La pelinegra se sentó en su cama de hospital mirando su regazo con una expresión hosca en su rostro. Saki sabía todo sobre lo que había hecho, pero estaba dispuesta a guardar silencio al respecto, muy probablemente por miedo.
— ¿Quién más sabía...? —pregunto Ayano en voz alta para sí misma.
¿Cuántas personas sabían y cuántas estaban dispuestas a ser misericordiosas como Saki?
La ansiedad y el temor comenzaron a llenar la cabeza de Ayano, sofocando su mente con terribles pensamientos e impulsos.
A quién le importa si alguien sabe, los encontraré y los mataré...
Detente... No... tengo que ser buena...
Me tendrán a sus pies sobre mi cabeza si no me deshago de ellos... ¡No debieron de haber metido sus narices en mis asuntos!
Basta... basta... ya no puedo hacer eso...
Yo... tengo que eliminarlos...
Se sentía como si dos lados de ella estuvieran discutiendo entre sí tratando de obligar a Ayano a tomar un lado. Se agarró la cabeza deseando que todo se detuviera. Necesitaba una forma de detenerlo... necesitaba...
— Budo-senpai... —Ayano se quitó las manos de la cabeza y miró con añoranza hacia la puerta.
Así es, pronto Budo regresaría con el café y ella estaría bien. No podía decirle específicamente sobre sus preocupaciones actuales, pero sabía que él la consolaría de todos modos. Mientras pensaba en esto, las voces en su cabeza se disiparon de inmediato. En cualquier momento entraría por esa puerta y la saludaría con su brillante sonrisa y sus dulces palabras. La pelinegra apretó las manos con anticipación. Pasaron diez minutos, luego otro, y otro, hasta que pasó una hora entera. Los ojos grises de Ayano temblaron mientras miraba el reloj.
¿Donde estaba él? El café no debería tardar tanto en hacerse
¿Tenía algo importante que hacer?
Él le habría dicho o al menos le habría enviado un mensaje de texto, ¿verdad? Había tratado de bajar las escaleras para ver si él todavía estaba allí, pero su enfermera la acompañó
severamente a la cama y le dijo que se quedara quieta. Cuando lo intentó por segunda vez, la enfermera le gritó y armó una escena.— Odio los hospitales... —murmuró Ayano con el rostro rojo de ira y vergüenza.
Pasó los últimos cinco minutos enviando mensajes de texto al líder de artes marciales, pero no obtuvo respuestas, sin embargo, vio que se leían los mensajes, eso la irritaba y le preocupaban un poco.
¿Y si... alguien ya le dijo...?
Antes de que pudiera ahondar en ese pensamiento, la puerta se abrió de repente y el corazón de Ayano dio un brinco cuando se giró rápidamente hacia la puerta.
— Oye. —dijo Osoro Shidesu frente a ella con una de sus manos levantada a modo de saludo. Llevaba una chaqueta de cuero negra con una camiseta sin mangas blanca y jeans azules, así como un par de botas negras. Era extraño verla vestida tan informal.
— ¿Shidesu? —la pelinegra se inclino ligeramente ante su apariencia, no esperaba que viniera el líder de los delincuentes. Después de todo, estaba segura de que Osoro la odiaba a ella y a Budo, y preferiría atender a su tío. — ¿Qué estás haciendo aquí...?
— ¡Vine a ver cómo estabas, idiota! —grune Osoro mientras la miraba con incredulidad, como si no pudiera importarle.
— Bueno, estoy segura de que te llena de satisfacción verme en este horrible estado. —dijo Ayano cambiando a su yo reservado.
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Si no puedo tener a Senpai... [Ayando]
Fanfiction"Si no puedo tener a Senpai, te tendré a ti hasta que no puedas soportar la idea de dejarme" ESTO ES SOLO UNA TRADUCCIÓN. ESTA HISTORIA ES DE @DollieSonikku (Antes: @DollySonikku) TODOS LOS CRÉDITOS LE PERTENECEN. Traducción publicada en 27 de Enero...