Capítulo 23. ¿Nunca dejarás de golpearte con la misma piedra?

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Eddy y Leroy tuvieron que dejarse guiar por Rigo hacia una de las habitaciones del hotel al que habían asistido y cambiarse de ropa. El bar donde se hallaba Jimmy Carter era un sitio exclusivo, un rooftop ubicado en la azotea con unas vistas insuperables de Manhattan. Si no iban de etiqueta no los dejarían mezclarse con los clientes y eso era lo que Eddy necesitaba. De esa manera hallaría la forma para robar el teléfono móvil de Carter.

Al abrirse las puertas del ascensor, sonrió con malicia. El sitio estaba a reventar. Así sería fácil crear una ocasión confusa. El brillo de las columnas doradas y de la lujosa mueblería irradiaba con la misma fuerza con que lo hacían las lentejuelas y las joyas que portaban la mayoría de las mujeres presentes. Risas estruendosas y el constante tintineo de las copas se unía a la música electrónica que sonaba de fondo.

Había una terraza techada y otra menos concurrida que quedaba al abrigo del cielo neoyorquino. Carter se encontraba en la primera, sentado en una mesa ocupada por sujetos de mucho dinero y gran influencia en la ciudad, entre ellos, allegados íntimos de Dorian Patterson.

—Si tuviéramos una cámara... —masculló Leroy con desagrado, disimulando su ansiedad al mirar a un trío de jóvenes desinhibidas que bailaban en la pista.

Arrugó el ceño al notar que Eddy no las veía a ellas, sino que mantenía su atención fija en la mesa donde se hallaba Carter. Por primera vez lo vea cien por ciento concentrado en su tarea.

—Iré hasta allá —sentenció con seguridad, en referencia al lugar donde se hallaba su objetivo.

—¿Estás loco? —intervino Leroy, tomando un vaso de licor que le ofrecía un camarero—. Espera. Es muy pronto, quedaremos en evidencia. Hay varios guardaespaldas ubicados cerca que podrían estar con alguno de los acompañantes de Carter. Si ellos sospechan de nosotros, estamos perdidos.

Rigo les había avisado que la seguridad de ese hotel era agresiva y desconfiada, y si Eddy volvía a la comisaría de la policía sería difícil sacarlo de allí. Su libro de visitas se estaba volviendo extenso y eso aumentaba el valor de las fianzas.

Eddy observó con disimulo a los guardaespaldas. Serían un gran problema si descubrían sus intenciones, pero estaba decidido a llevar a cabo su estrategia, ansioso por dar fin a ese caso y luego centrarse en asuntos más agradable, como romper las duras barreras que cubrían a Colette Morrison.

Su corazón nunca había rugido con tanta furia al estar con una mujer, sin poder saciarse y suspirando constantemente por su presencia. No sabía qué era lo que le atraía de ella, si su rostro duro aunque sensual, o su mirada autoritaria pero a la vez, melancólica; o ese sabor adictivo y embriagante que había encontrado en el interior de su boca y en su piel, ese que quería saborear a diario, bajo el calor de unas sábanas y arrullado por el sonido incesante de su respiración acompasada y de sus gemidos.

Con un suspiro guardó las ganas que palpitaban en su pecho por esa mujer y decidió acercarse a Carter. El chico había estado hablando por el móvil y al culminar la llamada, dejó el aparato sobre la mesa girándose hacia el sujeto sentado a su lado para escuchar su charla.

¡Esa era la oportunidad que estaba esperando!

Se palmeó el iPhone dañado que llevaba en uno de los bolsillos del pantalón y apresuró el paso, pero luego de avanzar unos cuantos metros, Leroy lo detuvo sosteniéndolo de un brazo. Se giró ofuscado hacia su amigo, viendo al moreno señalarle con la mandíbula el otro extremo del bar. El rostro alarmado de Leroy lo empujó a dirigir su atención hacia ese punto.

Allí la encontró. Ataviada con un vestido turquesa de cuello alto y falda volada y muy corta, dejando a la vista sus esbeltas y apetecibles piernas. Eddy sufrió un microinfarto al verla. Su cabellera estaba suelta y peinada de lado, invitándolo a hundirse en ella. Sonreía con estudiada sensualidad a las personas que pasaban por su lado mientras caminaba sostenida del brazo de un negro enorme con cara de pocos amigos.

Sé mi chica (Romance erótico) (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora