Ritual

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Espero que les guste~

Nota: ¡Muchas gracias a hikaru-fukawara por toda la ayuda! ¡Eres mi salvadora! 

:3

-Debió crearse a partir del incidente- comento Nezha, sorprendiendo a todos los presentes. El príncipe estaba atento a la conversación pero mantenía sus ojos en el menor

-No lo sé pero...-Tango negó con la cabeza, apretó los labios mientras leía un poco más. -Leyendo el complejo ritual....- no le estaba gustando mucho lo que estaba leyendo al decir verdad. -Dice que hay dos rituales: uno para entrar a los sueños y otro para poder verlos-

-Si es así, creo que lo principal es entrar y salvar a MK- Wukong se cruzo de brazos, ansioso por golpear a aquella cosa que se había metido con su alumno. -No podemos darnos el lujo de ver solamente-

-¡No a costa de arriesgar a quedar atrapados allí! -señalo el pergamino, gruñendo con enojo. El dios solo quería saltar a la acción pero en esos momentos no se podía hacer algo así. -¡No es como entrar a una casa y ya!- bufo. -Es meterse a la mente de alguien y arriesgarse a lastimarlo, el mundo de la mente es delicado- todos hicieron una mueca ante eso, no quería lastimar al menor. -No podemos simplemente entrar, es peligroso. La mente de alguien es frágil, mutable, y entrar allí espiritualmente es...difícil...podemos producir daños irreparables- y eso sonaba peor.

-...pero tampoco podemos simplemente quedarnos de brazos cruzados- Macaque hablo, moviendo ligeramente la cola con irritación. Entendía lo que el humano estaba diciendo pero también había otros problemas que resolver. -Mientras hablamos, esa cosa esta corriendo libremente por la mente de MK y comiéndose todos sus recuerdos...- había tensión entre ellos. -...entiendo los peligros, entiendo lo delicado que es la mente y toda esas cosas pero él...- señalo hacia MK, quien parecía aturdido, mirando a su alrededor con confusión. Eso no era una buena señal. -...se esta muriendo- y recordar eso era horrible para todos. Se miraron entre ellos, tensos y en silencio, sin saber exactamente que decir. Había peligros, muchos de ellos, pero la posibilidad de perder a su amigo...eso era peor que todo lo demás.

-Tiene razón...- suspiro Pigsy, rompiendo el tenso silencio que había en el lugar.

-Pigsy...- Tang lo miro con ojos suplicantes, abrazando el pergamino contra su pecho. Temía usar esos rituales, temía el daño que podía causar causar al menor, no quería hacerlo al decir verdad.

-...no tenemos otra salida- negó el chef, sintiéndose mal ante la tristeza en la cara ajena. Miro con tristeza a quien consideraba su hijo, luciendo atontado y confundido, obviamente perdido y sin reconocer en donde estaba. Se imagino a aquella cosa devorando sus recuerdos, consumiendo todo aquello que hacia MK quien era y la ira lo lleno por completo. No quería arriesgarse, temía arriesgarse con los rituales y terminar haciendo más daño que bien pero tampoco quería quedarse quieto, necesitaban hacer algo antes de que fuera demasiado tarde. Al menos, debían intentar.

-¿Que necesitamos?- Mei miro a Tang con seriedad, quien parecía al borde de querer llorar.

-Energía espiritual...- murmuro lentamente.

-¿Energía espiritual?- Sandy ladeo la cabeza, confundido. -¿Es una clase de poder?-

-Es una energía que todos tenemos en nuestro interior- respondió Red Son, haciendo una ligeramente mueca. Explicar algo así era un poco complicado. -Es como la fuerza del espíritu, es difícil explicarlo para que su cerebros de fideos no se sofríen- bufo ligeramente.

-No sólo eso...- el de anteojo se enderezo. -Necesitamos también una persona en el exterior. Alguien que haga el "puente" o que la entrada sea posible- dio vuelta el pergamino, mostrando las poco visibles imágenes de tres cuerpos atados o conectados por medio de cuerdas el uno al otro. Wukong miro a MK y luego a Macaque, dejando escapar un ligero suspiro, sabiendo que que era necesario. Agarro rápidamente la muñeca ajena y dio un paso adelante, llamando la atención.

-Iremos- anuncio con seriedad, ignorando la mirada fija de su contraparte en su nuca.

-¿Disculpa?- enarco una ceja el mono de las sombras, dando un fuerte tirón y haciendo que el dios lo mirara. -Esto no es un juego, Wukong. Tampoco es una loca situación para que te hagas el héroe- gruño. -Nezha debería ir, es el más cuidadoso de todos aquí- señalo hacia el mencionado, quien miraba al mono de pelaje claro con el ceño fruncido.

-No puede- negó Tang, llamando su atención. -Aquí dice que se debe tener un gran control de energía espiritual...- los miro. -...y ustedes entrenaron con eso, viven con eso, son los que mejor lo controlan- miro de reojo a Nezha. -Además, necesitare un relevo por si se me agota la energía- agrego después de pensarlo un poco más, el príncipe asintiendo ante sus palabras.

-Maldición...- el mono de las sombras se rasco la nuca. -Bien, hagamos esta locura- y se dispusieron a prepararse para el viaje más raro que iba a hacer hasta el momento.

Juntaron unos colchones y los colocaron en medio de la sala, uno al lado del otro para que los tres estuvieran cómodo. Mei salió corriendo para buscar alguna cinta roja, con Sandy le hizo un té relajante a MK, quien se lo tomo y cuando termino, se recostó, empezando a quedarse lentamente dormido. Mientras tanto, Tang dibujo con algo de tinta en las frentes de los monos, copiando los símbolos que mostraba el pergamino, atando uno de los extremos de las cintas rojizas que la chica había encontrado a las muñecas ajenas y el otro a las muñecas de MK, quien estaba acostado en medio ya dormido. 

-Ya va la ayuda, MK- murmuro el de anteojo con suavidad, inclinándose para dejar un ligero beso contra la frente del menor, para después dibujar unos símbolos allí con tinta negra. -Recuerden tener mucho cuidado allí dentro. Si mueren, no podrán salir- se enderezo, mirando a los monos con seriedad. -Busquen al "yo interno" de MK dentro de su mente y protéjanlo...-

-...¡y maten a ese maldito Baku!- agrego Mei con expresión asesina.

-...eso también- asintió ante las palabras ajenas. -¿Listos?- los monos asintieron sin dudar y el de anteojo respiro profundo, apretando ligeramente el pergamino que tenía entre sus manos. Empezó a leer las palabras que allí decían, con confianza y en voz alta, una energía dorada empezando a rodearlo. A medida que el adulto recitaba, los monos se empezaron a sentir somnolientos, sus ojos cerrándose lentamente, sin notar como las cintas atadas en sus muñecas y los símbolos en sus frentes brillaban ligeramente. Todo el ruido a su alrededor se desvaneció para ellos, se sintieron flotar en la nada y de repente, estaban cayendo rápidamente, un extraño tornado de colores rodeándolos. Fue extraño y algo aterrado pero ya no había vuelta atrás para ninguno de los dos.

Monkie Kid: Baku el devoradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora