Este es un problema más grande. No sabía que habían dragones aquí. ¡Quizás consiga un unicornio!
Los colores de los uniformes tenían un valor importante en la organización de la escuela, ya que se regían por el zodiaco de cristal. En el caso de Alek y yo, usábamos un uniforme azul índigo, que representaba el último signo: Lapislázuli. Al parecer los fundadores del refugio tenían la teoría de que los signos influían en los poderes de cada destinado. Se supone que mis poderes tienen que ver con cambiar y manipular cosas. En una sola palabra: influencia.
Mi amiga Vanessa usaba uniforme morado. Que se supone que tenía algo que ver con magia espiritual. Pero, esa mujer hablaba mucho más de arquitectura, que de espiritus.
—Estoy segura de que ví ese símbolo en algún libro.
En los planos del portal, creados por mi padre, que probablemente era, el hombre más inteligente —o más loco— de los dos planetas, habían cinco símbolos en unas rocas triangulares. Vanessa afirmaba haber visto uno de los símbolos en algún lugar. Ya llevaba dos días buscando hasta la madrugada. Revisando todos y cada uno de los libros y pergaminos que estaban desperdigados por todo el departamento. El único lugar libre era mi habitación.
—¿Cuántos libros has leído en tu vida? —cuestioné.
—Pues, suelo terminar tres por semana y comencé a leer seguido desde los doce años así que... —comenzó a calcular— unos ciento cincuenta y seis al año... en total unos seiscientos al menos.
Suspiré quejándome. ¡¿Qué persona Lee tantos libros?! Ni siquiera Alek llegaba a tal punto. Él era más de investigar todo por su propia cuenta.
—Pero estoy segura de que ese símbolo lo ví hace poco. Al menos sé que fue en los últimos seis meses. Quizás en... —se le iluminó la mente— Oye... ¿con qué sustancia potenciaban su portal? No había magia, por lo que debieron usar algún combustible.
—Acertaste. Pagamos mucho dinero a personas muy locas para que encontraran lo que necesitábamos. Cinco sustancias muy raras.
—¿De dónde provenían?
—Una la encontraron en el Everest, una montaña. La segunda, fue extraída de un meteorito. La tercera, de un volcán. Otra de la tierra, pero muy muy profundo.
—Falta una más. Dijiste cinco.
—Sí, la más complicada de obtener diría yo. La sacaron de la fosa de las marianas. Una cueva submarina muy profunda y muy peligrosa. ¡Oye, enserio esa gente estaba muy loca! —recapacité.
Vanessa comenzó a conectar puntos.
—Submarina, agua, mar... ¡la Nación del Mar!
Se fué corriendo a su cuarto. Escuché como lanzaba las cosas al suelo por unos instantes, hasta que salió con un pequeño diario muy viejo con cubierta de cuero.
—¿Que encontraste, cerebrito?
—Este explorador, logró adquirir un poder que le permitía sobrevivir bajo el agua. Él visitó el Reino acuático y dibujó esto.
Me mostró una página, color beige, en la que estaba dibujado el mismo símbolo en la misma roca triangular. No sabía que relevancia tenía eso, pero seguí escuchándola porque sinceramente sí se me hizo interesante.
—Dice que es una fuente de poder, muy particular y muy poderosa también. Posee magia del mar. Al parecer es del tamaño de una manzana y está custodiada por la familia real.
—Sí, se parece un poco a lo que usamos para potenciar el portal en la tierra. Muy particular, muy poderoso y extremadamente complicado de conseguir.
—Según lo que puedo deducir, cada una de estas rocas triangulares representa el poder de un reino. Son cinco.
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La nación de cristal
FantasiaEste libro cuenta la historia de los gemelos Prince, que atravesaron un portal para buscar información sobre su familia, encontrándose con todo un mundo nuevo, dónde las personas mágicas son separadas de la sociedad y posteriormente militarizadas. ...