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❘❙❚ ISSUE #29 ░░░░ VOL. 5 ❛ MONOLOGO ❜ ┆🌹
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El estudio se había vuelto pesado durante el último semestre. Todos sus compañeros se amotinaban en las mesas de las librerías con pequeños cortes en sus manos manchadas de tinta seca, desvaneciente con el sudor por los venideros exámenes. El campus que había visto aquellas temerarias fiestas fraternales se regocijaba de una bonita tranquilidad que tanta ausencia había causado en Rosie, y de nada le servía, porque de balanzas nunca entendería. Atravesaba el comedor en silencio. En su pasarela venenosa cotidiana que la concedía un superpoder más: ser capaz de abrir los mares. Hasta tenía su propio reflector por todos los motivos equivocados para una prestigiosa universidad, si estuviera en un circo no tendría ningún reflector, y extrañamente le gustaría trabajar en un circo, regalaría coronas de flores a todas las niñas pequeñas. Empezaba a buscar alternativas extravagantes para llenar cada minuto de su vida a falta de motivos privilegiados que distraigan una mente herida. Los muchachos solo murmuraban sobre huesos y células.
—No tengo tiempo para pensar en nada más que en el final de Biología, dios mío, necesito que se acabe esta tortura así puedo pensar en por qué mi novia me ha dejado —y todos reían porque los problemas pasaban rápido por allí. Rosie también quería que su mente se ocupara de solo estudiar.
Los jueves, desde que empezaban los dolorosos canticos hasta mucho antes de la hora de dormir y repetir un ciclo de sueños que no deberían causar daños físicos en una superhumano como ella y dejarla en lágrimas una noche más, su comedor se convertía en el centro de operación de su futuro. Los apuntes y los libros, huesos humanos y agujas, eran sus fichas para una buena calificación. Enfrente de ella había un modelo de examen que encontró en la biblioteca. Escribió la primera y la segunda pregunta con perfección, como si los conocimientos salieran de sus poros con la misma libertad de los vientos de invierno. Estaba leyendo la tercera pregunta: un complejo dibujo de huesos y músculos. Se pedían detallar y nombrar cada uno. Empezaría con algo fácil, los músculos del rostro. Apoyó la tinta en el papel, y los músculos de su mano no se movieron. Había olvidado los músculos del rostro y hasta los de la mano.
Guerra.
Se levantó y sacó las hojas de té negro sueltas en el más profundo y ensordecedor silencio. Fue suficiente. Puso música en el tocadiscos un minuto antes de que la pava silbara. Se preparó un buen té inglés en la bandeja de porcelana que un soldado le había regalado tras su último discurso como Poison Rose. Vertió agua hirviendo y las hojas en la tetera que una madre le regaló después de escoltar a sus gemelos personalmente a su hogar. Rosie era una dama dulce, así que no faltó la azucarera traída de Alemania y la jarrita de leche tan coqueta que Nancy le había hecho en una de sus clases de alfarería. Se sentía mejor ahora, como si hubiera empezado su día otra vez. Escribió otros dos párrafos recitando de memoria todos los tipos de anatomía sistémica. Un coche pasó rápidamente, y Rosie saltó de su asiento, volcando todo el té que estaba a punto de tomar en sus piernas. Menuda suerte.
