Elosacower 54 (1/7)

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THEIA

9 de septiembre de 2030 (Calendario Gregoriano)

La Tierra

La momentánea mirada que mantuvimos pareció eterna. Sus ojos marrones barrieron mi figura de arriba abajo varias veces, manifestando su asombro con su expresión facial. Sus pupilas se alinearon con las mías mientras alargaba el brazo sujetando el kit con la mano.

—¿Es tuya? —pronunció en castellano.

¿Puede verme? ¡¿Cómo es posible?! Estoy alucinando, ¿verdad?

¡Una alucinación! Es era la única explicación plausible para que un antalet pudiera percibir mi presencia. El ojo dal había invisibilizado nuestra existencia a cualquier ser que durante ese periodo siguiese con vida. ¡Era imposible que él pudiera verme!

Is it yours? —volvió a preguntar el antalet, esta vez en un inglés con un acento muy marcado.

¡No es una alucinación!

Desesperadamente empecé a zarandear la mano de un lado al otro delante de su rostro, pero sus iris, en vez de hacer caso omiso al movimiento, como deseaba, estos la seguían como si de dos depredadores se trataran.

—¿Puedes verme? —manifesté al final en castellano, dándome cuenta que era la primera vez que hablaba el idioma con un nativo.

—Me parece que sí —comentó en un tono a la vez humorístico y sorprendido—. ¿Es tuya esta cartera?

—¡Si! —pronuncié a la vez que me hacía con el kit médico—. Gracias.

El chico se alejó con una sonrisa en el rostro, sin decir nada más, y accedió al interior de un restaurante que había a unos pocos metros de donde estábamos. Yo me alejé apresuradamente a más de una manzana del lugar, con intención de desaparecer de su ángulo de visión. Entonces inicié una llamada con Leo.

—Hola, Theia, ¿has encontrado el kit?

—Más bien, me lo han encontrado —le contesté de forma apresurada y nerviosismo en el tono de voz.

—¿Te lo han encontrado? —se sorprendió él—. ¿A qué te refieres?

—¡No lo entiendo! —repliqué mientras me llevaba las manos a la cabeza a modo de desesperación—. Un antalet ha encontrado el kit, pero eso no es lo peor de todo. ¡Me ha visto! ¡Por todas las puñeteras constelaciones! ¿Cómo es posible? ¿Es qué ha fallado algo del ojo dal?

Leo activó el modo de llamada holográfica, y del reloj se proyectó su figura, aunque no fue solo la suya la que se mostró, pues en la proyección fueron apareciendo Bleoga y otros profesores de otros departamentos de Mapallovurus, alarmados por lo que había ocurrido. Tan solo me había visto un antalet, pero esa pequeña interacción podía cambiar descomunalmente nuestra época, por lo que todos temíamos por nuestra propia vida.

—Theia, ¿qué ha ocurrido exactamente? —preguntó Bleoga seriamente—. ¿Cuándo ha sucedido esto?

—Hace tan solo un pentato. —Observé a lo lejos adonde había tenido lugar el desafortunado encuentro—. Él solo ha cogido el kit, sin más. Como si ignorara por completo la regla establecida por Ofiuco.

Al instante, la llamada se silenció y apareció Ofiuco hablando con los docentes del departamento de visualización y recreación. Todos delataban su preocupación en forma de mueca en el rostro.

¿Y si es lo que Nevari me ha estampado contra la cara lo que ha inutilizado mi indivisibilidad? Entonces me toqué el rostro. Las ampollas habían cedido, aunque el pigmento azul aún persistía. ¡No! ¡No puede ser! El antalet también ha visto el kit médico. ¡Debe ser otra cosa!

—Theia —pronunció Bleoga de inmediato—, con los del departamento de visualización y recreación estamos analizando la primera línea del tiempo en busca de alguna anomalía. De mientras, necesitamos que vuelvas con el antalet. Necesitamos saber si ha visto algo más. En cuanto tengamos información, te la comunicaremos en el acto.

Cuando alguien hablaba de la primera línea temporal, se refería a la línea temporal pura, aquella que si los natacowers no hubiéramos existido nunca, se hubiera prolongado hasta el fin de los tiempos como una sola línea recta. Sin embargo, cuando se producía un cambio en el pasado por un nitelán, por pequeño que fuese, esa línea se dividía en dos direcciones. Una de ellas permanecía idéntica a la línea progenitora, mientras que la otra era portadora de la modificación que se había realizado. La tecnología actual de la que disponíamos solo era capaz de sonsacar información de la primera línea del tiempo, pues para poder hacerlo de las demás, se precisaba saber el número de aquella línea del tiempo en concreto. Debido a que nunca se había llevado un registro, era prácticamente imposible saber en qué línea del tiempo nos encontrábamos.

—Pero... Pero ¿hablar con él no lo empeorará?

—¡Theia! —vociferó Bleoga en modo de desesperación—. Ese antalet ya sabe de tu presencia y la interacción que has tenido con él provocará un cambio. ¡Debemos arriesgarnos para sonsacarle todo lo que ha visto! —Se dio cuenta de su tono agresivo y paulatinamente intentó calmar su ira, acto que se vio reflejado en el resto de sus palabras—: Solo necesitamos que mantengas una conversación con él. Si ha visto las máquinas del tiempo necesitamos saberlo.

El holograma se desvaneció, obligándome a emprender esa tan extraña misión que me habían acabado de encomendar, cuyo objetivo principal era la de mantener contacto con ese chico del pasado.

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