Capítulo 2

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—Hola, Jungkook —saluda el chico tras su puerta, haciendo que todo se congele a su alrededor.

Jungkook permanece en su lugar paralizado, sus ojos recorren con velocidad el rostro del contrario mientras la confusión crece en su cabeza, sus manos siguen aferradas a la puerta y sus pies plantados en el mismo lugar. Sus neuronas trabajan a gran velocidad tratando de identificar el rostro frente a él, pero falla en todo sentido.

Cabello rubio lacio y levemente largo, orejas perforadas, con 3 aros en cada una de ellas, de los cuales bajan cadenas delgadas y diminutas tocando su cuello, que guía su vista a un escote bastante abierto de una camisa negra holgada. Lo que observa sin duda no tiene comparación con alguien que haya conocido antes. Pero antes de seguir haciendo su revisión se ve obligado a detenerse al escuchar el carraspeo del contrario.

—¿Me dejarás pasar? —pregunta el rubio entre una risa. El vello de la espalda de Jeon se eriza ante aquel sonido y su cabeza se ladea ante un sentimiento de reconocimiento que crece en su pecho — Parece que no te dijo que vendría —suspira el rubio mirando hacia atrás, en dirección a la calle. Jungkook aprovecha y observa el rostro del chico cubierto parcialmente por unas gafas de sol y tapabocas, sus ojos se entrecierran tratando de detallar la forma de sus ojos, pero el chico se gira antes de hacerlo —Joder, estas tan... cambiado— Jungkook continua mirándolo ladenado su cabeza sin poder conseguir hacer otra cosa —Pero supongo que sigues siendo tímido. Bien... voy a pasar, tengo mucha sed —dice el extraño haciéndolo a un lado, entrando así a su casa, mientras él se queda de pie mirando aún hacia fuera.

¿Qué carajos?

—Hey —logra decir por fin dándose la vuelta para sacar al imbécil de su casa —¿por qué entras como si na-

—Waaa —exclama el rubio soltando una maleta, de la cual hasta ahora se percata Jungkook —Yuna ha crecido demasiado —la emoción se denota en su voz mientras observa la foto de su hermana.

—¿Cómo conoces a-

—Dios... mírate, eras tan lindo y tierno —exclama el chico señalando otra foto colgada en la pared —Has cambiado mucho, aunque tus ojos siguen siendo enormes.

Jungkook ya no sabe qué mierda pensar, ¿quién es este tipo? ¿por qué este idiota conoce a su familia? y ¿por qué sigue en su jodida casa? se cuestiona mientras observa las fotografías ¿es un conocido de mamá? Eso debe ser. Piensa con alivio.

—Escucha- —justo cuando algo coherente se prepara en su mente para ser articulado observa que el rubio ya no esta en la sala, Jungkook da una vuelta de 360 grados consternado. Jodeeer, esto ya me esta asustando. Se dice a si mismo, rápidamente burlándose de él cuando escucha un ruido en la cocina. Claro, el extraño había dicho que tenía sed. Definitivamente no estoy listo para un asalto, deje entrar a un total descoconido a mi casa como si nada.

Jungkook se encamina con velocidad hacia su cocina para desenmascarar al chico de una vez por todas. Pero cuando cruza el marco del lugar su misión parece ser resuelta por el propio muchacho, pues ya no porta sus gafas ni cubrebocas, las cuales ha dejado sobre la mesa.

La mandíbula definida y fina del chico se eleva mientras da un largo trago al vaso de agua. Jungkook puede detallar la blanca piel del muchacho mientras su nuez de adán se mueve al pasar el liquido con rapidez y algo se encoje en su pecho cuando el rubio aparta el vaso su boca y deja a la vista sus labios.

— ¿Por qué dejas tu maldita puerta abierta? —una nueva voz exclama a sus espaldas y se gira de inmediato encontrándose a Taehyung. —Sé que eres un puto mastodonte musculoso —continua diciendo su amigo mientras entra a la cocina —pero hay que tener precaución, Jungkook. Nunca se sabe cuando- —sus palabras quedan en el aire cuando los ojos de su amigo se encuentran con el extraño en su cocina. Bueno, si resulta ser un asesino, al menos ya somos dos. Piensa Jungkook.

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