estuviera ahí probablemente se reiría de él. Maldiciendo la extrema confianza que le tenía a la gente siempre.

Kota sonrió.— ¡Dada!

Jimin junto sus cejas y trató de sonreír también.

—Tu papi y nosotros estaremos bien, pero ustedes tendrán que irse para entregarles esto a tu papá — dijo arrancando un pedazo de tela de su kimono crema y mordiendo, por tercera vez, uno de sus dedos para escribir algo con su propia sangre. Era solo una palabra, una sola, pero sabía que Taehyung entendería.— Sorae, eres un niño grande e inteligente, sé que puedes hacerlo, así tu padre... sabrá donde estamos y vendrá por nosotros.

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