CAPÍTULO 22

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_ Kookie, creo que ya me arrepentí de esto.

_ ¿Por qué?.

_ Porque estoy muy nervioso y temo meter la pata frente a tu abuela _ Tae realmente se veía nervioso _ ¡Para colmo me puse jeans gastados!. Pensará que soy un pordiosero. Debí ponerme algo más formal. Tal vez deba cambiarme de ropa en alguna gasolinera antes de llegar.

_ Bebé, cálmate. Te ves bien con esa ropa. _ lo miró más intensamente _ Demasiado bien, diría yo.

_ ¡Mierda, Jungkook, hiciste trampa!

_ ¡¿Qué, qué?!

_ ¡Si, hiciste trampa! _ insistió poniendo esa cara de niño enfurruñado que derretía hasta las piedras _ Me dijiste que me amabas luego de tener sexo y te aprovechaste del momento para convencerme de conocer a tu abuela.

Jungkook empezó a reír con todo su ser.

_ ¡No te rías! _ reclamó el castaño berrincheando como bebé.

_ Es que te estás comportando como nene chiquito, amor _ aún seguía riéndose _ Solo iremos un día a ver a mi abuela, no es para tanto.

_ Debimos comprar flores. ¿Y si no le agrado?_ Tae abrió grande sus ojos _ Mi abuela decía que la primera impresión es la que cuenta.

_ Eso no es cierto. Si fuese así, tú mismo me habrías tirado del puente al ver que yo era el mismo grosero de Seúl.

_ No digas eso. No me gusta recordarlo.

_ Y a mi no me gusta que digas que tuvimos sexo _ Jungkook llevó el vehículo a la banquina y se detuvo allí. Tomó a Tae de las mejillas y apoyó su frente en la suya _ Tú y yo hicimos el amor, bebé. No lo olvides.

El castaño sonrió tímidamente.

_ Sí, lo sé.

_ No te preocupes por mi abuela, ella te amará con solo verte. _ el pelinegro le quitó el cinturón de seguridad _ Ven, bésame.

Taehyung se acercó con un puchero que hizo reír al azabache.

_ Te amo, Jungkook.

_ Yo a tí.

Se besaron despacio sintiéndose seguros de su amor.

*

Cerca de las tres de la tarde arribaron a su destino en Busan. Al momento de contemplar la gran mansión de los Jeon, Taehyung se dió cuenta del poderío económico de la familia de Jungkook, y sus jeans gastados fueron lo de menos. Todo él se sintió insuficiente. Rodeado por altos muros de piedra, el enorme hanok parecía una fortaleza desde afuera. Una gran puerta de roble tallada franqueaba la entrada. Jungkook golpeó la aldaba y enseguida una empleada los hizo pasar.

_ Adelante, por favor. La señora los espera.

Atravesaron un bello jardín, donde una fuente con nenúfares y carpas dominaba la escena, y fueron conducidos a la espléndida sala. Esta, estaba completamente amoblada con finísimos muebles de cedro y cerezo. Los pisos eran de un lustroso mármol blanco y de los techos colgaban hermosas lámparas. Allí los esperaba la abuela de Jungkook. La señora Jeon se encontraba sentada en una gran silla apoltronada, vestida con un costosísimo hanbok de seda azul, viéndose como si fuese la reina Myeongseong.

Se veía tan imponente que el pobre Taehyung estuvo a punto de salir corriendo.

_ Oh, mi querido, ya estás aquí _ se levantó de inmediato al ver al pelinegro y lo recibió con un abrazo _ Que Buda bendiga a los padres de ese amigo tuyo. Porque si no fuese por esa fiesta hoy no habrías venido.

ENTRE VIÑAS Y CEREZOS 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora