CAPÍTULO 2

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Luego de largas horas, el avión aterrizó en el aeropuerto Incheon.
Ya estaba en Seúl.
Pero para Taehyung era como haber viajado al futuro. Prácticamente todo estaba automatizado. Había máquinas dispensadoras para todo lo que se te pudiera ocurrir. ¿Quieres un refresco?, máquina. ¿Quieres un bocadillo?, máquina. ¿Paraguas?, máquina. ¿Celular?, máquina. Incluso se cruzó con unos robots a los que podías consultar cosas como; dónde estaban los sanitarios, dónde comer ramen, o donde tomar un taxi. Y todo estaba perfectamente limpio. ¡Ah, sí!, también había robots que limpiaban y aspiraban el piso.

_ "Creo que me pasé con el cambio. Esto es muy diferente en verdad. ¡Y todavía no salgo del aeropuerto!".

Taehyung le preguntó a un agente de seguridad por la parada de taxis. Aún no confiaba mucho en esos robots.

Cuando el taxi ganó la calle el impacto fue evidente. Las calles principales eran amplias, muy limpias, flanqueadas por edificios modernos y altísimos. Lo que más le agradó fue ver muchas esculturas públicas a lo largo del trayecto. Estaban colocadas tanto en parques y paseos como en las aceras. Luego de echar un ojo a los transeuntes, a Tae le pareció que los coreanos eran muy guapos. Tanto mujeres como hombres lucían impecablemente vestidos. Prácticamente todos eran delgadisimos y tenían la piel muy clara y cuidada. El castaño se acordó inmediatamente de sus padres. Al parecer tenían mucha razón con eso de no encajar. A pesar de ser coreano, Tae se veía diferente. Tal vez hasta podría decirse que allí se veía... umm, raro. Era delgado sí, pero no vestía ni moderna ni elegantemente y aunque sí cuidaba su piel, nunca había evitado tomar el sol, por lo que esta era bastante morena para el standart coreano.

De pronto, vió bajar de un lujoso Hyundai Génesis G90, a un joven de piel pálida y cabello gris, que iba vestido con prendas de la última colección de Yves Saint Laurent, mientras que de su mano colgaba un exclusivo bolso Louis Vuitton. El castaño se quedó de una pieza.

_ "¡Dios! ¿Cuánto dinero llevará encima? _ pensó _ En Buenos Aires no me atrevería a salir así vestido. ¡Pensarían que soy muy snob!. Sí, sí, también me asaltarían en menos de un parpadeo".

Salió abruptamente de sus pensamientos cuando el taxista le avisó que habían llegado. El hotel resultó ser bastante acogedor. Sencillo, pero bonito. Al entrar lo primero que notó fue el joven detrás del mostrador.

_ "¡Que guapo es! _ pensó _ En Argentina muchos me consideran apuesto, pero aquí debo parecer un sapo. ¡Miren esa piel! ¡Y esa boca!".

El chico parecía salido de un comercial de cosmética. Su piel era de porcelana, perfecta e impoluta. Y su boca era roja, carnosa y tentadora.

_ Buenos días. Mi nombre es Seokjin. ¿En qué puedo ayudarlo?.

Tae parpadeó un par de veces antes de salir de su asombro.

_ Ah, sí... Tengo una reserva a nombre de Kim Taehyung.

Seokjin asintió con su cabeza e inmediatamente se puso a chequear en su laptop.

_ Sí, aquí está. Kim Taehyung, reserva por cinco noches. Vaya, no se quedará mucho con nosotros, ¿eh? _ agregó sonriendo amistosamente.

_ Bueno..., ya que lo dices. Tengo planeado rentar un coche y recorrer algunas ciudades. Quizás, antes de partir me puedas recomendar algunos lugares de interés para trazar un itinerario.

_ Claro, que sí. Trabajando en esto tengo muy clara cualquier información acerca de turismo. Cuando lo necesite, aquí estaré para ayudarle _ dijo el jóven con entusiasmo.

Taehyung agradeció a tiempo que tomaba la keycard para acceder a su habitación y se dirigió al ascensor más cercano. Ya en el cuarto, se acercó a la ventana para apreciar el paisaje. Los altos rascacielos reluciendo al sol, y un poco más allá, los parques que bordeaban el río Han. Parecía irreal estar allí.

ENTRE VIÑAS Y CEREZOS 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora