Los robots eran algo que siempre le interesó desde muy niño. Creía y siempre confío que estas máquinas serían la gran invención de la humanidad. Y él, quería ser partícipe de eso.
Por supuesto, cuando eres un niño, veías tales cosas como un juego, como algo más que nada inofensivo.Saltabas y te regocijabas de felicidad cuando una brillante idea se te ocurría. Tenías el deseo que estos "amiguitos" fueran amigables con el ambiente, que ayudaran a facilitar la vida humana, ocupaba y quería ver sus invenciones estar en la cima. Tord quería estar en la cima.
A esa inocente edad, uno no sabe dimensionar el nivel de estrés que un ingeniero o tal vez un mecánico podría sobrellevar en ya su madura edad.Pero a él no le interesaba, a él solo le importaba crear robots.
Pero para su padre, un hombre que perseguía fielmente las creencias del comunismo, se la vivía partícipe en el ejército. Para él, la mejor formación y educación qué podría sobrellevar una individuo, era el militar.Disciplina.
Dedicación.
Obediencia.
HONOR.Eso aquello que te hacía un HOMBRE de verdad. Por supuesto quiso lo mismo para su hijo. Así que lo martirizaba con encerrarlo por horas para que leyera libros de más de 500 páginas sobre la doctrina económica y política que defendía esta organización social. La historia, su función, producción, etc.
No lo dejaba salir si este no era capaz de decirle, bajo su comprensión y memorización, un mínimo de 100 páginas leídas en un día.
Aveces lo reprendía golpeándolo con una regla o un lazo de cuero contra sus muñecas al no ser asertivo con las respuestas.
Tord tenía que ser perfecto.
Ser inalcanzable.
Capaz de demostrarle al mundo de lo que estaba hecho.Y claro, Tord no quería eso. Solo quería estudiar ingeniería. Tal vez mecatrinoca, diseño industrial, probablemente las tres.
La cosa es que Tord solo quería crear, y llenar huecos vacíos con sus inventos.Eso era lo que deseaba. Era aquello que le daba voz y voto a su persona.
Pero el padre de Tord, siempre tenía un plan para evitarlo. Entre más buscaba dedicarse a ello, las horas de estudio aumentaban más, su ejercicio físico, crecía en número de veces de las que tenía que hacer.
Aveces las heridas volvían a sangrar.
Esa necedad, hasta le llegaba a costar poder comer o beber agua.Había días en las que podía estar escribiendo una reseña entera del tema, y ponerse a temblar por el estrés y la ansiedad que su padre le hacía sentir.
Era solo un niño que soñaba ser alguien grande. De una manera que le demostrara a su progenitor que sería más que solo un simple líder comunista.
Realmente no sabía lo que significaba serlo.
Pero terminó arriesgando todo para cumplir el capricho de su mayor. Era lo único que conocía, era lo único a lo que le habían enseñado apostar.Durante el proceso le costó amistades, oportunidades, amores...
Y solo para enorgullecer a alguien que, ¡carajo! Solo le elogiaba cuando este estaba a punto de, "Ser alguien en la vida".
Nadie se había quedado realmente en su corta vida. El mundo se iba porque era alguien difícil de tratar, difícil de amar, una carga. Un peso.
Y como detestaba eso.
Esas acusaciones, esa manera tan atropellada de señalarlo.
Recuerda todavía que uno de los amigos de su padre, le había dicho que era alguien aparentemente sumiso. Débil, y llorón.Aquel día, huyó de casa, porque su padre terminó golpeándolo con un jarrón de porcelana, rasgando parte de mejilla, por el simple hecho de que le generaba vergüenza.
Cosas, situaciones. Pensarlos, o recordarlos, ya no valían la pena.
Son hechos que ya no puede cambiar, y son actos que lo llevaron hasta donde está actualmente.Apretó su puño y volvió abrir su mano para analizar mejor su palma.
