El clima de Los Ángeles era todo lo que necesitaba. Yo era de las pocas personas que odiaba con todo su ser el frío.
Además, estaba en compañía de mi mejor amigo, necesitaba mucho a Sebastián, era uno de mis pilares y haberle dicho todo lo que había pasado en las últimas semanas me hizo sentirme bien y con un peso menos.Respecto a ojitos bonitos, la verdad es que no había mucho qué decir. Me encontraba tratando de discernir mis pensamientos y sentimientos, así que eso me llevó a tomar la decisión de evitarlo a toda costa, al menos hasta que tuviera que viajar a Bogotá a pasar las festividades con él. No quería hablarle y tampoco quería saber cómo surgió la reconciliación entre él y su ex novia.
Mi teléfono sonó, haciendo que saliera de mi mundo. Me enderecé de la tumbona y vi el aparato que vibraba a un lado en la mesita. De nueva cuenta, era Juan Pablo Villamil. Me quedé viendo la pantalla hasta que dejó de sonar. Suspiré y volví a tumbarme. El celular volvió a sonar.
-¿No piensas contestar?-preguntó Sebastián sentándose a mi lado.
-No-respondí.
-Alex, no puedes evitarlo por siempre-canturreó.
-No puedo evitarlo por siempre, pero ahora sí. Así que cállate-advertí cerrando los ojos.
El teléfono volvió a sonar, abrí los ojos solo para encontrarme a Sebastián con el aparato en sus manos.
-No te atrevas, idiota-me senté erguida y lo amenacé-. Dame el teléfono, Sebastián.
El castaño me miró burlón y atendió la videollamada.
-Hijo de tu...
-¡Villaco!-saludó con efusividad.
-¿Yatra?-el corazón me dio un vuelco en cuanto escuché su voz.
Cálmate, Alex. No nos gusta, ¿bien?
-Hola, hola parcero, ¿cómo anda?-dijo mi amigo sonriéndole a la pantalla.
-Bien, ¿está Alex por ahí?
Le hice señas a Sebastián para que dijera que no.
-Parce-Sebastián alargó la "e"-. Primero pregúnteme cómo estoy-se quejó y rodeé los ojos.
-¿Cómo está?-dijo Villamil y pude apostar que se encontraba rodando los ojos.
-Ay, súper bien. Aquí en Malibú con la playita y todo, parce. Un paraíso-sonrió Sebastián.
-Ah. Ahora, ¿podría pasarme a Alex?
Le hice señas diciéndole que no a Sebastián nuevamente, pero el idiota sonrió con diversión.
-¿A Alex? Claro que sí, parce. Aquí anda, se la paso-. Miré mal a Sebastián-. No puedes estar huyendo siempre, Alex-susurró y me tendió el teléfono.
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la última vez | j.p. villamil
FanfictionPara enamorarse sólo se necesita un contrato.