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❘❙❚ ISSUE #01 ░░░░ VOL. 1 ❛ LOS NIÑOS ❜ ┆🌹
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Desde que Rosie tenía uso de razón, se preguntaba qué estaba haciendo en una base militar en el medio de la nada, entre árboles frondosos y un cielo que rara vez estaba despejado y rara vez veía los rayos del sol pegarle en el puente de la nariz, por eso le gustaba dibujar con los crayones de la habitación con la etiqueta "convivencia - restringido". En el papel podía plasmar un mundo mas lindo del que vivía y uno en el que no tuviera que estar junto a Ben intentando rayar sus dibujos porque se aburría de estar jugando con unos coches en el otro extremo de la habitación. Era la quinta vez en el día que Rosie borraba el rayón de carboncillo atravesando un paisaje de flores, un sol radiante y montañas. La serenidad que portaba la niña respondiendo a las agresiones del niño tenían a un grupo de doctores escribiendo excitados en sus libretas, Rosie a veces los observaba por el rabillo del ojo, allí arriba escondidos detrás de una gran ventana.
—Vamos a jugar Rosie —rezongó Ben tironeándola del brazo con una fuerza impropia para alguien de diez años. Rosie no se opuso y tampoco intentó sacárselo de encima, ya no lo hacía, él siempre ganaba porque tenia mucha más fuerza—. Nos pusieron un juego de ajedrez, vamos a jugar.
Ben la arrastró hacia las mesas de maderas. Una muchacha había dejado un tablero de patrón cuadrado y unas cuantas piezas ordenadas en filas. Ben la hizo sentarse frente a él y mientras escalaba para subirse a la silla, Rosie se encogió en su propio caparazón. Ambos eran muy diferentes —no solo por la obvia diferencia del sexo—, Ben era un año mayor habiendo nacido en el año 1919. Era un niño de cabello lacio y de marrón claro, tenía unos ojos almendrados del verde más vivo, como el de la más exótica planta. Un salpicadero de pecas adornaba la zona de su nariz y algunas escapaban hacia su cuello. Era más bajo que ella, pero, aun así, cuando ponía la mano en su brazo, le dejaba la marca por horas. Rosie era callada y tímida, hacia de su cabello largo y pelirrojo una cortina para evitar que la vieran y para evitar mirarlos a ellos.
—¿Sabes jugar?
Negó con la cabeza tan sutil que hizo pensar a Ben la respuesta.
—Es un juego de guerra. Yo vi a los militares jugarlo afuera, cuando nos sacan al patio. ¿Nunca los has visto? ¡Bah! ¡Que vas a verlos tú! Te la pasas sentada en el columpio mirando hacia el suelo, ni te columpias. ¿Sabes que ellos se ríen de ti? ¿Los soldados? Dicen que una niña no debería de estar aquí, es ridículo. Deberías de actuar más como yo, como un niño normal, así talvez no se rían de ti. En fin, mira, yo voy a ser las blancas porque yo voy a empezar primero, tu serás las negras, ese será tu ejército. Estamos en guerra.
