Capítulo 24

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Los ojos de Ayano se abrieron al sentir el ligero toque de los labios de Riku sobre los de ella, sus fuertes brazos la mantenían contra el y podía sentir el calor que irradiaba en su cuerpo.

La pelinegra se había quedado paralizada intentando procesar que su compañero de escuela la estaba besando, pero en el fondo en todo lo que podía pensar era en el líder de artes marciales.

Nada más podía pensar solo en el, ni siquiera Taro Yamada llegó atormentar así su mente.

La pelinegra solo cerro sus ojos con fuerza mientras empujaba a Riku con brusquedad haciendo que el chico retrocediera sorprendido.

La cara roja de Ayano parecía brillar contra la oscuridad de la ciudad, bajo su cabeza mientras inhalaba y exhalaba.

— Ayano... —dijo Riku quién la miraba desconcertado, no pensó que Ayano rechazaría su beso, no lo había aceptado, la chica parecía estar más conmocionada que el.

— Tú... tú... — murmuraba Ayano mientras que su voz se apagaba cuando su debo índice tocaba lentamente sus labios que habían sido besados.

Sus cuerpo temblaban de incredulidad mientras intentaba borrar una y otra vez esa sensación, no podía creer que la había besado.

— Ayano, ¿no te gusto? —pregunto Riku quién dió unos pasos hacía adelante hacía Ayano pero ella rápidamente retrocedió unos pasos lejos de él como si le tuviera asco.

— ¿Por qué me besaste? —pregunto Ayano quién convirtió sus manos en puños mientras miraba con rabia al chico de cabello morado.

La chica sentía que Riku le había robado algo precioso cuando la beso.

Y eso no le gustaba en absoluto.

— Te bese porque me gustas Ayano. —dijo Riku con una expresión sería en su rostro lo que hizo que Ayano retrocediera unos pasos más.

— E-estás equivocado — tartamudeo Ayano, su flequillo negro proyectaba una sombra sobre sus ojos.

Ese chico acababa de confesarse y todo lo que podía sentir era un revuelvo en su estómago.

Ella ya no quería estar en ese lugar, no quería ver más la cara de Riku.

Todo lo que quería hacer era correr hacía en donde estaba el líder de artes marciales.

La pelinegra se encontró con la mirada del chico de cabello morado y continuó hablando.

— ¿Cómo puedes amar a alguien cuando ni la conoces?

— Pero te conozco, Ayano. — respondió Riku quién la mirada con sinceridad en sus ojos mostrándole que sus sentimientos hacía ella no era más que reales. —Eres la chica con la que quiero ser feliz... la que intento proteger tan desesperadamente.

— Lo siento pero no puedo ser esa chica porque no siento nada por ti, Riku Soma. —dijo Ayano quién lo miraba fijamente como si fuera un rifle de francotirador listo para disparar.

Su expresión era fría y sombría su aura se sentía como si estuviera en una tormenta de invierno.

Al final no importaba cuántas veces afirmará que la conocía nunca sabría la verdad.

Ella era una asesina y si alguna vez la veía así, sus palabras solo serían más que promesas vacías.

— Ayano... yo... — dijo Riku con voz apagada, su expresión era de incredulidad.

Por alguna razón este rechazó le había dolido más que el primero que fue con Kokona Haruka.

Quería que su confesión llegará a Ayano pero no pudo, ella no sentía nada por él.

Si no puedo tener a Senpai... [Ayando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora