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           "Ya no existe el team Lesmiah"

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  "Ya no existe el team Lesmiah"

Celeste's pov

Había pasado una semana.

Una semana sin escuchar una palabra dirigida hacia mi de Jeremiah.

Una semana sin ir al club a trabajar, solo a lo de las debutantes.

Una semana que me hace replantear que la he cagado al máximo, pero ni si quiera sé en qué.

Una semana que hace que me quiera ir cargando leches devuelta a New York.

Ahora mismo estábamos en la piscina, jugando a un partido de Volley. Íbamos tres contra dos, y claro. No iba con Jeremiah, él ni si quiera me había mirado a la hora de escoger equipos.

Me estaba empezando a sentir incómoda al lado de la persona que podía decirse que era mi casita.

Suena muy ñoño decirlo, pero era él, el que siempre me añadía en los planes. Con el que hablaba hasta las tantas, y nunca nos cansábamos. Con él tantas cosas, y ahora nada.

Empezamos a jugar, íbamos Conrad, Steven y yo contra Bells y Jeremiah.

— ¡Os vamos a reventar! — gritó Steven.

Mi hermana se rió — ¿Te recuerdo quien ganó la copa el año pasado en Volley?

Mi hermano negó con la cabeza, y Conrad habló — Yo también estaba en ese equipo así que.

Yo me reí, y Jeremiah hizo el saque inicial. La bola pasó de un campo a otro como si no nos costase nada, hasta que Bells se puso intensa, y Conrad también.

Empezaron anotando puntos ellos, pero Conrad hizo corrillo con nosotros.

— Su punto débil son los remates al fondo, ya sabéis lo que hacer.

Ambos asentimos, y empezamos de nuevo el partido. Cuando teníamos la oportunidad rematábamos. Una y otra vez. Y así fue como ganamos.

Ellos suspiraron derrotados, y como fui yo la que marqué el último punto, Conrad me cogió en sus hombros, y los celebramos.

Salimos de la piscina, y nos sentamos en las hamacas. Conrad fue a por unos helados. Les trajo a todos y a mi me trajo mi querida tarrina.

— Estuve pensando en una cosa — dijo.

— Dispara — dijo Jeremiah.

— Hay una tradición, creo que es en España, donde la noche del veintitrés de junio, a la del veinticuatro, saltan una hoguera, donde ahí queman cosas, como los apuntes del curso, o cosas que ya no utilices — hizo una pausa — También tiran un papelito donde escriben lo que quieren dejar ir, y un deseo para lo que quede este año.

— Pero Conrad — dijo mi hermano — Hoy es veintitrés.

— Lo sé, ¿os apuntáis?

Todos aceptamos, y fuimos a buscar cosas para quemar. La verdad no me esperaba que fuese Conrad el que propusiera eso.

Siempre solía ser Jeremiah el que organizaba las fiestas, o por lo menos hablaba de ellas.

Cuando estuvimos a punto de entrar en casa, Jeremiah y yo nos chocamos. Básicamente no cogíamos ambos por la misma puerta.

Fue él el que se apartó, y me dejó pasar.

— Gracias.

Como siempre, sin respuesta.

Subí hasta la habitación que compartía con Belly.
Ella ya estaba rebuscando en los cajones, y yo toqué a la puerta.

— Hola Bells, ¿te puedo ayudar?

— Claro — hizo una pausa y se acercó a mi para cerrar la puerta — Tenemos que hablar.

— Si te preocupa que se lo haya contando a Jeremiah, tranquila no lo hice.

Básicamente porque no hablamos.

— No, justamente de eso quería hablarte, ¿por qué no se lo dijiste? Ósea os llevo viendo toda esta semana, no os habéis acercado, ni si quiera habéis ido juntos en el equipo de esta tarde, y siempre erais vosotros contra nosotros, ¿que pasa?

— No lo sé.

— Cele... puedes confiar en mi, me gusta que me cuentes tus cosas, aunque no siempre seamos las mejores hermanas.

Me senté en cama aguantando las ganas de llorar — Casi nos besamos.

Eso hizo que abriese la boca — ¿¡Que?!

— Si, y Conrad nos interrumpió — ella se rio por lo bajo.

— Siempre tan oportuno.

— La cosa es que, desde ese día evita a toda costa cualquier contacto visual conmigo, y tampoco me habla.

—Que capullo.

— No, supongo que querrá mantener distancia porque nunca quiso que lo de la cocina pasase.

— O a lo mejor solo se está aclarando, ya sabes cómo es Jeremiah.

— Es mi mejor amigo, sé cómo es, por eso sé cómo es con las chicas...

— ¿y me estás diciendo que es así de cabrón?

— No.

— Pues ya está, dale tiempo.

— Pero Bells, ¿y si ya no quiero esperar más? — eso hizo que llamara su atención — Llevo colada de él desde que tengo uso de razón, quizá que ese beso no pasara sea señal suficiente de que tengo que empezar a olvidarme de él.

— El primer amor nunca se olvida del todo, pero si tú crees que es lo que quieres y necesitas, será hora de olvidarse de ricitos.

Esa era el mote que utilizábamos cuando hablábamos de él en secreto.

Era un poco obvio, pero tenía nueve años cuando se lo puse.

Me reí nostálgicamente, si es que eso tiene algún sentido,  y llenamos una bolsa entera con cosas para quemar en la hoguera.

Me reí nostálgicamente, si es que eso tiene algún sentido,  y llenamos una bolsa entera con cosas para quemar en la hoguera

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Do you even think about me? || Jeremiah FisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora