Capítulo 8

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— Es que no lo puedo creer... —exclama Yuna observando de nuevo su rostro.

La familia Jeon se encuentra ubicada en el comedor compartiendo un abundante desayuno junto a su invitado y ahora nuevo integrante, Jimin. Haneul -como es regular en ella- ha puesto sobre la mesa un menú exquisito y variado, todo para impresionar y contentar una vez mas a su querido rubio.

— ¿Puedes dejar de repetir lo mismo? —pregunta Jungkook con la boca llena, ganándose una mirada iracunda de ambas mujeres.

—¡Tú cállate! 

—¡No hables con la boca llena! —le riñen ambas al mismo tiempo, a lo que el pelinegro solo rueda los ojos.

—Solo estoy impresionada ¿vale? —se excusa la chica de cabello negro, al igual que sus familiares. Jimin le recuerda muy bien, con tan solo 4 años de diferencia, la menor de los Jeon siempre acostumbraba a estar detrás de él y sus amigos. Siempre fue honesta, divertida y hermosamente imprudente —Ustedes tuvieron la oportunidad de sorprenderse ayer... o sea, es decir... Wow, yo apenas lo veo hoy —Jimin no puede evitar reírse.

—Oh vamos... no es para tanto —dice Jimin aún sonriendo.

—¿He mencionado que me encantan los chicos modestos? Admite que estas mas bueno que el pan. —emite Yuna guiñándole un ojo.

—¿Ahora vas tras de Jimin? ¿Tan fácil renuncias a Taehyung? —le increpa Jungkook.

—¡Mas vale que cierres la boca, Jeon Jungkook! —le responde Yuna con sus mejillas encendidas.

— ¿Te gusta Tae? —le pregunta Jimin de inmediato.

— ¿Gustar? Esta loca por él —la delata Jungkook mientras lleva a su boca una nueva cucharada.

—¡Mierda, Jungkook! ¡Te odio!

—Niños... —advierte Haneul totalmente tranquila, pero aquella pronunciación basta para calmar a los dos jóvenes, quienes se enderezan.

—Nunca renunciaría a Tae, somos almas destinadas —dice Yuna mas calmada —simplemente que él todavía no lo sabe. Por favor, Jimin, no le vayas a decir nada. —pide en su dirección uniendo sus manos en signo de plegaria.

—Jimin no necesita decir nada, tú sola te dejas en evidencia todo el tiempo. — le señala Jungkook con la cuchara.

—Claro que no, Tae no lo sabe. — responde haciendo un puchero.

—¿Estas segura? —le pregunta burlón Jungkook haciéndola palidecer.

—Jungkook —le advierte Haneul —Deja de molestar a tu hermana.

Yuna perfora a su hermano con sus ojos afilados y luego da un suspiro retomando su resplandeciente sonrisa. Jimin no puede evitar seguir sonriendo por la graciosa situación.

—Bueno... y ¿Qué has hecho en estos años? ¿Sigues tocando la guitarra? Tocabas muy bien ¿Aún practicas Taekwondo? Tú siempre fuiste el mayor de ellos... ¿Ya has trabajado? Hay un chico en un café del centro que es guapísimo, muchas chicas van allá solo para verle, no estoy diciendo que yo sea una de ellas en lo absoluto, pero estoy segura de que si tuvieras un trabajo así, sucedería lo mismo, es que... por dios. Ni siquiera es convencional tu cabello, ningún chico se tiñe el cabello aquí, todos son muy aburridos, a ti se te ve hermoso, te ves como em... ¿un dios griego? No lo se... yo he querido teñirme de rojo, pero Jungkook insiste en que me vería mas intensa de lo que soy, ¿tú qué crees del color rojo? ¿se me vería bien?—Jimin queda con la boca abierta debido a la velocidad con la que puede hablar la chica y Jungkook estalla en una carcajada junto a una mas baja de Haneul.

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