"Las únicas personas que se quedaron a mi lado, y las traicioné por un ciego deseo que no era mío".
Suspiro hondo. Se dejó caer en el respaldo de la cama.
¿Cumplió su meta? Si. Sus robots, sus máquinas, armas, sacaron lucro de forma militar. Y obtuvo reconocimiento por eso.
Consiguió algo con ellos. Pero...Se tapa la cara con ambas palmas de las manos.
No era de la forma que él deseaba. O, más bien habría querido. Había cumplido al pie de la letra las reglas, había hecho todo de forma ingeniosa y hasta podría decirse, honesta.
Si, sincero en sus cuestiones laborales y de profesión, pero no consigo mismo. Se estaba dando la espalda, se estaba traicionado y todavía oprimiendo su deseos con tal de poder, seguir hacia delante.¿Que si estaba triste? POR SUPUESTO QUE LO ESTÁ, ¿pero de que le va a servir? Hasta le asqueaba verse a sí mismo llorar, ya no porque tenía profundas heridas que lo marcaban de por vida, si no que su propia agonía, su propio dolor, lo volvían intolerable hacia él.
¿Compasión? BAH, no necesita nada de eso, no requiere el perdón de nada, ni de nadie. No necesita apoyo, no necesita confort, él está de pie, aún existiendo.
Con las yemas de sus dedos, presiona su rostro con una pequeña fuerza temblorosa, la cabeza empezó a punzarle, y cada que trataba de mirar, el mundo giraba y se hacía menos grande.
Su cuerpo estaba tenso, el endurecimiento en sus extremidades le impedía darse cuenta que estaba demasiado aprensivo a sí mismo, con su único abrazo sujetando su panza como si pudiera sentir como el asco subía hasta su garganta con la reacción de arcadas.
Le mareaba mucho pensar en esa idea que tanto quería y había luchado por negarla.
Le mareaba aceptar que es así y aunque quiera mucho cambiarlo, encontrará la manera de hacerle saber que existe y que ni incluso el tiempo lo desaparecerá.Solo tenía que aceptarlo. Y su estado actual le estaba dando la respuesta, muchos años en silencio, la mente pudo haberse engañado, pero el cuerpo entendía la verdad. Y es que aveces, olvidamos que mente y cuerpo van de la mano, uno padece malestar, y la contra parte la manifiesta. Incluso viceversa.
Suspira hondo Tord, recostándose sobre sus almohadas mientras miraba el techo de su habitación, al mismo tiempo que se escuchaban los susurros de las hojas al ser llevabas por el viento. El crujir de las ramas, y como la ligera y delgada tela de su ventana, generaba un ruido cuando el aire le hacía bailar.
Cerró los ojos con fuerza, con el deseo de desaparecer, y cada vez le daba razón a su cabeza, su cuerpo incluso empezaba a prestarse a la idea, de que fallecer entre los brazos de la muerte, era la mejor solución que alguien como él, podría tener.
El perdón se lo había a sí mismo arrebatado. Y lo único que seguía floreciendo en él, era una desbordante sensación de culpabilidad que no se detenía y no se detendrá.
El mundo jamás le daría un nuevo lugar. ni siquiera una nueva oportunidad, ya había dado la espalda, y
ahora era turno de ellos en dársela.Volvió abrir sus ojos, pero esta vez, sin ninguna insistencia de volverse a parar, de volver a intentarlo, de resistirse a las voces, a su distorsión de la realidad, se había rendido...
Y eso era todo lo que podía hacer. Rendirse.
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"Ego ғragмenтado"
Fanfiction☆["sus lágrimas resbalaron por su mejilla. Thomas escondió su rostro en la nuca de Tord. Se apretó contra él. La respiración de ambos se agitó. Algo en ellos explotó. Algo en ellos se rompió. Algo en él... - ¿por qué me dejaste ir?"]☆ Historia TomTo...