Túmbate, no tengas miedo.

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Tenía sed, me levante y compre una botella de agua. Y después, me compre una chocolatina de las maquinas. No había comido, y tenía mucha hambre. Me senté otra vez en los sofás.

Habían pasado ya más de media hora y Jesús seguía sin aparecer. Pero, me daba igual, yo seguiría esperándole. Ya estoy acostumbrada.

Enfrente de mí había una familia, la mayor tenía a la pequeña en brazos. Y me recordó a mi hermana cuando era pequeña. Yo siempre la cogía, y aunque lloraba, era feliz. Mi madre siempre me decía que no cogiese a mi hermana cuando estaba durmiendo que costaba mucho dormirla, pero era superior a mis fuerzas no despertarla. Y siempre lloraba, y mi madre siempre me decía lo mismo, hasta que un día se canso de decírmelo y se la llevo. Yo me enfade, pero enseguida lo entendí. Que recuerdos. Los ojos se me empaparon de lágrimas, pero enseguida me las quite. Como la echaba de menos.

Alguien me tapo los ojos, y me dio un beso en el cuello. Me erice, era mi debilidad.

-¿Quien soy?

Me quito las manos de los ojos, me gire y le abrace muy fuerte. El me cogió como un koala, y me dio un beso, dulce.

Me cogió de la mano y salimos del hotel.

-¿Adonde vamos?

-Te voy a llevar a un sitio. Me ha costado mucho decidirme, así que espero que te guste.

-Me encantara, estoy segura.

El sonrió y me robo un beso. Me cogió por el hombro. Estaba muy a gusto a su lado.

-Jesús, ¿sabes que te quiero verdad?

-¿Sabes que yo más?

-Imposible.

-Posible.

Mostré una sonrisa y le di un beso en la mejilla. No me gustaba ser muy empalagosa, pero necesitaba decírselo, por todo lo que ha ocurrido. No quería preguntar por Dani, pero necesitaba saber cómo estaba.

-¿Como esta Dani?

-Bien, hoy le dan el alta.

-Que bien.

Y miro para otro sitio, no pregunte más. No quería estropear este momento. Se paro bruscamente, y saco un pañuelo del bolsillo.

-¿Que haces con un pañuelo?

No me dijo nada y me vendo los ojos.

-Ten cuidado, que soy muy torpe.

-No te dejare caer, tranquila.

Echo a andar, me cogió de la mano, y andaba lento. Un escalón. Otro. Y me dejo sola.

-¿Jesús? ¿Jesús?

-Estoy aquí.

-¿Donde?

-Quítate la venda, y ven.

Obedecí, era todo precioso. Había muchos árboles, arboles pequeños y altos y al fondo un mar, que brillaba y aun mas que era casi de noche. Se me escapo una sonrisa. Vi a Jesús sonriendo, y vi que había preparado una cena. Corrí hacia él. Y le bese.

-¿Te ha gustado?

-Me encanta.

-¿Tienes hambre?

-Que buena pinta que tiene.

Puso un mantel y nos sentamos. Cenamos pizza, y coca cola. Después recogimos todo. Cuando terminamos ya era de noche. El se tumbo, y miraba las estrellas.

-Túmbate.

-Jesús ya es de noche.

-¿Y qué?

-No sé.

Pero me tumbe al lado suyo. Le mire, tenía un perfil bonito. El no me miraba, pero yo seguí mirando, me gustaba.

-Que bonita noche, ¿no?- dijo, mirándome a los ojos.

-Si la verdad, es que es muy bonita.

-Pero tu más.

Me sonroje.

Me cogió de los hombros y me apretó más a él. Le mire, y me miro. Nos besamos. Cuando llegue aquí, no pensé en hacerlo. Pero tenía muchas ganas. Era mi primera vez, pero creo que era este el momento.

-¿Sigo?

-Sigue.

Me quito mi camiseta, y notaba sus manos frías tocándome la espalda y la barriga. Enseguida él se quito la camiseta, y puse mis manos en su barriga. Tenía miedo. Cuando se disponía a quitarme el pantalón, enseguida me aparte y me levante el pantalón.

-Jesús, lo siento. No puedo hacerlo.

Comienza una nueva vida (Gemeliers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora