Olvidando

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Espero que les guste~

MK tarareo, con la música de su lista de reproducción sonando por sus auriculares y caminando al compas de la música, haciendo algunos pasos de baile, dando una rápida vuelta antes de tocar con el puño una puerta.

-¡Pedido de fideos, aquí esta!- sonrío enormemente hacia le persona que abrió la puerta, extendiendo el pedido bien envuelto. La persona agarro el pedido con un agradecimiento, desapareciendo dentro de la casa y volviendo al poco tiempo con dinero, entregándolo y cerrando la puerta. MK sonrío, guardando la paga y volviendo al carrito, sentándose tras el volante, sacando su teléfono para ver la dirección del siguiente pedido. Sintió un piquete, seguido de un punzante y muy momentáneo dolor en su nuca, algo que decidió ignorar, rascándose ligeramente el lugar y guardando su celular, arrancando el carrito para la siguiente entrega. Vuelve a la tienda al terminar, dispuesto a ver si hay más pedidos por entregar. -¡Ya volví, Pigsy!- entro con una gran sonrisa, entregando el dinero a su jefe.

-Bien hecho, chico- sonrío el demonio cerdo, aceptando el dinero, contándolo antes de guardarlo en donde pertenecía. -Tienes suerte, no hay pedidos por el momento- sirvió un tazón de fideos, colocándolo en la mesada.

-Almuerzo~- esta tan aliviado, tiene mucha hambre. Antes de poder sentarse, se sobresalta ante los pequeños brazos que rodean su cintura, bajando la vista para ver a la pequeña niña de cabello negro que lo estaba abrazando.

-¡MK!- Vi sonríe enormemente, apretando ligeramente su agarre en el chico. -¡Volviste!- había estado esperando, queriendo contarle lo que había hecho en la semana.

-Si...volví...- mira a la menor, confundido, acariciando ligeramente la cabeza ajena. -¿Te...conozco?- no pudo evitar preguntar, sin poder recordarla exactamente. La niña alza la vista para mirarlo, notando su sincera confusión, su corazón estremeciéndose un poco. Hay un tenso silencio de repente en el pequeño restaurante, todas los ojos fijos en el par, más específicamente en el chico.

-No bromees- lo suelta lentamente, mirándolo con los ojos bien abiertos. Él luce sinceramente confundido y ella no cree que él jugaría un tipo de broma así. -S-Soy Vi...somos amigos...- lucha contra las ganas que tiene de llorar, dolida de ser olvidada tan de repente. Solloza, retrocediendo.

-Awww, ven aquí- Mei se le acerca, abrazándola con suavidad, acariciando suavemente su espalda mientras la niña llora.

-L-Lo siento- MK se siente culpable por hacerla llorar, no era su intención.

-¿Estas bien, chico?- pregunto Pigsy con preocupación.

-¿Te golpeaste la cabeza?- Tang deja su comida y se levanta para acercarse al menor, revisando la cabeza ajena, sin encontrar ningún bulto que indique un fuerte golpe.

-No- niega rápidamente, solo haciendo que todos los presentes se preocupen aun más..

-¿Qué esta pasando aquí?- se volteando ante la repentina voz, viendo a Macaque emergiendo de una sombra, mirando a su alrededor.

-¡M-Macaque!- chillo al verlo de repente. Hizo aparecer su bastón, apuntando uno de los extremos hacia el mono, quien es rápido para levantar las manos. 

-Whoa, Kid, tranquilo- el mono de las sombras frunce el ceño ante la actitud ajena, confundido y algo preocupado. El chico lo recibía siempre con una gran sonrisa y un abrazos, no con el extremo del bastón mágico apuntando a su cara. -No estoy aquí para atacarte-

-¿No?- baja lentamente el bastón. -Tu me engañaste, te robaste algo de mi...- se toca ligeramente el pecho. -...algo de ellos...- mira a sus amigos de reojo, más confundido con el paso de los segundos. -...algo...algo importante...- todos se miran entre ellos de reojo, preocupados ante la actitud ajena. Algo estaba pasando, algo serio al parecer.

