Capítulo 36

701 64 7
                                    

La pelinegra se tambaleó hacia atrás cuando la comprensión la golpeó con fuerza, miró a Riku con cautela preguntándose si realmente lo usaría contra ella.

— Ayano Aishi... —dijo Riku con desdén en su voz, un escalofrío recorrió la columna de Ayano y pudo ver que la mano de Riku temblaba levemente mientras apuntaba su arma hacia ella. — La chica a la que protegi y me preocupé... no era otra que el monstruo que hacía de damisela en apuros.

— Nunca hice el papel de damisela, Soma. —dijo con firmeza. — Solo querías creer que lo era.

— ¡Cállate! —grito Riku y apretó el agarre de su pistola eléctrica. — Dime, ¿Sientes empatía o remordimiento por lo que hiciste pasar a Kokona...? 0 incluso a Miyu, a Masuta... ¡O a mi!

— ¿Me creerias si te dijera que sí? —dijo Ayano en voz baja, la culpa y el arrepentimiento que había dejado de lado comenzaron a surgir dentro de ella una vez más.

— Ya no sé. —admitio Riku lazandolo una mirada fría mientras daba un paso hacia ella.

La pelinegra le dedicó una mirada al conductor de la limusina, el conductor tenía la cabeza agachada, su mirada apartada parecía pensar que su volante contenía los secretos del mundo. Solo era leal a su amo.

Si corría, probablemente Riku la atraparía, ya que ya estaba cansada por caminar tanto tiempo. Lo único que podía hacer ahora es enfrentar esto como lo hizo con Saki y Taro.

— Soma... —dijo Ayano y lentamente levantó ambas manos en forma de rendición. — No voy a lastimarte a ti ni a nadie más... Me iré de la ciudad después de esta noche. No me volverás a ver nunca más... Asi que por favor déjame ir.

Ayano pudo ver que el agarre del chico flaqueaba y sus ojos violetas tenían sorpresa en ellos, obviamente no esperaban este resultado.

— ¿Por qué debería creerte, Ayano? —pregunto Riku, levantando su pistola eléctrica ligeramente. — Incluso si dices estas cosas, sé que no puedes evitarlo, el médico dijo que estabas enferma, incluso psicótica. Por lo que sé, podrías estar manipulándome antes de dar el golpe final.

— Tengo las manos en alto y no tengo armas... incluso puedes atarme los brazos y comprobarlo. Solo quiero seguir mi camino.

— Sigues siendo peligroosa incluso sin armas. —murmuró sospechosamente. — Incluso si te dejo ir, ¿quien me dice que no torturarás ni asesinarás a otra persona en el futuro?Deberías haberte quedado con el médico, Ayano. Entonces tal vez podrías haber tenido una oportunidad de redimirte.

— Por favor, Soma... te lo ruego. Budo me...

Estuvo a punto de suplicar cuando Riku gritó una vez mas.

— ¡Suficiente de eso! —exclamo Riku y dió otro paso más cerca de ella. — No menciones más su nombre, ¡estoy cansado de escucharlo cada vez que estoy contigo!

— Soma...

Incluso ahora, Ayano podía sentir un toque de celos en su tono y el leve entrecerramiento de sus ojos. No tenía tiempo para esto, si no se movía, su viaje a la ciudad se retrasaría.

— Sube al auto, Ayano, te llevaré a la estación de policía. Vas a responder por tus crímenes. —dijo Riku acercándose a ella. — Y no pienses en tratar de atacarme. No dudaré en usar esto una y otra vez si es necesario.

Antes de que Ayano pudiera seguir suplicando, Riku la agarró del brazo con dureza, una peligrosa luz brilló contra ella ya que Riku la tenía cerca de el ahora. No, esto no podía pasarle a ella en este momento, no cuando estaba tan cerca de rescatar a Budo.

Si no puedo tener a Senpai... [Ayando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora