CAPÍTULO 34 - Final

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_ ¿Dónde estás, Kookie?.

El castaño entró a la casa de Min y lo primero que notó fue el silencio absoluto que había en el lugar. En segundo lugar, un exquisito aroma a comida que invadió sus fosas nasales e hizo que su estómago rugiera ansioso.

_ ¿Kookie? _ Tae avanzó por la sala y gritó hacia el pasillo que daba a las habitaciones _ ¿Estás en la cama?.

Estaba a punto de ir a buscarlo al cuarto cuando desde el jardín se escuchó música. Angel Baby de Troye Sivan. Intrigado, se fue acercando a las amplias puertas que daban salida al parque. Cuando se asomó se llevó una gran y hermosa sorpresa.

Junto a una bien decorada y provista mesa, estaba Jungkook. Guapísimo, ataviado con un pantalón negro de vestir y una ajustada camisa blanca que marcaba su torso amplio y firme. Lo esperaba de pie, rodeado de velas y globos dorados. En la mano, sostenía un hermoso bouquet comprendido por unas extrañas flores color vino tinto y diminutas gypsophilas.

_ Hola, amor. Te estaba esperando _ el pelinegro sonrió satisfecho al ver la cara de asombro y la radiante sonrisa de su novio.

_ ¿Qué es todo esto?.

_ Es mi sorpresa para tí. Anoche dijiste que era mi responsabilidad nuestra noche de despedida.

_ Sí, pero... yo no me refería a todo esto.

Jungkook se empezó a reír mientras lo atrapaba en sus brazos.

_ Me imagino muy bien a lo que te referías. Pero eso vendrá luego, bebé _ le susurró junto al oído luego de morderle suavemente el lóbulo _ Antes, hay una rica cena esperándote.

_ Mm, no sé si pueda esperar _ el castaño buscó los labios de su novio y le dió un beso suave, pero intenso.

_ Si me besas así iremos directo al postre y se marchitarán las flores _ dijo ofreciéndole el ramo.

_ Gracias, Kookie _ Tae miró el bouquet con más detenimiento _ ¿Qué clase de flores son? No las conozco.

_ Se denominan calycanthus. Son tus flores de nacimiento, amor.

_ ¿De verdad? _ Taehyung se sorprendió por el detalle _ Entonces, ¿las elegiste especialmente para mí?.

_ Sí.

_ Kookie, todo esto es demasiado.

_ Y tengo dos sorpresas más _ Jungkook le guiñó un ojo _ Pero tendrás que esperar un poco más.

_ No necesitas hacer nada más. Yo solo te necesito a tí.

_ Y me tienes, amor.

El castaño le cruzó los brazos al cuello y lo atrajo para besarlo otra vez.

_ Te amo, Kookie _ susurró en su boca _ Gracias.

_ Yo también te amo _ Jungkook estaba a punto de mandar al carajo la cena, pero se contuvo _ ¿Vamos a la mesa?.

_ Vamos.

La mesa estaba hermosamente preparada con un mantel blanco bordado con diminutas estrellas doradas. En el centro, pequeños fanales de bronce con velas en su interior, iluminaban el lugar. En los recipientes, un vasto surtido de tteokbokki, kimbap y, los infaltables mandus como los que compartieron aquel día en el puente. Por supuesto, no se había olvidado del malbec que tanto le gustaba a su novio. Ni el champagne, su fiel aliado a la hora de tirar por la ventana los pudores del castaño.

La comida estaba exquisita y el vino era perfecto. Jungkook había elegido música suave y algo de jazz para acentuar el romanticismo. Cada detalle sumado al amor que flotaba en el aire, hicieron de la velada un momento perfecto y atesorable. Jungkook le contó los detalles detrás de los preparativos y todo lo que debió correr para terminar a tiempo, y Tae le contó sobre el periplo que el rubio lo hizo pasar para comprar un simple hanbok rosa. Los dos comieron y charlaron relajados, se rieron y se besaron todo el tiempo.

ENTRE VIÑAS Y CEREZOS 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora