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El niño Kim se encontraba en uno de sus días de relajación. Hallábase en un terreno de cultivo, era perteneciente de la institutriz, ahí la joven realizaba actividades recreativas para controlar su estrés, y, el acompañamiento de su alumno fue con la excusa de aprender agropecuaria básica, algo que no venía en su plan de estudio, pero las madres aceptaron para que amplíe su panorama. Seguían en el mismo distrito, solo que más rural.

Taehyung disfrutaba de su paz fuera de casa, le gustaba leer bajo la luz del sol, averiguando un poco del cultivo para principiantes, después de todo tenía que estar prevenido. No obstante, estaba relajado.

Cuando el chico de doce años decidió que fue suficiente, cerró el libro que leía y se dispuso a dar una caminata por los alrededores, avisando de antemano a Eun. En la cercanía de un lago pequeño, el azabache se quedó encantado con el lugar, definitivamente ese sería su lugar favorito, el pasto a los alrededores era verde, había árboles suficientes para crear sombra, pero de un lado había espacio suficiente para caminar sin estorbos, y los rayos del sol atravesaban bellamente el agua cristalina. Muy bonito.

Sin percatarse de ello, un ruido de ramas se escuchó cerca de él, pero supuso que era la Srta Eun, así que quedó inmóvil, esperando la presencia de su cuidadora. Para su sorpresa un pequeño niño fue quién apareció en su campo de visión, el pequeño estaba manchado de tierra, tenía el cabello desordenado y un sombrero de paja que lo tapaba del sol. Y esa era una primera impresión desastrosa, pero al pequeño niño castaño no le importó.

—Disculpe, Hyung. ¿Ha visto un sapo por aquí? —preguntó el pequeño castaño, intentando simular con sus manos el tamaño del anfibio.

Taehyung simplemente negó y el castaño realizó un pequeño puchero.

—Realmente quería un sapo…

—En todo caso quieres una rana. En esta zona, especialmente aquí en el lago, me imagino que debe haber ranas. Así que no se acongoje. —explicó Taehyung, intentando no hablar demás.

El pequeño castaño lo miró confundido, inclinó su cabeza levemente sin dejar de ver al pelinegro. Realizó un pequeño puchero de frustración, no comprendía la diferencia entre rana y sapo, lo único que sabía era que quería uno.

Taehyung al notar el silencio del otro, suspiro pesadamente. Decidiendo qué era hora de marcharse. Cuando giro media vuelta para ir camino a la cabaña de su maestra, el otro chico tomó su brazo.

—¿Por qué te vas? —preguntó con su entrecejo fruncido.

—Creí que era un buen momento.

—¿Un buen momento? No me has dicho tu nombre, hoy no encontré el sapo que buscaba, pero…

El castaño fue interrumpido por el azabache.

—Rana, no encontraste la rana.

—Bueno, eso es lo mismo. —Kim negó ante la respuesta del otro—. No encontré la rana que buscaba, pero te encontré a tí, así que seamos amigos.

—Los sapos tienen extremidades más cortas, no tienen el hábito de saltar, son más terrenales. Así que no, no son lo mismo —respondió Kim Taehyung firme, y aunque se abstuvo de explicar un error natural, eso iba contra su naturaleza.

El castaño disconforme hizo un puchero. El solo pidió que sean amigos, no quería que le dieran clases.

—¿Eso qué tiene que ver con ser amigos? —preguntó—. Tienes una forma muy rara de hablar, pero creo que me servirá en un futuro. Cómo sea, me llamo Jungkook, Jeon Jungkook. Llámame Jungkook.

El joven niño sonrió mientras le extendía a Taehyung su manita, Kim solo le quedó viendo impactado.

—Soy Kim Taehyung —dijo con simpleza, regresando el saludo.

El otro niño expandió sus ojitos, quedó sorprendido por la presentación del otro, especialmente porque iban en la misma escuela, y aunque nunca le dió importancia, le sorprendió que un niño como Taehyung estuviera en ese lugar. Su mamá le había dicho que los Kim tenían dinero, y que su único hijo lo inscribieron en su primaria, su papá decía que no era muy importante eso, pero había escuchado de otros papás que el niño Kim no era empático con sus compañeros. De hecho, no le hablaba a nadie.

—Vas en mi escuela, he escuchado de tí —le dijo Jungkook, emocionado por tener algo de que charlar.

El azabache solo hizo una mueca de disgusto.

—¿También tú? —preguntó Taehyung.

—Sip, soy tu menor por un año. Mis compañeros hablaron mucho de ti cuando llegaste…

—Supongo que cosas agradables —interrumpió con sarcasmo, una broma no muy agradable para él.

Jeon Jungkook se encogió de hombros y negó.

—No fueron los más amables.

El joven Kim se lo esperaba, así que sin darle mucha importancia, retomó la acción de volver con la Srta Eun. No esperaba que el pequeño niño lo detuviera, tampoco esperaba que su forma de contenerlo fuera por medio de una tacleada. Ambos niños yacían en el suelo, específicamente, Jungkook estaba sobre Taehyung, intentando hacer que no se fuera.

—¡Pero que te pasa! —vocifero casi enojado.

—¡No es mi culpa, te ibas a ir de nuevo! —le contestó igual el pequeño Jeon—. ¡No debes huir de la gente!

—¡No entiendo que necesitas de mí, si vas a molestarme solo hazlo!... ¡¿Quieres dinero?! ¡El capital lo ganan mis madres, no yo!

Jungkook no sabe porque le dolieron esas palabras, especialmente cuando no comprendió las últimas. Pero de alguna forma se sintió triste y molesto, el azabache pensaba que quería obtener algo a cambio. Realmente no quería eso, solo quería un amigo.

¿Eso estaba mal?

—¡Eres un grosero! —gritó enojado el castaño, intentando hacer que sus lágrimas de tristeza no escaparan de sus ojitos —. No sé qué es eso de capitolio, pero no quiero uno. Yo de verdad quiero ser tu amigo. —Dijo con su voz trémula, pues el pequeño ya estaba llorando.

Kim Taehyung estaba perplejo, no entendía porque el joven lloraba. Si bien su tono de voz no era adecuado, él pensaba que no fue razón suficiente para llorar. Él no tenía permitido llorar, no recordaba la última vez que lo hizo, por ello, no sabía consolar a alguien que lo hacía.

—No llores —ordenó el pequeño Kim—. Por favor no llores, no sé qué hacer cuando alguien llora, no lo hagas más… Disculpa si te ofendí, no fue intencional. Pero deja de llorar, te lo suplico.

Taehyung sabía que no era honorable suplicarle a alguien, pero no podía evitar no hacerlo. Ese niño estaba siendo sincero y Taehyung de cierta manera, lo ofendió. Su deber era responsabilizarse de sus acciones. Por su parte, Jungkook intentaba regularizar su respiración, quería dejar de llorar, pero le era difícil y el azabache no era bueno para calmar a la gente.

Cuando las lágrimas del infante dejaron de salir, este finalmente pudo hablar con su mayor. En esta ocasión más tranquilos y sentados en el terreno terroso, cerca del agua de aquel lago.

—¿Ya podemos ser amigos? —cuestionó con duda el pequeño Jeon.

—Ya somos amigos, Jungkook. —Aseguró el azabache, sonriendo verdaderamente.

Eso mostraba una honesta felicidad de un primer amigo. Al fin tendría algo agradable para contar a su institutriz.

❥•°Attachment and possession°•❥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora