Autobuses en el tiempo (5/12)

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¿Cómo?

—¿Cómo? —pronunció Perséi con un rostro tan amargado como nunca se lo había visto—. No puede ser.

—Tranquila, Perséi —habló Bleoga en tono tranquilizador—, tu mañana te unirás al equipo de coordinación para ayudar a gestionar la excursión desde el departamento de monitorización.

¿Enserio? Al fin, después de tanto esfuerzo, ¿lo he conseguido? ¿Iré al pasado?

Fue tal la mala noticia que recibió Perséi que se levantó de golpe empujando el pupitre flotante hacía adelante, este dio varias vueltas en el aire hasta que chocó contra una ventana que detuvo su avance.

—¿Cómo que yo no voy a ir? —vociferó—. ¡No podéis hacerme esto!

—¡Cálmate, Perséi! —respondió Bleoga en un tono más serio—. Este comportamiento no es propio de ti.

—¡Cómo quieres que me calme? —Empezó a andar hacía ella—. ¿Enserio preferís enviar a este engendro antes que a mí? ¡No puedo creerlo! —gritó coléricamente, se detuvo por unos instantes y después añadió—. ¡Tengo que estar en el viaje de mañana!

—¡Ya está bien! —gritó Bleoga—. ¡Fuera de clase inmediatamente! ¡En Mapallovurus no toleramos este tipo de comportamiento!

Perséi caminó hasta la puerta automática y se detuvo unos instantes, después se giró y me echó una mirada repleta de odio.

—¡Te vas a arrepentir de haberme quitado el puesto, inútil! —gritó señalándome con el dedo, seguidamente abandonó el aula.

Me arrepiento de no habértelo arrebatado antes.

Todos nos quedamos perplejos por su comportamiento.

Al pasar unos instantes el holograma mostraba unas nuevas imágenes, estas eran de una ciudad antigua. Bleoga siguió dando clase con la profesionalidad que tanto la caracterizaba, pues no parecía que la contienda con Perséi hubiese sucedido.

—Este era el lugar donde teníamos planeado ir, al antiguo Reino Unido, a Londres para ser más concretos. —Empezó a andar entre los edificios que se alzaban alrededor de ella como si de un gigante se tratara. Al instante, una nube apareció en la proyección, y los rayos y los truenos les quitaron protagonismo a los mismos edificios—. Como podéis observar, el día al que planeábamos ir estaba cayendo una gran tormenta eléctrica. «El ciclón Eydís» lo denominaron los antalet. El departamento que tenía que hacer los cálculos los hizo mal, seguramente debido al lio de cambio de calendarios. Al equivocarse de fecha, hemos decidido cambiar el lugar.

Mis compañeros empezaron a bisbisear entre ellos, haciendo comentarios como: «Se equivocaron de fecha? ¿Cómo es posible?», «¿Ha sido un problema técnico? ¡Hacía siglos que no teníamos uno!», «Ni siquiera los hermanos Nathad-Gloc cometieron un error de tal magnitud, ¡y fueron los primeros!», aunque cesaron en cuanto Bleoga les ordenó callarse. Cuando lo hizo, un compañero le hizo una pregunta:

—Pero ¿por qué no vamos a otra fecha en vez de cambiar de lugar?

—Ay, Buocroga, no me demuestres delante de tus compañeros que no estás atento en clase —resopló Bleoga—. No lo miréis así, al menos él ha sido capaz de admitirlo. —Se oyeron varias carcajadas entre los estudiantes—. Como ya sabréis la mayoría de vosotros, los viajes en el tiempo también tienen su propia línea temporal —empezó a explicar—. Para reducir las posibilidades de qué se cometieran paradojas temporales, los hermanos Nathad-Gloc establecieron una regla inquebrantable para cualquier máquina del tiempo que usara su tecnología. Esta regla establecía que una vez viajado a una época y regresado a la nuestra, al volver a esa época por segunda vez habría pasado el mismo tiempo que en la nuestra.

—Sincronización entre líneas —intervino una estudiante.

—Bien, Aurika. Al menos sé que no le he estado hablando al aire estos últimos años y alguien me ha escuchado. —Hubo varias risas más entre compañeros—. Lo que significa, que en ambas épocas pasan exactamente los mismos centatos a la misma vez.

»Mañana será la primera excursión de muchas. Hemos establecido excursiones incluso para el día del Gran Cataclismo. Ese día vendrá gente de todo el Universo. Lo que significa que no podemos cambiar la fecha de la excursión del Gran Cataclismo, y por ende, tampoco podemos cambiar la fecha de la excursión de mañana.

»Por suerte, no solo iremos a la época del Gran Cataclismo, y gracias a la regla de los veintiún años, que permite hacer varios viajes a la vez mientras el destino se encuentre a veintiún años o más de diferencia; a lo largo de los próximos años podremos visitar varias épocas y aprender de aquellos que nos precedieron.

»Vamos a la antigua España, porqué al igual que el Reino Unido, fue una de las naciones más dañadas por el Gran Cataclismo. Tenían costumbres algo diferentes al antiguo Reino Unido, pero nos servirá para ver cómo era la civilización de nuestros ancestros. —Cambió la imagen por una de la antigua España—. Quizá haga un poco más de calor que a nuestro destino inicial, pero nada que no podáis soportar. Usaremos las máquinas del tiempo que os he mostrado anteriormente. Quizá parezca que no tenga mucho sentido ir con máquinas que se asemejan más a autobuses británicos, pero como siempre digo, el diseño de un instrumento es lo de menos mientras su funcionalidad inicial vaya correctamente.

»Muchos de vosotros habéis estado aprendiendo inglés, pues era el idioma más importante del momento, y deseabais ir a una nación de habla inglesa como Estados Unidos, pero debido a que ya hay excursiones organizadas para estos sitios, sobre todo a Australia, donde el Gran Cataclismo es más impactante que en ningún otro lugar, hemos cambiado la excursión a otra nación diferente, pues de esta forma podremos estudiar diferentes nacionalidades.

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