4- Pink

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La vida es hermosa. Aunque a veces la estás viendo del lado equivocado.

Aún recuerdo la vez que le presenté mi novio a mi padrastro. Él estaba nervioso, por alguna razón. Yo le insistí en que John era una buena persona y que no era celoso. Además, él ya lo conocía.

—¿Tiene que ser hoy? —preguntó mi angustiado novio, acomodándose la corbata del uniforme.

—Hace un mes que lo queremos hacer formal —puntualicé—. Ya Alek y Kira lo saben ¡Incluso tu madre está al tanto!

—Es que no estoy listo...

Alek, que caminaba al lado de nosotros, solo caminaba negando y quitándose el cabello castaño de los ojos. Me volteé para preparar mi mejor sonrisa. Y lo miré con ojos de cachorrito. Estoy segura de que ví una gota de sudor bajando por su sien.

—Está bien —suspiró.

Le dí un corto beso en los labios. Kira hizo una mueca de asco.

—Te quiero —sonreí.

Para su buena o mala suerte. John estaba apoyado en su auto esperandonos. Cuando llegamos, nos saludó como lo hacía siempre.

—Buenas tardes, jóvenes —dijo con aire gentil—. ¿Que tal la escuela?

—Aburrida —dijo mi hermano metiéndose al auto.

—Ya podrán quejarse de las tareas en casa.

—Un momento —corté—. Jared tiene algo que decirte.

Se detuvo en seco. Jared respiró hondo antes de hablar.

—Am... señor Powers. Usted ya me conoce, pero ese no es el punto.

John parpadeó confuso. Y estoy seguro de que Kira estaba conteniendo una risa.

—Verá... ya ha pasado un tiempo desde que Pink y yo empezamos a salir. Para ser más exactos, como tres meses. Y queríamos hacerlo más formal. Así que... estoy pidiendo su aprobación.

John se quedó en silencio por unos segundos que parecieron eternos. Luego solo soltó una carcajada. Jared se estaba desesperando, ya estaba apretando los dientes. Hasta que por fin John le respondió.

—Jared... —puso una mano sobre su hombro— tú ya eres como de la familia. Y sé que si le gustas a Pink, es porque ella ve algo muy especial en ti. ¿Lo sabes, verdad?

Jared asintió y soltó todo el aire que tenía contenido.

La situación en la que me encontraba ahora me trajo ese recuerdo junto con una nostalgia indescriptible. Recordar esos momentos me hacía muy feliz.

Estaba con Vanessa en la entrada del cine esperando a Alek. Dijo que tenía que presentarme a alguien. Eso es algo muy inusual e importante cuando viene de mi hermano. Sentí que alguien me tocó por la espalda y me sobresalté.

—¡Ah! —dije y me volví hacia atrás— Hola, Cecil.

Conocí a Cecil un día que fuí a ver a Alek. Vanessa ya lo conocía porque compartían algunas clases. Una sobre magia musical y también otras que en realidad no recuerdo.

—¿También viniste a ver una película? —preguntó Vanessa poniendo los ojos en blanco.

—Vine porque Alek me dijo que viniera a esta hora. Supongo que ustedes también.

—Acertaste —sonreí gentilmente—. No sabía que vendrías.

—Fue algo de último momento. En realidad no sé, no hablo mucho con él. Es decir, se supone que vivo con él desde hace un mes pero... —él no hallaba las palabras, pero sé exactamente lo que él intentaba decirme.

La nación de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora