Después de tomar mi libro de matemáticas del casillero estaba dispuesta a cerrarlo y caminar hacia el aula, pero un suave toque en mi hombro me hizo voltear a mi izquierda, donde me topé con dos hermosos ojos azules un sonrisa algo tímida justo frente a mi.
t/n-Hola John... -Pronuncié amable al ver la temerosa forma en que tomaba sus perfectas manos pálidas.
John-H-hola t/n, te... te ves muy bonita hoy... -Dijo con timidez y miedo en medio de un sonrojo bastante notable. Al parecer la falda negra y la camiseta larga a rayas que me había puesto aquél día había echo efecto en mas de un chico.
t/n-Gracias... -Le respondí sonrojada ante su piropo- Tu también te ves muy bien... -Dije mirando uno de los formales suéteres que portaba todos los días y su camisa blanca de manga larga debajo de este. Su altura me hacía apreciarle desde abajo su rubio y algo alborotado cabello, pero esto mismo le daba un aspecto adorable.
John-Y, bueno... me preguntaba si ibas a ir a la fiesta... -Me cuestionó mientras pasaba su mano por su nuca y acomodaba un poco su cabello.
Esto era completamente nuevo, ningún chico jamás se me había acercado a hablar o algo por el estilo, y mucho menos desde que pasaba tanto tiempo con los alumnos mas extraños del instituto, pero aquella semana mi ausencia de ellos fue mas que notable, y lo digo porque muchos alumnos que jamás se habían interesado en hablar conmigo se habían acercado para preguntarme como estaba o si Kaylie había hecho algo fuera de lo normal.
John era uno de los mejores alumnos que tenía la escuela, y todos esperarían que fuera un nerd cualquiera, pero no, por supuesto que no lo era, era alto, divertido, y muy, pero muy apuesto, cualquier chica habría sido afortunada de estar con él, además de que llevaba una excelente reputación, prácticamente era perfecto.
¿Acaso me estaba invitando a "salir"? Me quedé un tanto perpleja al pensar en esta posibilidad, no solo porque nadie jamás se había interesado en mi, sino porque todos sabían que John no tenía tiempo para esas cosas de enamorarse, o por lo menos era lo que siempre decía, y si era así, ¿Porqué a mi? ¿Porqué no a una de las niñas de plástico que hacían de porristas en el partido de los sábados? Realmente no lo sabía, pero si no le daba una respuesta, había solo dos opciones: O no me quedaba de otra más que ir a esa fiesta por no querer ser grosera, o hacer que se sintiera mal y no me volviese a hablar por pensar que estaba siendo grosera.
No supe que contestarle en ese momento, así que medite mi respuesta un par de segundos mas mientras el me miraba con duda y algo de temor a mi respuesta y seguía con sus manos entrelazadas esperando algo peor que el rechazo.
t/n-Bueno... -Le observé brevemente cuando lo sentí mirar hacia el piso con tristeza y arrepentimiento- La verdad es que no lo se... -Le di ánimos con una cálida sonrisa y ladeando mi cabeza un poco a la derecha.
John-Si no quieres ir conmigo no hay problema, enserio, yo solo... -Agitaba sus manos en el aire con ansiedad, pero no lo deje terminar de hablar, pues tomé una de sus manos entre las mías y le miré directamente a los ojos.
t/n-Oye, tranquilo¡ -Le consolé con una enorme sonrisa- Claro me gustaría ir contigo... -Fue como si no hubiera sido yo la que había dicho eso, como si una pequeñísima parte de mi cabeza que ni siquiera sabía que existía hubiera tomado el control de mi cuerpo y mente completamente- Solo... no se si voy a tener tiempo, es que tengo que hacer algunas cosas en la tarde. -Salvé mi oración ya totalmente cuerda, pero no dejé de acariciar levemente su mano, al menos no al instante, ya que algunos segundos después me di cuenta y la solté discretamente.
John-Oh... de acuerdo, entonces... ojalá que puedas ir, sino, bueno no se... p-podemos hacer alguna cosa otro d-día o..., es que no se, a lo mejor quisieras... b-bueno no, no si, no, como tu quieras... -Sabía perfectamente que quería, pero aún así no podía creerlo y al mismo tiempo si creía que le gustaba, quería salir conmigo y le daba pena preguntarme...
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MI ÚNICA ADICCIÓN | Boris Pavlikovsky
FanfictionSu voz era una canción que resonaba todo el día en mi cabeza... Sus manos eran tan frías que eran agradables sobre mi piel... Y su corazón tan inmenso que no sabía como entrar en el... Más al igual que una adicta, sentía que mi vida era inútil si no...