Remeber you in a dream

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Hoseok soltó un suspiro, una pequeña sonrisa en su rostro al pensar en lo hermosa y tranquila que estaba siendo su vida en ese momento. Estaba casado con la persona que ama y ambos guiaban esa manada a un mejor destino. Tenía todo lo que alguna vez deseó. Detuvo el movimiento de sus manos sobre uno de los trastes y su sonrisa poco a poco fue decayendo.

Todo menos un hijo. Taehyung-ah le decía que no se preocupara, que no importaba si realmente no podían concebir un cachorro de ambos pero Hoseok sufría, él si quería formar una familia, una unida y llena de amor que se mantuviera firme en todo lo que llegará, pero gracias a sí mismo era que no podía.

Cerró el tubo del laboratorio con más fuerza de la necesaria. Sus pies envueltos en medias blancas se dirigieron a la entrada de su casa, era de noche ya, y como siempre a pesar que era verano, hacía un terrible frío que erizaba sus cabellos. Estuvo a punto de cerrar la puerta cuando un gran y hermoso lobo de pelaje café y de ojos rojos llegó frente a él; sus ojos rubíes totalmente centrados en su cuello.

El gran canino lamió su mejilla haciéndolo reír, su peso haciéndolo caer en el piso de la casa con ahora, no un lobo, sino un hermoso hombre de cabello rizado y mirada divertida sobre él.

—Taehyung-ah, estás desnudo...

Él sólo le restó importancia, su rostro escondiéndose en el cuello de Hoseok y lamiendo. El peli blanco gimió, sus mejillas como tomates tratando de tapar la desnudez de su esposo con su propio kimono, pero Tae era mucho más alto que él. Por amor a dios, estaban en la puerta de la casa. Si alguien los viera...

Pero toda protesta cayó en el momento en donde el rostro del castaño fue visible para él de nuevo, sonriendo y mirándolo como si fuera lo más hermoso del mundo. Hobi se avergonzó, su mirada buscaba la de su esposo, que tomó su muñeca y la besó.

—¿Qué pasa Hoseok-hyung?

—Tu- sabes que pasa... estamos en la entrada y estás desnudo... sobre mí.

Tae rio grave, uniendo sus labios con firmeza, arrebatándolo de cualquier queja con su lengua y los movimientos lentos de sus labios sobre los suyos; tan dulces como siempre. Hoseok jadeó, uniéndose una vez más y subiendo su pierna levemente para frotar eso que había sido tan obvio en su esposo desde que llegó. Las manos de Taehyung bajaron de su rostro hasta sus caderas y, sin siquiera notarlo, ya estaba entre sus brazos con sus piernas alrededor de la cintura y la puerta siendo cerrada tras él.

Se separaron, ambos con la respiración acelerada y los labios brillosos. Tae volvió a lamer su cuello y Hobi lo dejó, acariciando el cabello castaño con sus dedos.

—Eres un tramposo — susurró antes de jadear cuando los colmillos de Taehyung rozaron su sensible piel.

—¿Tramposo? Yo no soy el que recibe a su esposo en ese lindo kimono y oliendo a pastel — le dijo una vez que lo había acostado con delicadeza en el futón. Hoseok frunció el ceño confundido dándose cuenta que era verdad. Esa humedad y esa sensibilidad era porque estaba en celo.— ¿Hobi, qué pasa?

—Quiero intentarlo — las palabras casi no salieron, le dio miedo que lastimaran a Taehyung, ambos se habían decaído bastante en los últimos meses. Pero él solo sonrió y asintió, esa hermosa sonrisa que hacía brillar sus ojos.

—¿Un mocoso? Claro.

—Taehyung-ah... — regañó y el castaño sonrió, sus labios dirigiéndose directo al cuello con suavidad.

Hoseok cerró sus ojos, sus piernas bien abiertas y la erección de su esposo frotándose con la suya. Los besos comenzaron a ser más intensos, Tae siempre había sido así, siempre besando, mordiendo y amando cada parte de él. Sintió su mano dirigirse a su húmeda entrada y gimió, el castaño rio y empujó su cadera contra su erección.

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