indómito | kooktae

uno

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La imagen de su hermano tamborileando los dedos sobre la mesa mientras pisoteaba el suelo frenéticamente con nerviosismo resultaba de alguna manera graciosa para Taehyung, así que no pudo evitar que una risa baja escapara de sus labios, ganando una mala mirada de su parte.

—Tú no lo entiendes —refunfuñó Hyunjin entrecerrando los ojos con hastío—. Mi vida depende de esto.

Casi rueda las pupilas ante semejante exageración, pero se obligó a no hacerlo para no echarle más leña al fuego. Su pobre hermano menor ya tenía suficiente estrés como para sumarle una tonta discusión mañanera.

—Rélajate, a muchos no los eligen en su primer año, así que no será tan vergonzoso —dijo. Su intención era darle consuelo, pero su elección de palabras no hizo más que bajonear el ánimo del alfa.

Escuchó el suspiro de su madre a sus espaldas y la atisbó por el rabillo del ojo caminando hacia el angustiado chico para masajear sus hombros, ahuyentando la palpable tensión en estos.

—Hijo, todo saldrá bien, eres un muchacho fuerte y guapo, de seguro llamarás la atención de muchos omegas —alentó ella con voz apacible.

—Pero yo quiero que Yeji me elija, no un montón de omegas que no conozco —suspiró abatido. Taehyung le dio una mordida a su manzana para ocultar la mueca llena de lástima que al menor le irritaba tanto ver, nunca le habían molestado particularmente las reglas de su manada, pero sentía algo de pena ahora que era testigo del tormento de su hermano como alfa que tenía la edad suficiente para participar de la semana de cortejo.

La semana de cortejo, uno de los eventos más esperados por la manada Houran, donde todos los alfas mayores de diecisiete competían entre ellos en actividades y juegos para impresionar a algún omega y ser elegidos como compañero por al menos seis meses, a no ser que la unión se oficializara. Taehyung había considerado no prestarle importancia esta temporada luego de su última decepción, pero ya tenía veintitrés y no había encontrado a su pareja definitiva, la mayoría de omegas de su edad ya iban al menos por su primer cachorro, él no quería seguir envejeciendo y escuchar los poco disimulados cuchicheos respecto a su soltería.

Sin embargo, no tener un alfa no era lo único por lo que la gente hablaba sobre Taehyung. Él era bien conocido por tener la bara de sus expectativas alta, cosa que el omega no reconoció en primera instancia, pero que acabó por asimilar. Sabía lo que le gustaba y lo que no, no iba a dejar que cualquiera lo marcara y amarrara a una vida a su lado, eso sería una estupidez abismal. No obstante, debía admitir que sus ansias por formar una familia lo estaban haciendo flaquear ligeramente, eso casi lo había hecho enlazarse con Bogum, el hombre que había escogido la vez anterior, mas su terquedad lo hizo arrepentirse a tiempo. No es que Bogum fuese un mal tipo, era agradable y apuesto, pero el presentimiento de que a la larga lo aburriría lo superó. A veces pensaba que haberlo rechazado no fue la elección correcta debido a su pánico en el momento, probablemente otro omega lo eligiría esta temporada y se lo quedaría por sus simpáticas cualidades, no le sorprendería.

Terminó la fruta que estaba comiendo y dejó el corazón sobre la mesa antes de apoyar su mentón en la palma de su mano y observar a la bola de nervios en que se había transformado su consangineo.

—Hyunjin, te preocupas demasiado —opinó, interrumpiendo las frases motivacionales que su madre le recitaba al nombrado—. Le gustas a Yeji, ¿por qué no te escogería?

—Tal vez en realidad sea demasiado exigente y no esté a su nivel... —murmuró, era una obvia indirecta hacia él, pero Taehyung lo ignoró. 

—Tu dramatismo es impresionante, ustedes ya son novios, idiota.