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Apenas llegamos a Estado de México, Adelaide nos citó a una junta improvisada en el hotel a mí y a Juan Pablo. Quién sabe cómo, pero mi publicista se las arregló para estar ahí, esa mujer era como una pulga en el trasero de un perro.

La reunión tenía lugar en la habitación que íbamos a compartir Villamil y yo, porque sí, no había más habitaciones disponibles y era tomar una juntos o que alguno de los dos se largara a dormir en la azotea. Claramente no iba a ser yo y Juan Pablo tampoco.

Acaricié distraídamente el pelaje de Simba, que se encontraba en mi regazo durmiendo y ronroneando sin problema, por supuesto que me di el lujo de cargar con mi mascota, no había nadie que pudiera cuidarlo y ya que iba a estar básicamente haciendo nada, podía estar a cargo de el. Adelaide parloteaba como loca frente a nosotros. Villamil la miraba con cansancio, no lo culpaba, el plan de hoy era dormir (para él) y recuperar las horas de sueño que estuvo perdiendo durante varias semanas, en cambio, estábamos sentados en un incómodo sillón escuchando tonterías de publicidad.

—Una cosa más—dijo Adelaide llamando mi atención—. "Pinky promise" los quiere de invitados en el programa.

—"Los quiere", ¿a quiénes?—pregunté entrecerrando los ojos.

—A ustedes dos—dijo Adelaide señalandonos a Villa y a mí—. Morat tiene unos días de descanso la próxima semana, así que van a viajar de nuevo a Ciudad de México a grabar el episodio.

Quise aventarle a Adelaid el jarrón de cerámica que estaba en la mesa ratona, sabía que Morat iba a tener unos días agitados por los conciertos tan seguidos que iban a dar y en lugar de permitirles descansar, Adelaide nos iba a obligar a mí y a Villamil a ir a un programa donde nos iban a preguntar cuántas veces cogíamos. Planazo.

—Esa es una gran oportunidad para que hables del malentendido de Yatra. Hablamos con Karla y el programa va a salir el mismo jueves, esto nos urge—dijo la castaña mientras tecleaba frenética en su teléfono—. Ah y hay algunas entrevistas que vas a dar vía zoom—me dijo—. Bueno, realmente no las vas a dar tú sola.

—¿Eh?

—Va a estar contigo Juan Pablo.

—¿Y cómo para qué quiero que esté él?

—¿Cómo que para qué?—me reprochó—. La marca de Morat es una gran publicidad y con lo que pasó, necesitamos más que nunca que se borre esa tontería que hizo que medio Internet se pusiera en tu contra—dijo Adelaide—. La atención debe estar enfocada en tu relación con Villamil.

—¿Y la música no importa?, ¿yo no importo?

—Alex, no estamos para dr...

—Alex tiene razón—habló Villa por primera vez—. Ella no es solo esta relación y claramente no me necesita como plus de publicidad, antes de mí ya era una de las artistas latinas más escuchadas.

la última vez | j.p. villamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora