"Ego ғragмenтado"

[🌙.20]

Tord.
Tord.
Tord, extraño a Tord.
Tord.
Tor-

BAM.
Tom se sobresalta cuando de golpe se caen las tablas de madera muy cerca de él.

— ¡Idiota! ¿Acaso quieres que se quiebren? ¡Ten mas cuidado!
El jefe de Tom era ya un anciano que apenas y podía caminar adecuadamente, rengueando con su pierna derecha y con sus pantalones marrones desgastados llenos de barniz.

— L-lo siento mucho abuelo.
El niño no más de doce años, se encoge entre sus hombros, agarrandose sus manitas, y desviando sus ojos sintiéndose apenado.

— ¡solo no juegues con el material! ¿quieres? — apuntó con el dedo — ¡y recoge eso!
El abuelo se fue a terminar de barnizar la madera.

El niño mientras tanto, miraba como se iba de poco a poco su abuelo. Y para cuando lo perdió de vista, ansioso se acercó a Thomas, quien ya había retomado su actividad de medir las tablas de maderas para luego cortar y esamblarlos entre ellos.

—Tom, Tom.
Tobbie, habia sido la primera persona que lo recibió cuando llegó al local en busca de trabajo. Al principio parecía estar algo asustado de él por sus característicos ojos negros. Corriendo hacia los brazos de su abuelo. Un hombre mucho mayor que cuando lo vió, pensó que era un ladrón, por lo que arremetió contra él con una escoba.

Tuvo que gritar muy alto para aclarar que solo buscaba algo de trabajo.
Años de vida y es la primera vez que solo por sus ojos llegó a una situación así.

Cuando el momento se calmó, el anciano procedió a casi picarle los ojos buscando comprender porque carajos eran absolutamente negros.
No era para nada agradable tener a un anciano cuestionando sus características biológicas como si fuese un demonio, y un niño curioso jaloneandole el brazo.

— Tom, ¿hoy si me vas a enseñar a tocar la guitarra?

Thomas estaba en la mesa de trabajo, usando una larga regla mientras media y marcaba con lápiz azul las distancias.  Al lado, estaba Tobbie casi de puntillas arriba de un banquito de madera mirando lo que estaba haciendo.

Tom traia consigo unos lentes de seguridad de plástico que cubrían parte de sus ojos, pero puesto sobre su cabeza.
Tom no aportó la mirada en lo que estaba trabajando.
— hoy no niño, sabes que hay que terminar el pedido del cliente antes de que llegue por la noche.

— AW, Pero si es para la noche. Y Para eso falta mucho.
Renegó el niño, haciendo un puchero.

— bueno...— Tom se encoge de hombros lanzando el trazo con el lápiz de color — pero antes de ese hay otros dos más de los que también hay que prestarle atención.

Tobbie soltó un suspiro desanimado y agotado.

— realmente me aburre aquí.
Thomas detuvo lo que estaba haciendo mirando al chico. Y es que muchas veces se preguntaba porque los padres dejarían a un niño capaz de hacer otras actividades más propias de su edad en un lugar como este.
Al principio creía que era solo una cosa de un par de tardes, pero era con mucha frecuencia.
Con el tiempo que llevaba nunca se atrevió a preguntar, y hasta la fecha, no sé quiere animiar.

No era la primera vez que el niño se desesperaba o se entristecía por estar todo el tiempo en el taller.
No había mucho que hacer para él.
Así que solo un par de veces logró entretenerlo con melodías hechas por su voz, e historias que le pasaron como bajista en una banda cuando era más joven.
Emocionado el niño y queriendo también aprender a tocar la guitarra.  Aunque él realmente tocaba el bajo eléctrico.

Prometerle al niño que algun día le enseñaría, fue lo mucho que se le ocurrió para calmarlo.
Ahora sabe que no debió haber hecho eso.

Tom no apartaba la mirada del niño. Sintiendose un poco mal por no cumplir con su palabra.

— Lo siento mucho Tobbie — dijo mientras se acariciaba la nuca algo avergonzado— te lo compensaré después, pero, qué tal si, ¿Por ahora te compro un té helado y un pan con canela?

Ladeó una sonrisa.
Llamando la atención del pequeño nuevamente.
— ¡¿De verdad?! — emocionado da pequeños brinquitos sobre el banco — ¿ Y las que también están rellenas de mermelada?

Thomas soltó una risilla.
— y las que están rellenas con mermelada.