Había pasado por lo menos una semana desde que Kaylie había comenzado a molestarme, realmente no me resultaba tan molesto al principio, ella solo me tiraba papelitos en clase me matemáticas; cuando no encontraba algún cuaderno o libro en mi mochila, resultaba que ella lo tenía, e incluso no me hubiera sorprendido que hablase de mi a mis espaldas. Tres o cuatro días después, todo empeoró.
Ahí estaba yo, tendida en el piso de un callejón oscuro, fallidamente recargada en el muro sucio de ladrillos que construía el exterior de la sala de química, y la tenía de frente a ella, sonriente y con ojos malditos, observándome...
No sentía el labio inferior por el golpe que acababa de darme.
Yo solo estaba ahí porque, al parecer, una falsa Lily había dejado una nota en mi mochila clase de historia, diciéndome que necesitaba verme, extrañamente en un callejón oscuro, detrás de la escuela a la hora del receso. En ese momento, no recordé que Lily no iba en el mismo salón que yo.
Kotku- Y si alguien como, no se, la srta. Ingrid o algún maestro, Incluso Boris... -Se inclinó hacia a mi y me tomó bruscamente del mentón.- Te voy a hacer pagar por cada estupidez que has hecho desde que llegué...
Ella se dio la vuelta y se fue caminando, yo aún estática por el miedo no pude levantarme al instante, me quedé ahí sentada en el suelo, analizando con una expresión de horror lo que había sucedido. Ella estaba tras de mi todo el tiempo...
🚬
Mi comportamiento me habría extrañado incluso a mi, especialmente cuando estaba en el autobús escolar con mis dos mejores amigos, pero en ese momento solo podía dibujar círculos en mi mano con una pluma de tinta azul con dificultad mientras trataba de no mirar a las personas que estaban junto a mi, si mi tío casi se desmalla al escuchar que me había caído de las escaleras (siendo ese el mejor pretexto para no decirle la verdad) no quería saber como se pondrían Theo y Boris cuando me vieran bien. Claramente esto no era algo que pudiera ocultar con facilidad, y al parecer el dejarme el cabello suelto solo había despertado sospechas de parte de ellos dos, podría decir que Boris ya hasta lo había notado y lo único que que hacer cuando sentí su tacto frío sobre mi cara fue sentir como los escalofríos subían por mi columna vertebral.
Boris-¿Qué te pasó? -Preguntó cuando Theo se distrajo mirando por la ventana, lo había notado muy extraño esos últimos días.
t/n-Me caí en mi casa... Pero no te preocupes, estoy bien, y-ya no me duele... -Fingí una sonrisa dulce, de esas que a Boris no le gustaban para nada. Solo me miró mal, como si supiera que estaba mintiendo, pero no me dio tiempo de pensar en eso, el también tenía algo notorio en su rostro.- ¿Tu también?... -Acaricié de igual manera su pómulo, junto al moretón que manchaba su piel color nieve. Boris sonrió de lado con esfuerzo.
Boris-No importa... -Dijo casi forzadamente.
t/n-Eto byl tvoy papa?... -Theo no entendía ruso, aún cuando el mío no era muy bueno, tampoco sabía que el papá de Boris lo golpeaba cada tercer día, (en resumen, cada vez que lo veía) y supuse que esa era la mejor forma de que no fuese comunicado de nuestra charla. Observé como las pupilas de Boris se delataban y sus ojos se cristalizaban. Sin duda había sido él.
Boris-No te preocupes por eso... -Me dijo en un casi susurró para después volver su vista hacia el suelo, sin embargo, segundos después se volvió a acercar a mi y recargó su cabeza en mi hombro y cerró los ojos, al parecer perdido en sus pensamientos.
Me parecía tan hermosa la vista que tenía en ese instante y la sensación que me recorrió entera. Su cabello de un perfecto color carbón, enroscado de las puntas pero lacio de las raíces, su lechosa piel salpicada de motitas cafés a las cuales llamamos pecas, su olor tan peculiar a cigarrillos y vodka ruso que me parecía realmente reconfortante, sus frías y pálidas manos rozando las mías y sus labios, rosados y un tanto resecos...Lo quería tanto, pero tanto, que incluso podría decir que me dolía...
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MI ÚNICA ADICCIÓN | Boris Pavlikovsky
FanfictionSu voz era una canción que resonaba todo el día en mi cabeza... Sus manos eran tan frías que eran agradables sobre mi piel... Y su corazón tan inmenso que no sabía como entrar en el... Más al igual que una adicta, sentía que mi vida era inútil si no...