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Extra 4: aprendiendo a ser omega pt3.

Hasta el momento, el pequeño Jungkook vivía en su comodidad, cuando aún no veía la diferencia entre él y los demás.

Después de pasar el fin de semana de compras con su mamá, quién, al mismo tiempo lo llevó al salón de belleza y después por un helado, porque su hijo amaba los helados. Literalmente intentó hacer un cambio total, lo que resultó erróneo, considerando que el presupuesto era limitado, pero con las habilidades de su madre lograron maravillosos avances. Jeon Jungkook, el lunes en la mañana; un poco avergonzado por el cambio repentino en su apariencia, entró con una seguridad que le costó aparentar.

Se sentía distinto. No sé sintió así cuando salió de casa, mucho menos en su recorrido a la escuela. Llegando es cuando sintió cierta tensión, porque podía ser su imaginación o un pequeño miedo creciente, pero sentía que lo miraban. Sus pensamientos caían en una realidad muy acertada, las personas lo miraban. Si antes admitían su atractivo nato, ahora lo elogiaban con el recelo de no poder tenerlo, porque se imaginaban por qué era el cambio. Por quién lucía siempre tan bello. Jungkook ese día tuvo que soportar la jornada de clases más incómoda, porque llevaba el uniforme puesto, pero con los ligeros cambios que Hyuna, su madre, le sugirió.

En su camisa, en vez de corbata tenía un moño hecho con una pañoleta de satín, admitía que era bonita la pañoleta, no quitaba que peleó un buen rato por la parte del moño que su mamá le hizo. También peinó su cabello con ligeras ondulaciones, y, anteriormente su cabello era un castaño del color del café tostado, ahora era un castaño claro como la madera abedul. También se había hecho dos perforaciones en cada oreja, y, su papá se había encargado de conseguir aros de acero inoxidable para él. Y ambos padres ayudaron en el cambio que quería hacer su hijo, no sabiendo si hacían bien o mal, ya que lamentable ambos no conocían como funcionaba el mundo de alfas y omegas, y los desinformados señores solo pudieron aportar en las estéticas más conocidas de la jerarquía de su hijo.



Jungkook busco en el receso del día a su preciada pareja, con el corazón latiendo rápido como tambolirelos sin ritmo. Lo halló sentado cerca de las jardineras, con un tablón de ajedrez y un libro, traía lentes puestos. Con los ojos que siempre le miraban con cariño, estos mismos miraban atentamente el tablero, analizando las posibles estadísticas de un juego con él mismo. Pero como era un hábito, levantó la vista para ver un poco su al rededor, porque ya se estaba cansando de practicar. Fue cuando vió a su persona, al ser humano más bello que había visto. Jeon Jungkook se aproximó a él, le dió un ligero beso en la mejilla y tardo un rato en tomar asiento en lo que Taehyung guardaba las piezas y el tablero.

Al fin sentada la bina, Kim Taehyung se dedicó a apreciar con detalle al omega. Le encantaba todo de Jungkook, pero tenía un ligero conflicto por el cambio de apariencia que había tenido. No era quién para opinar, porque las decisiones de Jeon Jungkook eran solo pertenecientes de él. A su vez, no importaba que tantos cambios se hiciera Jungkook, porque Jungkook seguía siendo Jungkook y Taehyung estaba enamorado de todo lo que conformaba su ser.

Oh. Su ser era un ser que no se permitía saltarse los entrenamientos de básquet.

—¿No tenías entrenamiento? —preguntó, acercando su mano para tomar la de Jungkook, acariciando un poco de ella.

Pero está vez, por primera vez, le fue retirada esa mano.

—Sip, tenía que estar ahí, pero ya no estaré por el momento.

El pelinegro miró con una sorpresa garrafal al omega.

—¿Qué no estaban en torneo?

El castañito pasó saliva lo más disimulado que pudo y evitó su manía de rascar su cuello en momentos de tensión. Pero a quién engañaba, no era el mismo últimamente.

❥•°Attachment and possession°•❥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora