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❛ CARTAS❜ ┆🌹 ▬
Queridas Robin y Nancy,
He gastado demasiada tinta escribiendo esta carta durante las últimas semanas. Los borradores anteriores siguen en mi escritorio; los estoy usando para limpiar la tinta que se corre de mi birome. Había un profundo sentimiento que me impedía finalizar mi carta de ayuda. A veces me siento avergonzada de escribir preocupaciones con soluciones tan simples. Sé lo que ustedes me dirán y eso me hace sentir tan abrumada por mi propia desidia. Me gustaría ser ambiciosa en mi propia felicidad; creo que hubiese escrito esta carta años atrás. Hoy es el día, hay algo de vida en la esperanza de un nuevo comienzo. Hoy, en este preciso momento, estoy debajo de un roble escribiendo esta carta y he decidido que no voy a pedirles ayuda o consejos; ya me han dado muchos y nunca los he puesto en acción. Voy a darme una oportunidad, pero antes, necesitan una recapitulación de mi último mes.
El sol de Massachusetts le está dando un color cálido a mis días; nunca me había sentido con tantas ganas de disfrutar el aire libre. Me he apuntado a clases de vóley por recomendación de mi nuevo grupo de amigos —pensé que nunca lo diría—. Ellos dicen que para curar una mala racha no hay nada mejor que hacer deporte. Yo entiendo las implicaciones bioquímicas en el cerebro, pero eso no lo callará o cambiará. La verdad es que mis demonios del pasado todavía me siguen cazando, algunas noches con mayor intensidad. No había dicho palabra porque me avergüenzan mis emociones después de todo lo que he vivido y aprendido; en realidad, siento que no he vivido o aprendido nada. Tengo esta dolorosa preocupación y rencor atormentándome todas las noches: ¿si yo hubiera vivido en el amor de una familia, hubiera aprendido algo sobre el amor?
No lo sé, no lo sabré. Tal vez el compuesto V me hizo ser así y desde entonces he estado atada a estos sentimientos. He tenido tres clases de vóley en las que aprendí las reglas del juego, el movimiento de un buen pase y recordé lo que era ser odiada. A mis compañeras de vóley no les gusta mi superfuerza, dicen que es injusto jugar con tanta ventaja, y tienen razón, pero les juro que uso el mínimo de mi fuerza. Pensé en buscar otro deporte, pero en la cuarta clase ingresó una nueva compañera, Gwendolyn Arduenn. Ella es una muchacha unos años más grande que yo, muy bonita y mucho más experimentada en el vóley que todas las otras mujeres. No conoce el miedo y ciertamente no le importa mi superfuerza; acepta cualquier tipo de reto. Me he quedado por ella. Es la primera mujer que ha invitado a Rose Harrington a tomar el té en su casa. Llevaré un pastel de zanahoria y miel. Espero con ansias poder ser mejores amigas. Ella es igual a ustedes y me vendría muy bien tener a alguien así aquí en Massachusetts.
Mi racha de amistad está por las nubes. Este mes he ganado nuevos amigos y ya no estoy sola en la universidad. He hecho una fiesta y me ha salido de maravilla. Ni yo misma me lo creo. Es una felicidad imposible de plasmar en papel. Estoy saliendo mucho con ellos. Nos juntamos a estudiar en el campus o en un parque. Yo siempre les llevo algo dulce para acompañar las largas sesiones de estudio y ellos se ven muy agradecidos por mi gesto. Estos muchachos me han presentado a sus novias. Ellas son de por aquí y se juntan a leer libros. Tienen un club de lectura al que me han invitado, y por supuesto que iré.
