Capítulo 5

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A pesar que habían tardado mucho en atravesar el mercado colmado de gente porque Taehyung se detenía a husmear en cada puesto, cuando llegaron al templo la joven y su familia todavía estaban ahí. Tanto Jungkook como el castaño los miraron de soslayo. El grupo familiar comenzó a bajar las escaleras al mismo tiempo que ellos comenzaban a subirlas. La chica parecía sorprendida de ver nuevamente a Jungkook por allí. Esta vez no escondió su molestia al verlo acercarse y repitió la misma mueca de disgusto, pero esta vez fue mucho más evidente.

Tae, muy interesado en las reacciones de la muchacha, no se había dado cuenta que el pañuelo que comprara recientemente, se había deslizado peligrosamente de sus hombros y estaba a punto de enredarse en sus pies. Pero Jungkook sí lo notó, y rápidamente tomó con una mano el brazo de Taehyung, que se sorprendió por el inesperado contacto, y con la otra mano devolvió suavemente el pañuelo a su lugar.

_ Ibas a enredarte _ se excusó el pelinegro.

_ Oh, gracias, Jungkook _ dijo Tae dibujando una perfecta O con su boquita al comprender la situación _ Creo que es un poco largo para mí. ¡Pero es tan bonito! ¿No lo crees?.

_ Sí, lo es _ respondió el pelinegro, que se perdió en el encantador gesto del castaño y aún no soltaba su brazo.

Al ver la escena, la familia en pleno se había quedado petrificada a mitad de la escalera. Todos los miraban con descaro. No había dudas de que conocían a Jungkook, y se preguntaban qué estaba haciendo tomando del brazo a ese chico raro que se atrevía a vestir un pañuelo tan "femenino", ni más ni menos que en el templo.

El pelinegro no pudo menos que notarlo. Delicadamente soltó el brazo de Tae y continuaron subiendo con todas las miradas clavadas en ambos. Cuando llegaron al punto donde se iban a cruzar, nadie evitó chocar las miradas. Jungkook solo hizo un leve gesto con la cabeza en forma de saludo. Pero Taehyung no resistió hacer una pequeña maldad. Sonriendo amplia y rectangularmente, los saludó... en español.

_ ¡Hola. Buenos días!.

La reacción negativa no se hizo esperar. Nadie atinó a devolver el saludo. La chica estaba particularmente pasmada.

_ "¡Bien! _ pensó Tae _ Ahora te quedarás pensando en quién soy y porqué Jungkook está conmigo _ sonrió para sus adentros _ Sufre un poco tú también".

Al pelinegro no le sorprendió que el castaño los saludara. Ya había comprobado el día anterior que no era del tipo de personas que tienen prurito en dirigirse a desconocidos. Claro que, Jungkook no sospechaba que Taehyung ya lo había adivinado todo.

_ "Los chismes no se harán esperar" _ pensó el pelinegro.

Él lo sabía perfectamente. Al no ser Gongju un lugar turístico, la visita de un extranjero no pasaría desapercibida. Sobre todo si ese extranjero tenía las características de Tae, y para rematar, se paseaba delante de todos con el hijo del jefe del pueblo. Se hablaría de ellos hasta en los hogares más alejados en cuestión de minutos. Incluída la casa de su familia. Pero a Jungkook eso no le importaba. Hacía mucho que ningún comentario que partiera de su antiguo hogar le importaba.

Llegaron a lo alto de las escaleras mientras el castaño iba entusiasmado disparando con su cámara. Si bien Jungkook no era practicante, fue criado dentro del budismo, por lo que sintió que estando ya en el templo, sería bueno dejar alguna plegaria. En el fondo se sentía un poco culpable por la locura que estuvo a punto de cometer el día anterior. Y quizás, de paso, también pediría que los chismes con respecto a Taehyung no fuesen tan maliciosos.

_ ¿Eres budista? _ le preguntó al castaño.

_ Ah bueno..., no. En realidad no tengo una religión específica. Pero respeto mucho las creencias ajenas.

ENTRE VIÑAS Y CEREZOS 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora