[🌙.24]

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[⚠️ Advertencia, leerlo bajo su propia discreción⚠️]

Al día siguiente, durante la tarde, con Tord, estaba pasando lo que se podría decir, se esperaba que ocurriera.
Después de que haya decidido aislarse de todos a su alrededor, y aunque realmente no podía hacer algo por su condición, el mero hecho de solo dejar de hablar, de iniciar un castigo contra sí mismo como lo es dejar de comer, de perderse en la nada, de dormir sin parar. De que ya no pudiera con este peso de cargar con si mismo, con sus acciones y las intensas emociones que acuchillaban y apuñalaban constantemente su mente.

Lo había decidido.
Él tenía que morir.
Él debía desaparecer.
Estar vivo solo significaba dolor y malestar.
Solo ocasionaba que la vida de los demás se contaminara, creando marcas en personas cercanas que jamás podrían olvidar. Marcas mentales donde solo lo verían como un monstruo.

Así que...¿Qué perdía?

Cómo siempre, Paul le traía de comer. Patryck lo hacía antes, pero después de lo que pasó, pareciera que solo se escondía de él y decidió por romper cualquier tipo de relación con Tord. Y no lo culpaba, también quisiera borrar su cara.

¿Que piensan, Tord sin cara sería mejor, o debería dejársela?

Bueno, si queremos igualar las cosas con eso, pues...

Yo diría que arrancars...

Tord sacudió su cabeza, llevándose su mano a ella y apretando con fuerza, necesitaba algo de silencio por una vez, y más hoy, solo por hoy quería disfrutar de no escucharse a si mismo pensar en cosas tan extrañas.

Mira la mesita a su costado, donde estaba su charola de comida. Era un pan tostado con mantequilla, donde claramente se podía ver cono la masa estaba crujiente, y la parte superior un poco de acuerdo al color de la mantequilla; al lado había tocino que realmente se veía tan apetecible, tan brillante y con ganas de pedir más que solo una ración.

¿Ellos sabía que amaba tanto ese alimento?

"UGH, DEBI HABERTE DEJADO MORIR"

Tord frunció la boca, reprimido la comezón en sus ojos.

Claramente ellos no saben que le gusta el tocino, a nadie le importaria saber sus preferencias, él no importa.

Y finalmente, a su costado, un vaso de naranja que estaba algo inclinado, aparentemente porque había algo por debajo que le impedía mantenerse firme. Pero realmente, lo que le importaba, es ese cuchillo con cierra y mango de madera que posaba al lado del plato y por debajo del vaso. Solo tenía que tomarlo, y así, finalmente el podría, recibir esa calma que tanto anhela.

Podría acabar con ese peso de ser quién es. De su culpa.
De todo.
Ya no más voces, más gente, más él.

Dios, el sería tan feliz. Por una vez, finalmente sería libre.

¿Se imaginan? ¿Cómo se sentirá? ¿Será doloroso? ¿Será, consolador? Bueno, que más dá, ahora él piensa que lo vale todo.

Siempre supo que su existencia estaba demás, y ahora, el podía por primera vez, tener esa desición de su vida en sus manos.

Estaba tan cerca, y será lo último a lo que se aferrará.

Sin rechistar, sin esa duda y ese miedo existente, con las últimas fuerza que su cuerpo estaba dispuesto a dar, Tord se estiró hacia la mesita, alargó su brazo, su mano, sus dedos, desde su cadera y todo para llegar alcanzar ese milagro.

No importaba ahora el dolor agudo de sus cicatrices, estaba punto de solucionar un error, y lo iba a cumplir.
Así que como pudo, volvió a estirar el brazo, sus dedos largos y huesudos que se movían queriendo jalar la mesa hacia el.
Logrando con éxito su objetivo.

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⏰ Última actualización: Mar 08, 2023 ⏰

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