-Hey, hey...- el mono hizo un gesto, llamando la atención del confundido chico. -...¿puedes guardar eso, Kid?- señalo hacia el bastón, usando un tono amable para preguntar. No quiere ser brusco y que el chico sienta la necesidad de atacar.

-¿Guardar?- mira hacia su mano, sus ojos abriéndose ligeramente los ojos, como si recién se diera cuenta de que tiene su bastón. -Oh...- duda un poco pero lo hace pequeño, guardándolo rápidamente. El mono hace una seña, Mei alejándose con la angustiada chica, ya sacando su teléfono para llamar a su madre. Ella no debía estar allí por el momento.

-Bien- se acerca con pasos lentos y cautelosos. -¿Sabes quien es?- señala hacia el chef, quien parece tenso ante la pregunta.

-Es...Pigsy- responde después de verlo por unos segundos.

-Bien- asintió. -¿Y él?- señalo hacia el humano con anteojos esta vez, quien oculta sus temblorosas manos dentro de sus grandes mangas.

-Es...Es Tang- tarda un poco más.

-¿Y ella?- señala hacia la puerta, donde se puede ver ligeramente a la chica dándoles la espalda, esperando al parecer que la madre de la niña viniera.

-...Mei-Mei- juega con sus manos ligeramente.

-¿Y yo?- teme la respuesta pero necesita saberlo.

-...Macaque...Macaque...Macaque...algo...- no parece recordar lo que continua al parecer. Es un alivio agridulce, sabe su nombre pero esta empezando a olvidar. -...me atacaste...y había algo más...era grande...- debe estar refiriéndose al gran mono de sombras que usa para pelear a veces.

-Esto es malo...- frunció el ceño. -No dejen que se valla- le dice al demonio y al humano, hundiéndose en una sombra sin esperar una respuesta. Aparece en el hogar de Wukong, buscándolo con la mirada, notando que este estaba recostado sobre su nube a unos metros sobre el suelo. -¡Wukong!-

-Estoy ocupado- bufo el mono, llevándose otra fritura sabor durazno a la boca, masticando ruidosamente.

-Baja tu holgazán trasero aquí...- gruño, molesto por la actitud ajena. Esta apurado y el bastardo esta despreocupado. -...tu sucesor esta en problemas- y en un parpadeo, el dios esta frente a su contraparte, mirándolo con ojos serios.

-¿Qué paso?- pregunto con seriedad.

-Es lo que debemos averiguar- hace un gesto y los hunde a ambos en una sombra, llevándolos a la tienda de fideos, donde Tang, Pigsy y Mei están locos de preocupación, intentando que el confundido y desorientado chico no saliera del lugar.

-...odio el viaje en sombra- se estremece Wukong cuando emergen, haciendo una mueca.

-¡Monkie King!- MK se suelta del agarre de sus amigos y se lanza hacia su maestro, quien parece confundido pero abre los brazos, sosteniendo al menor. -¡Estoy tan aliviado de que estés de vuelta!- le da un apretón, separándose un poco para ver al mayor a los ojos. -No tienes idea de lo que te perdiste, aprendí a cambiar de forma, también a encogerme pero me caí por las tuberías y termine abajo...en algún lado...- hace una mueca, al parecer luchando para continuar. -...con alguien...había una niña rara...- se lleva una mano a la frente. -...una niña rara...de cabello blanco...hacia mucho frio- el mono se estremece ante esos, sus manos aferrándose ligeramente al menor. Esta preocupado, muy preocupado, el chico parece recordar bastante pero al mismo tiempo, hay muchos huecos en su memoria.

-La derrotamos- lo corta. Es algo brusco pero hablar de ella es incomodo para todos.

-¿Derrotamos?- lo miro, frunciendo el ceño con confusión. -¿A quien?- ladea la cabeza.

Monkie Kid: Baku el devoradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora