Capítulo 28

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Budo acarició el cabello pelinegro de Ayano mientras que ella descansaba su cabeza contra su pecho. Se sentía como si la pieza que faltaba en su corazón se hubiera completado una vez más.

Se sentía tan bien estar con su amor nuevamente que las palabras ni siquiera podían describir lo que estaba sintiendo en este momento.

— B-Budo-Senpai... lo siento... —murmuró Ayano en voz baja mientras golpeaba con fuerza su chaqueta de cuero.

— ¿Por qué te disculpas? —pregunto Budo inclinando la cabeza confundido. — No hiciste nada malo...

— Dejé que me alejarán de ti... Deje que lo hicieran y lo siento, yo... —dijo Ayano mirándolo con los labios temblorosos, sus palabras estaban llenas de arrepentimiento y Budo supo que estaba sufriendo por su decisión precipitada.

— Shhh, Ayano está bien... no estoy enojado. —aseguró Budo cuando sintió que su cuerpo temblaba entre sus brazos. Se veía tan delicada y triste que Budo quería seguir consolándola, pero sabía que quedarse allí por más tiempo le causaría más problemas. —Tenemos que salir de aquí.

La pelinegra se sorbió la nariz apretando la chaqueta de Budo para después asentir lentamente en respuesta, Budo soltó a la chica.

De inmediato sintió que el calor que ella emitía desaparecía de él. Por reflejo Budo agarró la mano de Ayano, su mano envolvió la suya fácilmente, ella lo miró sorprendida antes de que una pequeña sonrisa apareciera en sus labios.

Budo rápidamente condujo a Ayano por el pasillo. El sonido de sus pasos resonó por los pasillos vacíos.

El pelinegro observó con cautela su entorno, estaba preocupado de que el guardia de seguridad lo encontrara o, peor aún, el médico trastornado.

— Budo-Senpai, ¿sabes dónde está la salida? —pregunto Ayano.

— Sí, debería estar a la vuelta de la esquina y al final del pasillo. ¡Solo tenemos que pasar por la recepción y estar en casa libres! —aseguró Budo mientras continuaba guiándola por el largo pasillo.

Un aire de silencio los rodeó a los dos. Ayano miró tímidamente a Budo.

Él acudió a su rescate una vez más sin tener miedo de las consecuencias de sus acciones.

La pelinegra nunca dudó de él.

El líder de artes marciales siempre estaba decidido a hacer lo correcto después de todo.

Mientras Ayano pensaba en esto, su mente comenzó a preguntarse cómo reaccionaría Budo si se enteraba que ella era una asesina serial.

Él la veía como si fuera un ángel e incluso como una niña inocente en todo este desastre.

¿Pero y si se enteraba?

¿Él se molestaría?

La pelinegra sacudió la cabeza tratando de deshacerse de esos pensamientos ansiosos que surgían en su mente.

Debería estar feliz de que su héroe viniera por ella pero se sentía culpable.

Sin embargo, esos pensamientos no la abandonaban y seguían acumulándose en su mente. Sus pies se detuvieron haciendo que Budo se detuviera a medio paso.

— ¿Ayano? —dijo Budo mirando hacia atrás para ver una expresión de angustia en su rostro mientras bajaba la cabeza de manera vacilante.

Ella no había soltado su mano, es más la sostenía con más fuerza como si quisiera que él no se fuera. Un destello de preocupación se plasmó en el rostro de Budo mientras giraba su cuerpo hacia ella.

Si no puedo tener a Senpai... [Ayando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora